EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a Filemón 1,7-20.
Por mi parte, yo he experimentado una gran alegría y me he sentido reconfortado
por tu amor, viendo cómo tú, querido hermano aliviabas las necesidades de los
santos
Por eso, aunque tengo absoluta libertad en Cristo para ordenarte lo que debes
hacer,
prefiero suplicarte en nombre del amor, Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a
causa de Cristo Jesús,
te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
Antes, él no te presto ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para
mí.
Te lo envío como si fuera yo mismo.
Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre
mientras estoy prisionero a causa del Evangelio.
Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que
me haces no sea forzado, sino voluntario.
Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre,
no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si
es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos
humanos y en el Señor.
Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mi mismo.
Y si él te ha hecho algún daño o te debe algo, anótalo a mi cuenta.
Lo pagaré yo, Pablo que firmo esta carta de mi puño y letra. No quiero recordarte
que tú también eres mi deudor, y la deuda eres tú mismo.
Sí, hermano, préstame ese servicio por amor al Señor y tranquiliza mi corazón en
Cristo.
Salmo 146(145),7.8-9a.9bc-10.
Hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos,
abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor protege a los extranjeros
y sustenta al huérfano y a la viuda;
el Señor ama a los justos
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!
Evangelio según San Lucas 17,20-25.
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: "El
Reino de Dios no viene ostensiblemente,
y no se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allí'. Porque el Reino de Dios está entre
ustedes".
Jesús dijo después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver
uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.
Les dirán: 'Está aquí' o 'Está allí', pero no corran a buscarlo.
Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del
hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.
Comentario del Evangelio por :
Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
II, capítulo 1, 1-2
“En medio de vosotros y dentro de vosotros”
“El Reino de Dios está en medio de vosotros” (Lc 17,21), dice el Señor.
¡Conviértete de todo corazón a Dios, olvida el mundo y tu alma encontrará el
reposo! ¡Aprende, ante todo, a recogerte en tu interior y verás que el reino de Dios
viene a ti! Porque el reino de Dios es “paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Rm 14,17)
Esta alegría no se da a los hombres sin fe. Cristo viene a ti y te hará
experimentar su consuelo si le has preparado dentro de ti una morada digna de él.
“Ya entra la princesa, bellísima...” (Sal 44,14) Le gusta habitar en el interior. Al
hombre interior, Dios le concede frecuentes visitas, conversaciones y consuelos,
una gran paz y una familiaridad que confunde. Ea, pues, ¡prepárate para que se
digne habitar en tu interior! Porque “el que me ama, se mantendrá fiel a mis
palabras. Mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en
él.” (Jn 14,23)
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”