V DOMINGO DE PASCUA - C
Evangelio de la Misa: Jn 13,31-35
Amar como Cristo
El evangelio de este domingo, corto en palabras, pero denso y básico en
su mensaje, nos ofrece una de las ideas fundamentales con las que Jesús
resumía toda su doctrina. Con una sola frase presenta el motor, mejor “el turbo
del motor” que anima, refuerza y explosiona el fuego que mueve el corazón de
los verdaderos creyentes, y orienta, y centra el objetivo y la dirección por donde
debe caminar el cristiano en su vida, sus relaciones, su trabajo, su apostolado,
su alegría y optimismo verdaderamente arrollador y transformante.
Acostumbrados los judíos a tantas pequeñas leyes o normas, que
inevitablemente les atosigaban, y ni siquiera podían conocer con detalle,
Jesucristo se lo simplifica hasta el extremo, no tanto de rechazar lo anterior,
cuanto de hacer ver que lo único importante es amar como El lo ha hecho y nos
lo ha enseñado.
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Señor, Jesús, que tanto nos facilitas la comprensión y aceptación de tu doctrina
con la ley del amor; y así nos ayudas a todos, especialmente a los cristianos,
para que lo comprendamos de verdad, lo aceptemos con radicalidad
y lo cumplamos con generosidad y altura de miras.
En este breve párrafo del evangelio te veo despidiéndote en el Cenáculo
de tus amigos, los apóstoles, para iniciar el camino
que te llevaría a la Muerte y luego a la Resurrección.
Por eso me parecen estas palabras como parte esencial de tu testamento.
Quiero recordarlas con frecuencia y saborearlas:
“Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento
nuevo:
que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal
por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros”.
¡Gracias, Señor, por ser tan claro y explícito, tan oportuno y exigente,
tan elemental, pero al mismo tiempo tan profundo y entusiasmante!
¡Quién puede dudar que esto es la verdad de la vida, que esto es lo que hace
caminar por sendas de libertad, alegría y bienestar humano y espiritual!
Toda persona debería entenderlo, pues se trata de la moral natural
más básica y elemental. ¡Te pido, Señor, por los que se empeñan,
y empecinan en no entenderlo, y no querer cumplirlo!
En el pecado llevan la penitencia, pues difícilmente pueden ser felices.
Además nos enseñas el motivo u objetivo por el que tenemos que amarnos:
como Tu nos has amado, es decir, con y por amor de Dios.
Comprendo, Señor, que esto es la gran novedad de tu mensaje.
¡Que lo viva con profundidad y generosidad!
¡Que lo testimonie con mi buen ejemplo!
Que nunca me falten las motivaciones divinas, sobrenaturales,
en mi caridad, en mi trabajo, en mis diversiones y en mi amistad.
Que realmente sea mi señal distintiva entre amigos, colegas y vecinos
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez