Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Noviembre 9
Fiesta de la Dedicación de la Catedral de San Juan de Letrán
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y
fertilidad * Vamos alegres a la casa del Señor. * Ustedes son templos de Dios *
Jesús hablaba del templo de su cuerpo
Textos para este día:
Ezequiel 47, 1-2.8-9.12:
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del
templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba
bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar.
Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a
levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo:
-«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa,
desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos
que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en
abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida
dondequiera que llegue la corriente.
A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se
marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna,
porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus
hojas medicinales.»
Salmo 121:
¡Qué alegría cuando me dijeron: / "Vamos a la casa del Señor"! / Ya están pisando
nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus, / las tribus del Señor, / según la costumbre de Israel, / a
celebrar el nombre del Señor; / en ella están los tribunales de justicia, / en el
palacio de David. R.
1 Corintios 3, 9c-11.16-17:
Hermanos:
Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil
arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo
construye.
Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de
Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Juan 2, 13-22:
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el
templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados;
y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a
los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían
palomas les dijo:
-«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
-«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron:
-«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en
tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos,
los discípulos se acordaron de que lo habla dicho, y dieron fe a la Escritura y a la
palabra que había dicho Jesús.
Homilía
Temas de las lecturas: Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y
fertilidad * Vamos alegres a la casa del Señor. * Ustedes son templos de Dios *
Jesús hablaba del templo de su cuerpo
1. El Templo, lugar de gracia y salvación
1.1 La catedral de San Juan de Letrán es la iglesia que sirve de sede al sucesor del
apóstol Pedro, es decir, al Papa. Este, pues, es un día para meditar en el misterio y
la bendición que significa el templo, y así lo sugieren las lecturas de hoy: el templo
renovado de Jerusalén, según la visión de Ezequiel; el templo que forman los
creyentes, según la doctrina del apóstol; el templo que es Cristo mismo según nos
enseña el Evangelio.
1.2 En todas las culturas, los templos son expresión visible de la presencia de la
divinidad, y también de la oración o la búsqueda de esa presencia por los hombres.
Al templo acudimos con nuestras necesidades, preguntas, dolores, ofrendas o
esperanzas, y en él esperamos encontrar luz, guía, consuelo, paz, remedio a
nuestras dolencias y respuesta a nuestra indigencia. Ezequiel nos presenta un
templo del que brotan la vida y la salvación. Un lugar de gracia. Un manantial de
vida que sanea las aguas dañadas y que hace fecundos los árboles, con frutos
deliciosos y nutritivos, y con hojas medicinales.
1.3 La imagen es muy fuerte: el río se va volviendo más y más impetuoso a medida
que corre. Todo lo cambia a su paso avanza invencible restaurando el orden y la
salud que se habían perdido. Si lo miramos bien, se trata de un retorno victorioso a
la condición inicial del paraíso. Del templo sale una fuerza que hace posible el plan
original de Dios. En el templo, pero más aún: desde el templo la redención nos
acerca a la hermosura y la inocencia propias de la creación. Según esto, el templo
es la señal visible de la acción progresiva de la gracia. Mientras la gracia tenga que
seguir peregrinando, necesitamos de templos que marquen el ritmo de su caminar
maravilloso.
2. El Templo, lugar de la enseñanza
2.1 El templo no es una cosa. No tiene valor por sí mismo ni por sus materiales. La
actitud de Jesús en el evangelio de hoy sería sacrílega si el templo fuera una cosa.
Mas no es así. Su valor le viene no de su hechura sino de su lugar real en la vida de
la fe de un pueblo. Ya Jeremías había denunciado la falsa confianza a que puede
conducir un templo considerado como cosa. Dijo: "No confiéis en palabras
engañosas, diciendo: He aquí, vosotros confiáis en palabras engañosas que no
aprovechan, para robar, matar, cometer adulterio, jurar falsamente, ofrecer
sacrificios a Baal y andar en pos de otros dioses que no habíais conocido. ¿Vendréis
luego y os pondréis delante de mí en esta casa, que es llamada por mi nombre, y
diréis: "Ya estamos salvos"; para luego seguir haciendo todas estas abominaciones?
¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones
delante de vuestros ojos? He aquí, yo mismo lo he visto--declara el SEÑOR" (Jer
7,4.8-11). Son las palabras con las que el evangelista interpreta la impresionante
escena de Jesús purificando el templo de Jerusalén.
2.2 Si el templo no ha de ser reducido a cosa, sí ha de ser, en cambio, lugar de
enseñanza, como lo mostró Jesucristo con su mismo ejemplo (cf. Mt 21,23; Mc
12,35; 14,49; Lc 19,47; 21,37; Jn 7,28). Cabe decir que es la palabra la que da su
sentido y en cierto modo santifica al templo. Es el sentido que recoge la práctica
católica cuando da el primer lugar en cada iglesia local a la "catedral", es decir, el
lugar de la "cátedra", sede propia de la predicación y la enseñanza del obispo. Sin
la palabra de los apóstoles y de sus sucesores la catedral sería sólo un edificio
bonito, quizá un buen museo.
3. El Templo, lugar de la comunidad
3.1 Ahora bien, la palabra no está destinada a los muros o las columnas sino, desde
luego, a las personas, es decir, a la comunidad. La palabra de los apóstoles (Ef
2,20; cf. 1 Pe 2,5; Col 2,7) edifica a la comunidad, y es ella, en realidad, el templo
que en el que Dios quiere habitar.
3.2 Por eso al celebrar hoy al lugar primero de la palabra del primero entre los
apóstoles, enviemos desde aquí nuestra oración por el Papa, por su magisterio y su
ministerio; y recibamos también aquí la bendición, la plegaria y la palabra que él,
como signo de unidad de todos los cristianos, concede a la iglesia universal desde
su iglesia particular.
Fr. Nelson Medina, O.P.