EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Epístola II de San Juan 1,4-9.
Me he alegrado muchísimo al encontrar a algunos hijos tuyos que viven en la
verdad, según el mandamiento que hemos recibido del Padre.
Y ahora te ruego: amémonos los unos a los otros. Con lo cual no te comunico un
nuevo mandamiento, sino que el que tenemos desde el principio.
El amor consiste en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el
mandamiento que ustedes han aprendido desde el principio es que vivan en el
amor.
Porque han invadido el mundo muchos seductores que no confiesan a Jesucristo
manifestado en la carne. ¡Ellos son el Seductor y el Anticristo!
Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que
puedan recibir una perfecta retribución.
Todo el que se aventura más allá de la doctrina de Cristo y no permanece en ella,
no está unido a Dios. En cambio, el que permanece en su doctrina está unido al
Padre y también al Hijo.
Salmo 119(118),1.2.10.11.17.18.
Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor,
Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón.
Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos.
Conservo tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra.
Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas de tu ley.
Evangelio según San Lucas 17,26-37.
Sermón “La Encarnación”, PPS, vol. 2 n°3
En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé.
La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó
el diluvio, que los hizo morir a todos.
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía,
se plantaba y se construía.
Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de
azufre que los hizo morir a todos.
Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a
buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acuérdense de la mujer de Lot.
El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.
Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno
será llevado y el otro dejado;
de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada".
Entonces le preguntaron: "¿Dónde sucederá esto, Señor?". Jesús les respondió:
"Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres".
Comentario del Evangelio por:
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en
Inglaterra
Sermón “La Encarnación”, PPS, vol. 2 n°3
"El día en que el Hijo del hombre se revelará"
Nuestro Señor y Salvador aceptó vivir en un mundo que lo rechazó; vivió allí
para morir por él en el momento fijado. Vino como el sacerdote designado para
ofrecer el sacrificio por los que no participaban en ningún acto de adoración...
Murió, y resucitó al tercer día, Sol de justicia (Mal 3,20), mostrando todo el
esplendor que había permanecido escondido por la nubosidad del principio. Resucitó
y está a la derecha de Dios, para pleitear por sus sagradas heridas a favor de
nuestro perdón, para reinar y conducir a su pueblo rescatado, y para verter sobre él
de su costado traspasado las mayores bendiciones. Subió para descender en el
momento fijado y juzgar al mundo que rescató... Elevó con él la naturaleza
humana...porque un hombre nos rescató, un hombre ha sido exaltado por encima
toda criatura, haciéndose uno con nuestro Creador, y un hombre juzgará a los
hombres el último día (Hch. 17,31).
Esta tierra es tan privilegiada que nuestro juez no será un extranjero, sino el que
es nuestro semejante, el que defenderá nuestros intereses y comprenderá
plenamente con todas nuestras imperfecciones. El que nos amó hasta morir por
nosotros, es designado misericordiosamente para fijar la medida y el valor final de
su propia obra. El que aprendió de su propia debilidad a defender al débil, el que
quiere cosechar todo el fruto de su Pasión, separará el trigo de la paja, de suerte
que no se perderá ni un grano (cf Mt 3,12). El que nos hizo participar en su propia
naturaleza espiritual, de quien hemos recibido la vida de nuestras almas, el que es
nuestro hermano, decidirá de sus hermanos. ¡En este segundo advenimiento, que
se acuerde de nosotros en su infinita piedad y misericordia, Él, que es nuestra única
esperanza, Él, que es nuestra única salvación!
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”