MIERCOLES DE CENIZA
La Cuaresma
Las tres lecturas bíblicas de la Misa están intencionalmente escogidas para
este día, que inicia la Cuaresma: tiempo litúrgico que prepara a los cristianos
para la celebración del Misterio Pascual: la Pasión, Muerte y Resurrección de
Cristo.
La lectura reposada y meditativa de estos párrafos es ya una oración, para
quien, por la fe, escucha la voz de Dios y se siente interpelado a responder con
la conversión ascética y espiritual en este tiempo cuaresmal.
Y por eso la oración de este día, partiendo de las tres lecturas,
puede utilizarse, con provecho, todos los días de la Cuaresma.
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1ª Lectura: Joel 2,12-18
Gracias, Señor, por la invitación personal que me haces
a la verdadera conversión del corazón durante estos días de Cuaresma.
Por el profeta me pides “ayuno, llanto y luto”, pues te quiero ofrecer
mis mejores sentimientos de piedad y caridad, y también de penitencia
y arrepentimiento de los pecados a través de la Confesión sacramental.
Tu llamada me sobrecoge, pero me llena de esperanza y optimismo,
pues me aseguras el perdón para mí y para el Pueblo.
Por eso me siento más corresponsable en esta oración cuaresmal, e imploro
tu perdón para todos los cristianos, que por su buena voluntad desean acercarse
a Ti en esta Cuaresma y acoger tu gracia, tu amor y tu perdón de Padre bueno.
Con el salmista te rezo: “Perdona, Seor, perdona tu pueblo,
no entregues tu heredad al oprobio;
no le dominen los gentiles, no se diga entre las naciones
¿dónde está su Dios? Que el Señor siente celos por su tierra y perdona a su
pueblo”.
Lectura: 2ª Cor 5,20-6,2
Siento, Seor, resonar al oído las palabras de San Pablo: “Os lo pedimos por
Cristo: dejaos reconciliar con Dios” … … “Ahora es el tiempo de gracia; ahora es
el día de la salvacin”. Tu invitacin a humillarme y sincerarme en la Confesin
es clara y tajante,
urgente y confiada. Estoy dispuesto a acoger esa llamada: quiero hacer de la
Confesión frecuente mi principal arma para crecer en la santidad en esta
Cuaresma.
Ayúdame, Señor, a valorar y practicar la Confesión, y a ser apóstol de este
maravilloso sacramento del perdón, de la reconciliación, de la alegría,
y de la perenne juventud cristiana.
Evangelio: Mateo 16,1-6
Me pides, Señor, humildad y sencillez, y por tanto sinceridad
para practicar la oración, el ayuno y la limosna en esta Cuaresma.
Y aún más, me propones que todo esto lo haga con naturalidad y alegría,
y me das la receta para conseguirlo: Buscar siempre tu agrado, Padre mío.
Así quiero que sea, Señor, mi ascética cristiana y mi lucha por la santidad
en esta Cuaresma. Te suplico, Señor, que así sea. Amen.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez