Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 32, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Llevemos una vida religiosa, aguardando la dicha que
esperamos: la aparición del Dios y Salvador nuestro, Jesucristo * El Señor es quien
salva a los justos. * Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que
hacer
Textos para este día:
Tito 2, 1-8. 11-14:
Querido hermano: Habla de lo que es conforme a la sana doctrina.
Di a los ancianos que sean sobrios, serios y prudentes; que estén robustos en la fe,
en el amor y en la paciencia.
A las ancianas, lo mismo: que sean decentes en el porte, que no sean chismosas ni
se envicien con el vino, sino maestras en lo bueno, de modo que inspiren buenas
ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a los maridos y a sus hijos, a ser
moderadas y púdicas, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumisas a los
maridos, para que no se desacredite la palabra de Dios.
A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote en todo como un
modelo de buena conducta. En la enseñanza sé íntegro y grave, con un hablar
sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no pudiendo
criticarnos en nada.
Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los
hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a
llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que
esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se
entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo
purificado, dedicado a las buenas obras.
Salmo 36:
 
Confía en el Señor y haz el bien, / habita tu tierra y practica la lealtad; / sea el
Señor tu delicia, / y él te dará lo que pide tu corazón. R.
El Señor vela por los días de los buenos, / y su herencia durará siempre. / El Señor
asegura los pasos del hombre, / se complace en sus caminos. R.
Apártate del mal y haz el bien, / y siempre tendrás una casa; / pero los justos
poseen la tierra, / la habitarán por siempre jamás. R.
Lucas 17, 7-10:
En aquel tiempo dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como
labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En
seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame la cena, cíñete y
sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que
estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros:
Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos
hecho lo que teníamos que hacer.""
Homilía
Temas de las lecturas: Llevemos una vida religiosa, aguardando la dicha que
esperamos: la aparición del Dios y Salvador nuestro, Jesucristo * El Señor es quien
salva a los justos. * Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que
hacer
1. La sana doctrina
1.1 Cuando el apóstol Pablo ve llegada la hora de entregar el relevo a la próxima
generación, una de sus mayores preocupaciones es, sin duda, qué va a pasar con el
mensaje. Toda su vida ha estado dedicada a transmitir una buena nueva, la gran
noticia de la salvación por la fe en la gracia de Cristo; pero este mensaje está en
peligro, porque, como escuchábamos en la lectura de ayer, hay enemigos de la
cruz, que son también enemigos de la gracia. ¿Cómo defender el verdadero
mensaje, es decir, la "sana doctrina" de esta amenaza?
1.2 Como buen estratega, Pablo descubre cuáles son los flancos en mayor riesgo y
trata de adelantarse a los movimientos del adversario. Su experiencia, intensa y
extensa, le ha llevado a definir zonas de riesgo en las que ya ha visto daño. Por
eso, al dar unas recomendaciones sobre la conducta de los miembros de la
comunidad cristiana, añade a modo de justificación: "para que no se hable mal de
la palabra de Dios". Es una preocupación evidente y fuerte, pues más adelante
también dice: "nuestros adversarios... no podrán decir nada malo de nosotros".
1.3 El gran peligro para el mensaje es una vida incoherente; así como la gran
bendición para la vida es el mensaje en toda su pureza y su fuerza. Pablo intenta
asegurar ambas cosas: que la doctrina sea "sana" y que la vida sea "irreprochable".
Una predicación sana limpia la vida; una vida limpia conserva sana la predicación.
2. El cristiano en medio de un mundo adverso
2.1 Desde otro punto de vista hay algo profundo aquí: el cristiano debe saber que
está en un mundo que le mira antes de oírle y le juzga antes de creerle.
2.2 El mundo no es conquista fácil, aunque tampoco es imposible. Ninguna insidia o
malquerencia del mundo puede destruir un hecho maravilloso: "se ha manifestado
la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres". El mundo se
manifiesta como es, y el cristiano no tiene otro deber que ser lo que es. Lleva
dentro de sí una gracia que se manifestará como salvación. No hay que temer, pero
tampoco hay que fiarse del pasado: todos los días son importantes porque todas las
almas son importantes.
3. "Hicimos lo que teníamos que hacer"
3.1 Es interesante meditar en el lugar paradójico del cristiano en medio del mundo.
Su tesoro es único, su mensaje es maravilloso; nada puede compararse a la gracia
que ha recibido y nada puede vencer a la fuerza que le ha salvado. Mas esa fuerza
obra de modo paradójico. Nunca está disposición de nosotros, como sucede, o se
quiere que suceda, en el ámbito de la magia. Cristo, en el evangelio de hoy, pone
las cosas en su sitio: la gracia no está en tus manos, sino tú en sus manos.
3.2 Desde este punto de vista, trabajar para Dios no es otra cosa que dejar que
Dios trabaje en nosotros. No porque no hagamos fuerza o esfuerzo, sino porque
todo nuestro esfuerzo es una bendita oportunidad, una maravillosa bendición, que
más debe ser agradecida a cuenta de Dios que contabilizada a cuenta de nosotros.
Este lenguaje es el propio de los santos. Son las palabras que encontramos en un
Santo Dominog o un San Vicente de Paul.
3.3 Ello puede explicar el término fuerte que utiliza el Señor, y que algunas
traducciones disimulan. Nos manda que debemos decir: "somos siervos inútiles". La
"inutilidad" no proviene de incapacidad sino de comprender que somos útiles
exactamente en la medida en que miramos la gracia no como algo sino como
alguien.
3.4 Es lo que sucede en la Eucaristía. ¿Nos debe algo Dios por alimentarnos? Al
comer de su Cuerpo nos une a Él. Pues bien, vivir, en cristiano, es comulgar. Es ser
comunión con Dios. ¿Debe Dios algo al trigo por volverlo Cuerpo suyo? ¿Qué diría el
trigo, maravillosamente transformado en Cuerpo de Jesucristo? Diría que todo lo
agradece y que de suyo... es inútil.
Fr. Nelson Medina, O.P.