Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 31, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo * Que
se alegren los que buscan al Señor. * Habrá alegría en el cielo por un solo pecador
que se arrepienta
Textos para este día:
Filipenses 3, 3-8a:
Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios, y que
ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque, lo que es
yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y si algún otro piensa que
puede hacerlo, yo mucho más, circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de
nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los cuatro costados y, por lo que toca a
la ley, fariseo; si se trata de intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser
justo por la ley, era irreprochable.
Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado
con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo
basura con tal de ganar a Cristo.
Salmo 104:
Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas; / gloriaos de su
nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor. R.
Recurrid al Señor y a su poder, / buscad continuamente su rostro. / Recordad las
maravillas que hizo, / sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; / hijos de Jacob, su elegido! / El Señor es nuestro
Dios, / él gobierna toda la tierra. R.
Lucas 15, 1-10:
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a
escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
-«Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola:
-«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y
nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la
encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne
a los amigos y a los vecinos para decirles:
"¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y
barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra,
reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:
"¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido."
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierta. »
Homilía
Temas de las lecturas: Todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo * Que
se alegren los que buscan al Señor. * Habrá alegría en el cielo por un solo pecador
que se arrepienta
1. El verdadero Israel
1.1 Para la mayoría de nosotros, cristianos venidos de culturas paganas, todo el
tema sobre Israel nos suena un poco lejano. Necesitamos un esfuerzo para
sintonizarnos con esta área del Nuevo Testamento y del alma de predicadores y
apóstoles como san Pablo. Sin embargo, el lugar de Israel en el plan divino es cosa
que ocupó tiempo, lágrimas y plegarias de toda aquella primera generación de
cristianos. La respuesta compasiva y firme de Dios ante la infidelidad y el pecado de
Israel es la gran manifestación de su misericordia y de su veracidad inquebrantable.
1.2 Israel es un pueblo como los otros pueblos; el Deuteronomio insiste en
recordarle: "El Señor no puso su amor en vosotros ni os escogió por ser vosotros
más numerosos que otro pueblo, pues erais el más pequeño de todos los pueblos;
mas porque el Señor os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres, el
Señor os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre, de la mano de
Faraón, rey de Egipto..." (Dt 7,7-8). No lo eligió Dios porque fuera especial, sino lo
hizo especial al elegirlo.
1.3 Esta gratuidad de la elección queda patente de modo dramático ante el
desprecio de la elección. Y esto es muy importante porque lo que suceda a Israel y
con Israel es señal y enseñanza de lo que sucede a cada ser humano y con cada ser
humano. Por ello, si el "verdadero Israel" es el del cumplimiento de las normas, la
humanidad entera puede declararse perdida, porque la Ley de Moisés sólo sirvió
para mostrar que nadie podía cumplirla, por así decirlo. En cambio, si el verdadero
Israel es el de los creyentes, que buscan la gloria de Dios y no se fían de sus
propias fuerzas o méritos, entonces todo hombre puede esperar salvación de la
piedad divina manifiesta en Cristo Jesús.
2. Alegría en el Cielo
2.1 Este es un mensaje semejante al que nos brinda el Evangelio. Los fariseos y
escribas se consideran a sí mismos como el verdadero Israel, y descalifican a los
publicanos y pecadores como gente con la que no vale la pena conversar, ni mucho
menos compartir la mesa. Jesús ve las cosas de otro modo. Desde Dios la oferta se
llama: misericordia, y así lo expresan las preciosas parábolas de este capítulo 15 de
Lucas.
2.2 Lo importante no es: quién cumple o no con los preceptos de la ley, sino qué
hace el hombre cuando ve que no puede cumplir estos preceptos. En tal sentido es
mejor la condición de los pecadores, no por su pecado, sino por su capacidad de
aceptar la oferta de Dios. Y esta acogida que ellos dan a la gracia, mediante la fe,
es en realidad un triunfo del amor, es decir, una revelación de la gloria del poder de
Dios. ¿No es natural entonces la alegría del cielo?
Fr. Nelson Medina, O.P.