Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Noviembre 3
Memoria de San Martín Porres, OP
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Aprecien todo lo santo * El Señor es quien salva a los
justos * Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
Textos para este día:
Filipenses 4,4-9:
Hermanos: Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡alégrense! Que la
benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se
inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la
oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda
inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, aprecien todo lo que es verdadero y noble, cuanto hay de
justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo que sea virtud y merezca
elogio. Pongan por obra cuanto han aprendido y recibido de mí, todo lo que yo he
dicho y me han visto hacer; y el Dios de la paz estará con ustedes.
Salmo 36:
Confía en el Señor y haz el bien, / habita tu tierra y practica la lealtad; / sea el
Señor tu delicia, / y él te dará lo que pide tu corazón. R.
Encomienda tu camino al Señor, / confía en él, y él actuará: / hará tu justicia como
el amanecer, / tu derecho como el mediodía. R.
Apártate del mal y haz el bien, / y siempre tendrás una casa; / porque el Señor
ama la justicia / y no abandona a sus fieles. R.
El Señor es quien salva a los justos, / él es su alcázar en el peligro; / el Señor los
protege y los libra, / los libra de los malvados y los salva / porque se acogen a él.
R.
Mateo 22, 34-40:
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado
callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le
preguntó, para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?»
Jesús le respondió:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es
semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos
mandamientos se fundan toda la ley y los profetas»
Homilía
Temas de las lecturas: Aprecien todo lo santo * El Señor es quien salva a los
justos * Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
1. Todo en contra
1.1 Las condiciones de cuna y de infancia de Martín de Porres tenían todos los
ingredientes para crear y criar un resentido social. De raza morena, hijo ilegítimo,
pobre de recursos, Martín tenía la combinación perfecta para renegar de su vida y
detestar al resto de la humanidad. No fue así, y es importante ver en este hecho la
raíz de su experiencia del amor de Dios y de la victoria de ese amor sobre todas las
barreras que nos separan a los seres humanos.
1.2 A veces consideramos que la marginación o la injusticia tienen más poder del
que en realidad tienen. El tamaño de un dolor o el tamaño de una ofensa no son
cosas que puedan medirse en términos absolutos. A quien tiene poco amor
cualquier carencia le resulta intolerable y cualquier agravio le resulta devastador.
Aquel, en cambio, que ha recibido mucho amor y que lo ha cobijado en el alma,
mira de otro modo las visitas del despojo o del sufrimiento.
1.3 Claramente, en el caso de Martín el amor hizo casa en su alma, de modo que
los insultos o humillaciones no pudieron enfriar ni desocupar las riquezas que Dios
había puesto primero.
2. Martín de la Caridad
2.1 Sin embargo, la razón por la que Martín es recordado e invocado más a menudo
no es por esa fortaleza interior frente a la adversidad o la humillación externa sino
por la inmensa obra de su caridad. Por supuesto, uno nota que las dos cosas van
unidas: el mismo amor que le ayuda a uno a relativizar el tamaño de una ofensa lo
mueve a uno a dar cuidado y afecto a los que lo necesitan.
2.2 Tres notas se destacan en la caridad que lleno la vida del humilde religioso. Su
caridad fue constante, fue universal y llevó siempre el sello de la alegría.
2.3 La caridad es constante cuando no depende de episodios de filantropía o
explosiones de sentimentalismo. La caridad es universal cuando hunde sus raíces
en Dios, creador de todos y en quien todo lo creado halla su razón de ser. La
caridad es alegre cuando la persona no se siente protagonista sino que más bien se
mira como el primer beneficiado en el acto de amar.
Fr. Nelson Medina, O.P.