EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a Tito 1,1-9.
Carta de Pablo, servidor de Dios y Apóstol de Jesucristo para conducir a los elegidos
de Dios a la fe y al conocimiento de la verdadera piedad,
con la esperanza de la Vida eterna. Esta Vida ha sido prometida antes de todos los
siglos por el Dios que no miente,
y a su debido tiempo, él manifestó su Palabra, mediante la proclamación de un
mensaje que me fue confiado por mandato de Dios, nuestro Salvador.
A Tito, mi verdadero hijo en nuestra fe común, le deseo la gracia y la paz que
proceden de Dios, el Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Te he dejado en Creta, para que terminaras de organizarlo todo y establecieras
presbíteros en cada ciudad de acuerdo con mis instrucciones.
Todos ellos deben ser irreprochables, no haberse casado sino una sola vez y tener
hijos creyentes, a los que no se pueda acusar de mala conducta o rebeldía.
Porque el que preside la comunidad, en su calidad de administrador de Dios, tiene
que ser irreprochable. No debe ser arrogante, ni colérico, ni bebedor, ni
pendenciero, ni ávido de ganancias deshonestas,
sino hospitalario, amigo de hacer el bien, moderado, justo, piadoso, dueño de sí.
También debe estar firmemente adherido a la enseñanza cierta, la que está
conforme a la norma de la fe, para ser capaz de exhortar en la sana doctrina y
refutar a los que la contradicen.
Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.
Salmo de David.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos
ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Evangelio según San Lucas 17,1-6.
Después dijo a sus discípulos: "Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de
aquel que los ocasiona!
Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar,
antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente,
perdónalo.
Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: 'Me
arrepiento', perdónalo".
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe".
El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran
a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les
obedecería.
Comentario del Evangelio por :
Beato Carlos de Foucauld (1858-1916), ermitaño y misionero en el Sahara
Carta del 15/07/1916 (Obras espirituales, antología de textos, san Pablo
1998, p.228)
“Perdónale”
El amor consiste no en sentir que se ama, sino en querer amar: cuando se
quiere amar, se ama; cuando se quiere amar por encima de todo, se ama por
encima de todo. Si ocurre que se cae en un tentación, es que el amor es demasiado
débil, no es que no haya amor : hay que llorar como san Pedro, arrepentirse como
san Pedro, humillarse como él, como él decir también tres veces: “ Yo os amo, os
amo, vos sabéis que a pesar de mis debilidades y pecados, os amo” (Jn 21,15s).
En cuanto al amor que Jesús nos tiene, nos lo ha probado suficientemente como
para que creamos en él sin sentirlo: sentir que le amamos y que nos ama, sería el
cielo; el cielo no es, salvo raros momentos y raras excepciones, para aquí abajo.
Recordemos con frecuencia la doble historia de las gracias que Dios nos hizo
personalmente desde nuestro nacimiento y el de nuestras infidelidades;
encontraremos... allí el motivo para perdernos en una confianza ilimitada en su
amor. Nos ama porque es bueno, no porque nosotros somos buenos; ¿Acaso las
madres no aman a sus hijos descarriados? Así encontraremos cómo profundizar en
la humildad y la desconfianza en nosotros mismos. Procuremos redimir un poco
nuestros pecados por el amor al prójimo, por el bien hecho al prójimo. La caridad
hacia el prójimo, los esfuerzos por hacer el bien a otros son un remedio excelente
que hay que utilizar ante las tentaciones: es pasar de la simple defensa al
contraataque.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”