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L A PASIÓN DEL VERDADERO AMOR
31 º D OMINGO DEL T IEMPO O RDINARIO (M C 12,28-34)
4 DE NOVIEMBRE DE 2012
No sería amor si no tiene pasin. Pero por pasin no podemos entender fogosidad,
divertimento egoísta o pulsin sensual. Tanto es así que podemos decir que en toda
historia amorosa hay un elemento común, sea cual sea la época, la edad, la condicin
cultural, social o religiosa de los amantes: la pasin con la que se ama. No estamos ante
una “debilidad” del afecto humano, sino ante una de las notas que constituyen su corazn:
hemos sido creados para amar apasionadamente.
Ciertamente que esto se puede entender mal, en el sentido de entenderlo
parcialmente: amar slo algunos aspectos de la persona (como por ejemplo, el cuerpo); o
amar slo un tiempo, mientras dura la real gana (es decir, amar mientras la magia
romántica). Este tipo de “amor” que tiene fecha de caducidad, puede ser apasionado en el
sentido loco y desenfrenado, prohibido y fugaz, pero nada tiene que ver con el
apasionamiento amoroso del que nos habla este Evangelio. Amarlo todo, con todo y para
siempre. Esta es la propuesta cristiana, y esto en la medida de nuestra madurez de
creyentes en Jesucristo.
La pregunta del letrado a Jesús: « ¿Qué mandamiento es el primero de todos? » no
era una curiosidad de aquel judío particular, sino una gran cuestin religiosa.
Efectivamente, la ley de Moisés como expresin de la Alianza de Dios con su Pueblo se
había transformado: de diez mandamientos había pasado a una lista inmensa de
concreciones e interpretaciones (más de 600), la mayoría de las cuales tenían un tono
prohibitivo e impositivo. No extraa, pues, que aquel letrado que quería ser honesto con
su fe, pregunte a un nuevo Maestro como Jesús, cmo hacer para ser un fiel creyente. Y
Jesús responde sorprendentemente: todo, con todo, para siempre, es decir,
apasionadamente: amarás al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma, con
toda tu mente, con todo tu ser... y al prjimo como a ti mismo.
No sirven aquí las componendas parciales, ni tampoco las complicaciones extraas:
amar a Dios, amar al prjimo, como Jesús ha mostrado abundantemnte curando,
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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alimentando y enseando a los hombres hasta la extenuacin, al mismo tiempo que se
pasaba las noches en oracin ante su Padre haciendo del cumplimiento de su Voluntad su
comida cotidiana.
Hay quienes creen que para vivir el amor cristiano basta ser personas educadas,
generosas, entregadas a causas ajenas. Y hay quienes, por el contrario, evitan a los
prjimos como si éstos fueran rémora o estorbo para su pretendido amor a Dios, creyendo
falsamente que le aman a Él porque no aman a nadie. Amar apasionadamente a Dios y
amar a sus hijos, todos nuestros hermanos. Escuchar la Palabra de Dios y vivirla, sabiendo
verificar éstas en un amor al prjimo hecho en verdad, porque en esto sabemos que
amamos a Dios: quien no me ama no observa mis palabras, y quien dice amar a Dios y no
ama a su prjimo, vive en la mentira.
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo