Escuela de amor
Toda la vida es aprender a amar. El seguimiento de Jesús es escuela de amor.
Cristiano/a es quien sabe amar. Y la vida se torna feliz sólo en la fiesta del amor.
Aprendemos muchas cosas. Somos expertos en algo. La ciencia, la tecnología nos
abruman, nos sorprenden a diario y sin embargo, no llenan el corazón, no satisfacen
nuestra ansiedad. Hay algo más allá de ciencia y tecnología juntas: El amor.
El diálogo entre el maestro de la Ley y Jesús tiene sus peculiaridades: Es
desprejuiciado, Jesús se torna alumno disciplinado y responde con gusto a una pregunta
seria. Su interlocutor, primera vez entre los fariseos, es sincero, honesto, comprometido.
Y ambos se concretan en una praxis de profunda espiritualidad: El amor.
El corazón tiene un oído fino, capaz de escuchar la voz interior del Espíritu, también la
voz de la conciencia y el ritmo ascendente de la elevación mística. Es la música callada
de que habla San Juan de la Cruz, la melodía, lenguaje expresivo, único del amor. Y en
éxtasis sublime, la vida se vive cantando la pasión del amor.
Toda la Ley se resume en este único mandamiento: Ama. La novedad que Jesús
imprime al Mandamiento del amor está en hacer un solo mandamiento del amor a Dios
y el amor al prójimo. Ya no queda ningún resquicio para el engaño: Amas a Dios si
amas al prójimo y, viceversa, amas al prójimo, entonces, amas a Dios. Es la fusión de
una fe que se hace vida sólo, solamente en el amor.
Cochabamba 04.11.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com