Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 32, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Debemos sostener a los hermanos, cooperando así en la
propagación de la verdad * Dichoso quien teme al Señor. * Dios hará justicia a sus
elegidos que le gritan
Textos para este día:
3 Juan 5-8:
Querido amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los
hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la
comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos
se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los gentiles. Por eso
debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando así en la
propagación de la verdad.
Salmo 111 :
Dichoso quien teme al Señor / y ama de corazón sus mandatos. / Su linaje será
poderoso en la tierra, / la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia, / su caridad es constante, sin falta. / En
las tinieblas brilla como una luz / el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta, / y administra rectamente sus asuntos. / El justo
jamás vacilará, / su recuerdo será perpetuo. R.
Lucas 18, 1-8:
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre
sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni
temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que
solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se
negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres,
 
como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome
en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no
hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo
que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará
esta fe en la tierra?
Homilía
Temas de las lecturas: Debemos sostener a los hermanos, cooperando así en la
propagación de la verdad * Dichoso quien teme al Señor. * Dios hará justicia a sus
elegidos que le gritan
1. La Hospitalidad Cristiana
1.1 El único texto que la liturgia de la misa nos ofrece de la tercera carta de san
Juan destaca el valor de la hospitalidad cristiana. Nuevamente estamos ante una
virtud que tiene mucho aprecio en la sociedad humana, pero que adquiere un
sentido mayor a la luz de la fe. Acoger a los evangelizadores es hacerse partícipe
del fruto de la evangelización.
1.2 Significa mucho para nosotros aquella expresión del apóstol, referida a quienes
fueron hospedados: "se han puesto en camino por Cristo..." (3 Jn 7); literalmente:
"por el Nombre". ¡Qué poder el de este Nombre (cf. Flp 2,9), que pone en
movimiento a quien lo escucha y renueva a su paso cada cosa, cada cultura y cada
persona!
2. Clamar día y noche
2.1 En el evangelio de hoy encontramos otro tema: la perseverancia en la oración.
No es fácil encontrar la medida de la perseverancia, porque evidentemente no se
trata de presionar a Dios para que haga lo que queremos. ¿Cómo insistir en una
petición, y a la vez ignorar si aquello en lo que insistimos es lo mejor para nosotros,
o si es lo que Dios en su sapiencia quiere?
2.2 Puede ayudarnos a buscar una respuesta observar que Cristo no se refiere a
cualquier petición en este pasaje del Evangelio. Lo que él promete es muy
concreto: "¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos?" (Lc 18,7). De
hecho la viuda de la historia pedía eso: justicia. Por eso, antes de pensar en insistir
en nuestras súplicas hemos de preguntarnos si son justas, o mejor aún: si piden
justicia.
2.3 ¿Qué es pedir justicia? Si lo miramos bien, es pedir que aparezca la obra del
juez. Pide justicia ante el juez quien, por una parte, no puede lograr todo con sus
fuerzas, y por otra, confía en el juez. Estas son las dos características de una
oración de justicia: descubrir los límites que tenemos en la solución de nuestros
problemas y confiar en el poder y la sabiduría de Dios para ayudarnos eficazmente.
Orar así es, al mismo tiempo, acto de humildad, acto de fe, y acto de verdadera
alabanza a Dios.
2.4 Pedir justicia es entonces pedir que se manifieste lo que sólo Dios puede hacer;
equivale, por consiguiente a pedir lo que pedimos en el Padrenuestro: "que tu
Nombre sea santificado...", "que venga tu Reino...". No es primer lugar un acto en
contra del adversario sino un acto a favor de la gloria de Dios.
Fr. Nelson Medina, O.P.