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Miércoles XXXII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 17,11-19): Un día, de camino a Jerusalén, (…) Jesús
dijo: «¿No quedaron limpios los diez [hombres leprosos]? Los otros nueve, ¿dónde
están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?». Y le
dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La oración de acción de gracias
Hoy, ¿imitamos al leproso curado, que vuelve a Jesús para darle gracias? De hecho,
sólo «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios». Jesús echa de
menos a los otros nueve. San Agustín dejó la siguiente sentencia: «‘Gracias a Dios’:
no hay nada que uno puede decir con mayor brevedad, ni hacer con mayor utilidad
que estas palabras».
Como en otras circunstancias, Jesús pronuncia la expresión: «Tu fe te ha salvado».
Es la fe la que salva al hombre, restableciendo su relación profunda con Dios,
consigo mismo y con los demás; y la fe se manifiesta en el agradecimiento. Quien
sabe agradecer, como el samaritano curado, demuestra que no considera todo
como algo debido, sino como un don que, incluso cuando llega a través de los
hombres o de la naturaleza, proviene en definitiva de Dios.
—La fe requiere que el hombre se abra a la gracia del Señor; que reconozca que
todo es don, todo es gracia. ¡Qué tesoro se esconde en una pequeña palabra:
"gracias"!
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