Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 33, Martes
----------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Si alguien me abre la puerta, entraré en su casa y
cenaremos juntos * Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí. * El
Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
Textos para este día:
Apocalipsis 3, 1-6.14-22:
Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía:
«Al ángel de la Iglesia de Sardes escribe así:
"Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus
obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela,
reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras
perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi
palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón,
y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no
han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen.
El que salga vencedor se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro
de la vida, pues ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien
tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu las Iglesias."
Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así:
"Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios:
Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como
estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: 'Soy rico,
tengo reservas y nada me alta'. Aunque no lo sepas, eres desventurado y
miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el
fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu
vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.
 
A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la
puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.
Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando
vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que
el Espíritu a las Iglesias." »
Salmo 14 :
El que procede honradamente / y practica la justicia, / el que tiene intenciones
leales / y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo / ni difama al vecino, / el que considera
despreciable al impío / y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura / ni acepta soborno contra el inocente. / El que así
obra nunca fallará. R.
Lucas 19, 1-10:
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién
era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más
adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
-«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
-«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
-«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he
aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó:
-«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»
Homilía
Temas de las lecturas: Si alguien me abre la puerta, entraré en su casa y
cenaremos juntos * Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí. * El
Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
1. Cristo viene como un ladrón
1.1 A veces uno piensa: ¡con quiénes se compara este Jesús! Hoy se compara con
un ladrón, y no es la primera vez (cf. Mt 24,43). No falta verdad a esta
comparación. Cristo es un ladrón porque se va a llevar todo, sin nuestro
consentimiento y a la hora menos pensada.
1.2 Mas su "robo" no inquieta a quienes, obedeciendo sus palabras, ya tienen sus
"tesoros en el cielo" (cf. Mt 6,19-20). Que Cristo se lleve todo no preocupa a
quienes ya son totalmente de Cristo. Tiemblen, en cambio, quienes han hecho de
este mundo y esta vida toda su esperanza. La muerte y el juicio sólo pueden ser
malas noticias, pésimas noticias para ellos, y naturalmente su mente intenta
rechazar la sola mención del final de sus días. Ya decía san Agustín que niega a
Dios quien no le conviene que Dios exista.
2. Ni frío ni caliente
2.1 A la iglesia de Laodicea se le dirigen duras palabras: "eres sólo tibio; ni caliente
ni frío. Por eso voy a vomitarte de mi boca" (Ap 3,16). Son muchas las
interpretaciones sobre qué significa esta temperatura, y no es fácil llegar a una
respuesta satisfactoria. Si "caliente" alude a lo deseable, por ejemplo, arder de
amor por Dios, entonces "frío" sería estar en gravísimo pecado, indiferencia o
incluso odio hacia Dios. ¿Cómo va a ser mejor estar en esta condición que en
simple tibieza espiritual? El problema aparece planteado en El Diálogo de Santa
Catalina de Siena.
2.2 Otra interpretación mira a "frío" y "caliente" no como partes de una escala, por
ejemplo de lo bueno hacia lo malo, sino simplemente como dos condiciones que son
aceptables para las bebidas que tomamos. ¿Por qué, en efecto, suponer que
"caliente" es sinónimo de "bueno"? La inmensa mayoría de nosotros preferimos
para la sed tomar agua fría que agua caliente. Según esto, el sentido sería: entre
dos bienes posibles puede esconderse un mal detestable. El agua caliente sirve
para cocinar; el agua fría sirve para beber; el agua tibia... para vomitar.
2.3 La repugnancia por la tibieza está relacionada en todo caso con el rechazo al
corazón dividido, propio de las almas infieles. No olvidemos que Elías fustigó al
pueblo por esa indecisión: "¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones? Si el
SEÑOR es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él. Pero el pueblo no le respondió ni
una palabra" (1 Re 18,21). No importa qué interpretación sigamos, la tibieza es
amor que no se decide, y ello es detestable ante Dios.
3. Un gran pecado como ocasión para una enorme gracia
3.1 El pasaje del evangelio de hoy nos abre otra perspectiva sobre el mismo tema.
Después de todo es posible que la interpretación más común sobre lo frío y lo
caliente tenga su lugar. Caer no es tan malo si la providencia de Dios nos permite
con ello tocar fondo, como de hecho sucedió a muchos de quienes conocían a Jesús.
Lo malo del agua tibia es que aún cree que es caliente, mientras que si se
descubriera ya fría, podría despertar de su engaño y ponerse en camino de
conversión.
3.2 Zaqueo era un hombre tan malo que no podía considerarse bueno. Esto, que
parece elemental, encierra una verdad inmensa y una oportunidad maravillosa. Sus
ojos buscaban a Jesús, su corazón deseaba conocerle. También una vida muy mala
puede ser ocasión para una gracia muy grande.
3.3 El pasaje de Zaqueo nos enseña otra cosa: la relación entre el amor y la
alegría. Zaqueo recibe la visita de Jesús como un maravilloso regalo; una prenda de
amor tanto más bella cuanto menos merecida. Por eso su alegría ante Jesús es
inmensa. Si pensamos en nuestras tibiezas ante el sacramento eucarístico, sea
como sacerdotes, religiosos o bautizados, podremos descubrir en nuestra falta de
alegría y de fervor una falta también de amor. Ni la disciplina ni la observancia
puntual de las normas puede reemplazar esta falta de amor. Hemos de pedirla al
Dueño de vidas y corazones, único que puede bendecir con renovada gracia
nuestras almas.
Fr. Nelson Medina, O.P.