EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 12,38-44.
Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con
largas vestiduras, ser saludados en las plazas
y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes;
que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán
juzgados con más severidad".
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente
depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha
puesto más que cualquiera de los otros,
porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo
lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".
Comentario del Evangelio por:
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza y doctor de la Iglesia
Manuscritos autobiográficos B,1 r°-v°
“Lo ha dado todo”
“Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del
amor”. ¡La ciencia del amor! ¡Sí, estas palabras resuenan dulcemente en los oídos
de mi alma! No deseo otra ciencia. Después de haber dado por ella todas mis
riquezas, me parece, como a la esposa del Cantar de los Cantares, que no he dado
nada todavía (Ct 8,7). Comprendo tan bien que, fuera del amor, no hay nada que
pueda hacernos gratos a Dios, que ese amor es el único bien que ambiciono.
Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera
divina; ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de
su padre. “El que sea pequeito, que venga a mí” dijo el Espíritu Santo por boca de
Salomn (Pr 9,4) y ese mismo Espíritu de amor dijo también que “a los pequeos
se les compadece y perdona” (Sab 6,6). Y, en su nombre, el profeta Isaías nos
revela que en el último día “El Seor apacentará como un pastor a su rebao,
reunirá a los corderitos y los estrechará contra su pecho” (Is 40,11)...
Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña
de todas las almas, el alma de tu Teresita, ni una sola perdería la esperanza de
llegar a la cima de la montaña del amor, pues Jesús no pide grandes hazañas, sino
únicamente abandono y gratitud, como dijo en el salmo 49: “No aceptaré un
becerro de tu casa ni un cabrito de tus rebaños, pues las fieras de la selva son mías
y hay miles de bestias en mis montes... Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y de
accin de gracias”. He aquí, pues, todo lo que Jesús exige de nosotros. No tiene
necesidad de nuestras obras, sino sólo de nuestro amor. Porque ese mismo Dios
que declara que no tiene necesidad de decirnos si tiene hambre, (Sl 49) no vacila
en mendigar un poco de agua a la Samaritana (Jn 4,7). Tenía sed... Tenía sed de
amor. Sí, me doy cuenta, más que nunca, de que Jesús está sediento, entre los
discípulos del mundo sólo encuentra ingratos e indiferentes, y entre sus propios
discípulos ¡qué pocos corazones encuentra que se entreguen a él sin reservas, que
comprendan toda la ternura de su amor infinito!
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”