“Al comprobar que estaba sano, volvió atrás alabando a Dios”
Lc 17, 11-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LOS SAMARITANOS SON BENÉVOLOS MIENTRAS LOS JUDÍOS SON
DESAGRADECIDOS
Para ir a Jerusalén viniendo desde Galilea, era necesario pasar por Samaria. Entre los judíos
y samaritanos existía una vieja enemistad. Jesús se proponía cambiar esta aversión y odio.
En este fragmento del Evangelio, comprobamos una vez más que los samaritanos son
benévolos mientras los judíos son desagradecidos a los beneficios que se les habían
dispensado.
2. "¡JESÚS, MAESTRO, TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS!"
Así fue, como mientras Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado,
le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle:
"¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!"
A estos leprosos los unía la desgracia común. Pero tenían una esperanza y se presentaron
donde Jesús había de pasar, seguramente estaban ansiosos e inquietos por verle.
3. LOS LEPROSOS ESTABAN EXCLUIDOS
La ley de los judíos considera a la lepra como enfermedad impura o inmunda. Por esa razón
los leprosos estaban excluidos del trato con los demás hombres. Sin embargo la ley del
Evangelio no considera como inmunda la lepra externa, sino la interna.
Los leprosos, tenían que vivir alejados de los poblados, por lo general a las afueras de las
ciudades y aldeas, sus casas eran cuevas o viviendas para leprosos. Sus vidas eran
humillantes, ellos vestían de modo de mostrar su enfermedad y si alguien se les acercaba,
era obligación gritar “Soy impuro”.
4. EL SEÑOR SIEMPRE ESTÁ CERCA
Entonces esperan ver pasar al Señor desde lejos como avergonzados por la impureza que
tenían sobre sí. Creían que Jesús los rechazaría también, como hacían los demás hombres
con ellos. Por esto se detuvieron a lo lejos, y empezaron a gritarle: ¡Jesús, Maestro, ten
compasión de nosotros, pero al ver acercarse al Señor, ya mas confiados y necesitados de
Cristo, se acercaron con sus ruegos. “El Señor siempre está cerca de los que le invocan con
verdad” (Sal 145,18).
5. PORQUE CONOCEMOS LA MAGNITUD DE SU PODER
El grito angustioso de los leprosos, es el mismo que repetimos tantas veces en diversas
circunstancias de nuestras vidas y Jesús mitiga y acaba con nuestros abatimientos y
tristezas.
Así es como confiamos el invocar el nombre de Jesucristo, de esta forma llamamos y nos
dirigimos con ruegos y obtenemos los que buscamos y deseamos porque Jesús quiere decir
Salvador. Ellos como nosotros decimos "Ten compasión de nosotros", porque conocemos la
magnitud de su poder.
A Jesús, los leprosos no le piden riquezas, ni oro ni plata, sino la salud y purificación de su
cuerpo. Y le llaman Jesús, Maestro, no le piden sencillamente, ni le ruegan como mortal.
Ellos, los leprosos hicieron un acto de fe en Jesús.
6. "VAYAN A PRESENTARSE A LOS SACERDOTES".
Pero, ”Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Porque éstos verían
si habían sido curados o no de la lepra. Pero lo interesante, es que ellos se pusieron
inmediatamente en camino, obedeciendo el mandato recibido. El beneficio de aquella fe,
por aquel acto de sumisión que hicieron, mientras iban quedaron curados. ”Y en el camino
quedaron purificados”
7. AL COMPROBAR QUE ESTABA SANO, VOLVIÓ ATRÁS ALABANDO A DIOS
El Evangelios continua; “Uno de ellos, al comprobar que estaba sano, volvió atrás alabando
a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias.”
Manifestando así con su postración y sus ruegos su fe y su gratitud. De los diez leprosos,
nueve de ellos eran israelitas y fueron desagradecidos, pero uno de ellos era samaritano y
volvió expresando su gratitud.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde
están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?" Y Jesús agregó:
"Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
8. NADA IMPIDE QUE NOS ACERQUEMOS A CRISTO JESÚS
Este fragmento del evangelio nos enseña que nada impide que nos acerquemos a Cristo
Jesús, ni la más terrible de las enfermedades ni la más grave de las impurezas.
El hombre, venga de donde venga, sea del pueblo o la raza que sea puede acercarse
confiadamente a Cristo Jesús. Ninguno por el solo hecho de nacer en una familia
privilegiada, o porque se cree mas cristiano o porque no falta nunca a Misa, puede sentirse
con más derecho a acercarse a Dios que otro. Cristo Jesús, vino para todos y en especial a
los que mas sufren. “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los
aliviaré”. (Mt 11,28)
9. TODOS SON CURADOS, Y SOLO UNO AGRADECE A JESÚS EL MILAGRO
Todos son curados, y solo uno agradece a Jesús el milagro y da gloria a Dios. El hecho de que
no fuese del pueblo elegido, sino samaritano, resalta más la importancia del buen corazón
para creer, más allá de las consideraciones de pertenencia al Pueblo elegido. Porque los
nueve que eran israelitas fueron precisamente los desagradecidos. Por esto Jesús le dijo
entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez?
La ingratitud, es una falta grave, es el olvido o desprecio de los beneficios recibidos y es
indigno en la vida de los seres humanos, al contrario, el agradecimiento es la memoria del
corazón y es una hermosa actitud del hombre de bien.
Dice san Pablo: “Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor
nuestro” (1 Timoteo 1-12)
“El Señor es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros. Por eso
no tememos, aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el fondo del
mar; aunque bramen y se agiten sus olas, y con su ímpetu sacudan las montañas. El Señor
está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios.” (Salmo 46)
El Señor les Bendiga