“SERÁ UN TIEMPO DE TRIBULACIÓN, COMO NO LO HUBO JAMÁS”…
“SERÁ LIBERADO TU PUEBLO”… “UNOS PARA LA VIDA ETERNA, Y
OTROS PARA LA IGNOMINIA”…. “LOS HOMBRES PRUDENTES
RESPLANDECERÁN”…. “PROTÉGEME, DIOS MÍO, PORQUE ME
REFUGIO EN TI”….... “SEPAN QUE EL FIN ESTÁ CERCA” “EN CUANTO
A ESE DÍA Y A LA HORA, NADIE LOS CONOCE, NI LOS ÁNGELES DEL
CIELO, NI EL HIJO, NADIE SINO EL PADRE.
Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXXIII Ciclo B
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. ESTÁ CERCA
Finalmente, el domingo trigésimo tercero, ya al final del tiempo Ordinario y del año
litúrgico, nos propone un fragmento del discurso escatológico (13,24-32). Lo mismo
que la primera lectura (Dan 12,1-3), el evangelio nos invita a fijar nuestra mirada en
las realidades últimas, en la intervención decisiva de Dios en la historia de la
humanidad. Lo que se afirma es la certeza de la venida gloriosa de Cristo para reunir a
los elegidos que le han permanecido fieles en medio de las tribulaciones. Acerca del
cuándo sucederá, Jesús subraya la ignorancia, pero garantiza el cumplimiento infalible
de su palabra e invita a la vigilancia con la atención puesta en los signos que irán
sucediendo. Este acontecimiento final y definitivo dará sentido a todo el caminar
humano y a todas sus vicisitudes.
“Sepan que el fin está cerca”, a la puerta, Él está cerca. El texto de hoy nos habla de
la venida de Cristo al final de los tiempos. Las últimas semanas del año litúrgico nos
encaran a ella. Nosotros tendemos a olvidarnos de ella, como si estuviéramos muy
lejos, como si no fuera con nosotros. Sin embargo, la palabra de Dios considera las
cosas de otra manera: “El tiempo es corto” y “la apariencia de este mundo pasa”
(1Cor 7,29.31). El Señor está cerca y no podemos hacernos los desentendidos. El que
se olvida de esta venida decisiva de Cristo para pedirnos cuentas es un necio (Lc
12,16-21).
En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el
Hijo, nadie sino el Padre”. Dios ha ocultado el momento y también este hecho forma
parte de su plan infinitamente sabio y amoroso. No es para sorprendernos, como si
buscase nuestra condenación. Lo que busca es que estemos vigilantes, atentos, “para
que ese día no nos sorprenda como un ladr￳n” (1Tes 5,4). No se trata de temor, sino
de amor. Es una espera hecha de deseo, incluso impaciente. El verdadero cristiano es
el que “anhela su venida” (2Tim 4,8).
El hecho de que Cristo va a venir y de que “es necesario que nosotros seamos
puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo” (2Cor 5,10), nos ha de llevar a no
vivir en las tinieblas, sino en la luz, a actuar de cara a Dios, en referencia al juicio de
Dios, un juicio que es presente, pues “ante Dios estamos al descubierto” (2Cor
5,11) ; podremos engañar a los hombres, pero no a Dios, ya que Él “ escruta los
corazones” (Rom 8,27).
2. PRIMERA LECTURA DEL PROFETA DANIEL
He aquí uno de los más importantes pasajes del Antiguo Testamento sobre la
resurrección de los muertos. El acontecimiento afectará a todos los hombres, justos o
impíos, aunque estos últimos parezcan caer en una segunda muerte. Así la
resurrección no es una recompensa de sólo los judíos o sólo los justos, sino un don
gratuito del Señor a todo hombre, quienquiera que sea.
Lectura de la profecía de Daniel 12, 1-3
En aquel tiempo, se alzará Miguel, el gran Príncipe, que está de pie junto a los hijos
de tu pueblo. Será un tiempo de tribulación, como no lo hubo jamás, desde que existe
una nación hasta el tiempo presente. En aquel tiempo, será liberado tu pueblo: todo
el que se encuentre inscrito en el Libro. Y muchos de los que duermen en el suelo
polvoriento se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para
el horror eterno.
Los hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que
hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los
siglos.
Palabra de Dios.
3. EL PROFETA DANIEL.
El protagonista del libro de Daniel es un personaje de la nobleza judía, llamado en
hebreo Dani'el (“Dios es mi juez”), el cual de ni￱o fue llevado cautivo a Babilonia por
Nabucodonosor en el 605 a.C. (tercer año del reinado de Joaquim). Educado con otros
dos jóvenes judíos en la corte de babilonia en calidad de paje, llegó a granjearse la
amistad de Nabucodonosor después de haberle revelado el sentido de un misterioso
sueño profético: “Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión nocturna.
Y Daniel bendijo al Dios del Cielo” (Dan 2,19). Consiguió así ocupar altos puestos en
la corte babilónica, siendo objeto de conspiraciones de los altos funcionarios, que
estaban celosos de su privilegiada posición palaciega: “Y recibi￳ el reino Darío el
Medo, que contaba sesenta y dos años. Plugo a Darío establecer en su reino ciento
veinte sátrapas que estuvieran por todo el reino, bajo el mando de tres ministros -
Daniel era uno de ellos” (Dan 6,1-3) Según el relato bíblico, Daniel vivió por lo
menos hasta el tercer año de Ciro (536 a.C.), “El a￱o tercero de Ciro, rey de Persia,
una palabra fue revelada a Daniel, por sobrenombre Beltsassar. (Dan 10,1)
En Ezequiel aparece un sabio, modelo de virtud y de rectitud moral, llamado Daniel, y
que se supone vivió en tiempos antiguos con Noé y Job (Cf. Ez 14:4.20; 28:3) En las
listas posteriores a la cautividad encontramos de nuevo el nombre de Daniel (Cf.
Esdras 8:2; Nehemías 10,7)
4. DANIEL ANUNCIA LA SALVACIÓN DE LOS FIELES JUDÍOS Y
DE LA RESURRECCIÓN DE SUS MUERTOS.
Este breve capítulo anuncia de la salvación de los fieles judíos y de la resurrección de
sus muertos. El profeta anuncia un último gran ataque contra el judaísmo, en el que
los fieles serán protegidos por Miguel, el valedor de los intereses religiosos del pueblo
judío. La perspectiva profética se extiende en un período no muy definido, pero parece
que el contexto exige que el tiempo de angustia sea el de la época macabea. No
obstante, este tiempo de prueba puede considerarse como tiempo de la aflicción de los
justos al fin del mundo, y, en este sentido, la perspectiva puede ser de algún modo
escatológica.
Después de esta prueba purificatoria para los justos, se salvaran los que de tu pueblo
están escritos en el libro; “En aquel tiempo, será liberado tu pueblo: todo el que se
encuentre inscrito en el Libro”. En los capítulos anteriores, el autor sagrado habla
reiteradamente del reino de los santos, que sustituirá a los imperios históricos. Sin
duda que el hagiógrafo piensa aquí en la nueva teocracia mesiánica, de la que serán
ciudadanos sólo los que han sido fieles, los sabios, que han vencido la prueba de la
persecución y que han enseñado con su conducta y consejos a otros a vencerla. De
este modo, como triunfadores, se salvarán los “que se encuentre inscrito en el
Libro” o registro de la vida, en el que están inscritos los que han de sobrevivir. Dios
lleva la contabilidad de las acciones de los judíos, y, conforme a su conducta, los
inscribe o rechaza del libro de la vida. Y de esta salvación no sólo participarán los
judíos que sobrevivan a la persecución después de haber sido fieles a la ley de Dios,
sino que aun los muertos resucitarán, unos para recibir el galardón de la vida eterna y
otros para eterna vergüenza; “Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento
se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el horror
eterno .
5. A MUCHOS LA JUSTICIA BRILLARÁ COMO LAS ESTRELLAS,
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.
La perspectiva parece limitada en este texto a los judíos y a los perseguidores, si bien
no se excluye la extensión de la resurrección en un sentido más universal. Se trata de
una resurrección individual, no colectiva, nacional. En Isaías hemos visto que se
anunciaba una resurrección de los individuos para participar en la era mesiánica de la
nueva teocracia . “Revivirán tus muertos, tus cadáveres resurgirán, despertarán y
darán gritos de júbilo los moradores del polvo; porque rocío luminoso es tu rocío, y
la tierra echará de su seno las sombras” (Is 26,19). Ahora el autor del libro de Daniel
anuncia también una resurrección de los judíos que han sufrido la persecución, leales a
su ley religiosa, para participar de una vida eterna, que no se concreta más; al
contrario, los que no han sido fieles a su ley o quizá los perseguidores resucitarán para
eterna vergüenza y confusión. Entre los resucitados para la vida eterna destacarán los
sabios, que con su palabra y ejemplo han enseñado la conducta que se debe seguir en
los tiempos de persecución. Ellos han enseñado la justicia, es decir, el camino del
temor de Dios y de la lealtad a sus preceptos, y como tales “brillarán” en la nueva era
luminosa, que se abre con un fulgor comparable al de las estrellas; “los que hayan
enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los
siglos”.
Después de anunciar la distinta suerte de los justos y de los culpables, Daniel recibe la
orden de mantener ocultas las revelaciones que le acaba de hacer hasta el tiempo del
fin: Tú, Daniel, ten en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.
Muchos lo leerán y acrecentarán su conocimiento”. (Dan 12 12,4), es decir, hasta el
tiempo de su cumplimiento. Daniel debe, pues, tener en secreto lo que acaba de ver y
oír hasta que llegue la hora de su manifestación.
6. SALMO 15, LAS ASPIRACIONES DE INTIMIDAD CON DIOS.
Este Salmo es el desahogo íntimo del alma que encuentra su felicidad en vivir en
compañía de Dios, porque Él es la fuente única de todo bien. De aquí se sigue el
interés y el cariño por todos los que son fieles a su Dios.
El que sigue a Dios ha encontrado su mejor parte, la selecta. El salmista, consciente de
este privilegio, tiene, de día y de noche, presente en su mente a su Dios y espera
eternizar esta intimidad espiritual de vida con su Dios aun por encima de la muerte.
Aleluya.
San Agustín comenta: (...) “Esperar a Dios de Dios, ser colmado de Dios por Dios. Él
te basta, fuera de él nada te puede bastar” (Serm￳n 334, 3: PL 38, 1469).
Con el Salmo 15 imploramos: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”.
Sal 15, 5. 8-11
R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! Tengo siempre
presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa
seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
R.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de
felicidad eterna a tu derecha. R.
7. TERESA DE JESUS, AMIGA DE DIOS
“Quien a Dios tiene, nada le falta. S￳lo Dios basta”, nos enseña Teresa de Jesús,
también define la oración como: “tratar de amistad, con quien sabemos nos ama". Es
así como para ella, la Oración, es tratar como un Amigo a Aquél que nos ama. Y a
Dios le agrada estar con el hombre, su hijo, como el amigo que se goza en el amigo y
como un padre se alegra con su hijo. Dios siempre se agrada cuando el hombre decide
"estar en dialogo con el, o “a solas con El", orando, tratando con El como Amigo.
La Oración, como la amistad, es un camino que comienza un día y va en progreso. El
orante comienza a tratar al Amigo que le ha amado desde toda la eternidad, y así
empieza a conocerle, a amarle, a entregarse a El, en una relación que sabe no
finalizará, pues en la otra vida será un trato "cara a cara" y en felicidad infinita y
eterna.
8. ADHESIÓN Y AMISTAD DEL SALMISTA AL SEÑOR
“Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Sustancialmente, la idea central de
este poema, es la de la confianza ciega en Dios. El salmista se sabe amigo de Dios y se
acoge a la protección divina como única fuente de felicidad. Por eso lo proclama
como Señor único, “Se￱or, tú eres mi bien”, pues sólo en El encuentra su bien. Como
un hijo con su padre.
“Tengo siempre presente al Se￱or: Él está a mi lado”. Vivamos con Dios como con
un amigo, tengamos una fe viva para estar en todo unidos a Dios…….Dios en mí, yo
en Él, he ahí mi vida” , expresa la Beata Carmelita Isabel de la Trinidad quien se goza
de saber que Él es su bien, y así comenta además: “Mi alma se alegra en Dios, de Él
espero mi liberaci￳n”
“Mas para mí, mi bien es estar junto a Dios; he puesto mi cobijo en el Se￱or”, se
canta en el salmo 73, 28.
9. EL SEÑOR, ES LA PARTE SELECTA DEL JUSTO
“El Se￱or es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte!”. El salmista
no quiere tomar parte en los cultos idolátricos, porque no tiene más que un Dios, que
es la parte de mi herencia y su cáliz”. La metáfora alude a la distribución de la tierra
de Canaán entre las doce tribus. A la de Leví no se le dio extensión territorial, porque
su parte o hijuela fue el propio Dios. Debía estar dedicada exclusivamente al culto, por
pertenecer de un modo especial a Dios, y por eso las otras tribus debían atender al
sostén material de sus miembros. El Señor, es, pues, la fracción y heredad especial de
los levitas y sacerdotes; pero también lo era de Israel, de las almas piadosas. Y el
mismo Israel es la heredad del Señor. La semejanza expresa bien la vinculación mutua
de Dios e Israel.
Una segunda metáfora confirma la idea de que el Señor es el cáliz del salmista;
alusión a la costumbre de dar el padre de familias a beber el cáliz común a sus hijos y
huéspedes. En todo caso, se expresa la alegría del salmista, que se siente privilegiado
al poder tener como posesión suya al propio Dios, ¡tú decides mi suerte!, el cual
garantiza su suerte, es decir, su íntimo bienestar y felicidad.
Consecuencia de esta meditación profunda y secreta sobre su suerte privilegiada es su
entrega sin reservas al Señor, al que tiene siempre ante su mente; y precisamente en
esta su vinculación constante a su Dios está su seguridad inconmovible: no me
moveré. “ Él está a mi lado, nunca vacilaré”, Esto es, el Señor está siempre a su lado,
protegiéndole contra todo peligro.
10. LA GRAN ALEGRÍA QUE EMBARGA AL SALMISTA
“Por eso mi coraz￳n se alegra, se regocijan mis entra￱as y todo mi ser descansa
seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el
sepulcro”. Este sentimiento de seguridad bajo la protección del Señor hace que el
justo se entregue a momentos de alegría que penetran todo su ser: “se regocijan mis
entra￱as” , el corazón, y todo su ser, término que resalta enfáticamente la gran alegría
que embarga al salmista al sentirse bajo la protección divina. “Y todo mi ser descansa
seguro”, porque podrá hacer frente a todos los peligros. Movido de esta confianza, el
salmista espera que su Dios no le dejará ir a la región subterránea donde están los
difuntos, “ no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el
sepulcro”, llevando una vida lánguida como de “sombras,” sin dolores físicos, pero
tampoco con alegrías y satisfacciones positivas. El salmista espera que su Dios
protector le libre del peligro de muerte, de ver la fosa del sepulcro.
11. EL SENDERO DE LA VIDA
“Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de
felicidad eterna a tu derecha”. El salmista expresa su esperanza de librarse de la
muerte por intervención divina, que le hará conocer el camino de la vida”, es decir,
le permitirá vivir en plenitud junto a El, gozando de la satisfacción de alegría y de las
delicias a su derecha.
Nos enseña el salmista, que encuentra su felicidad en vivir en intimidad litúrgica con
Dios en su templo. Dios, es el dispensador de toda felicidad, y se goza de tener
relaciones con Dios, “ saciándome de gozo en tu presencia” En sus aspiraciones de
felicidad, el salmista desea convivir para siempre con su Dios; “ En felicidad eterna a
tu derecha”, quizá en estas frases haya un presentimiento de otra vida en unión con
Dios, como se declara en el libro de la Sabiduría. En Proverbio 12:28, el “sendero de
la vida” es el sendero de la justicia, y, como tal, se contrapone a los caminos que
conducen a la muerte. Creo que, en la perspectiva del salmo, la contradicci￳n “no está
entre esta vida y la otra, sino entre la vida con Dios o sin Dios”.
12. TRANFORMAR EL SALMO EN ORACION
Este salmo nos invita a oírlo y transformarlo en oración, es un poema de penetrante
fuerza espiritual. Al comentarlo, el Beato Juan Pablo II, explica que es un cántico
luminoso, con espíritu místico, como sugiere ya la profesión de fe puesta al inicio:
“Mi Se￱or eres tú; no hay dicha para mí fuera de ti” (v. 2). Así pues, Dios es
considerado como el único bien. Por ello, el orante opta por situarse en el ámbito de la
comunidad de todos los que son fieles al Se￱or: “Cuanto a los santos que están en la
tierra, son mis príncipes, en los que tengo mi complacencia” (v. 3 ). (Audiencia
general del miércoles 28 de julio de 2004)
Expresemos confianza en la fidelidad de Dios aclamando: “ Señor, me harás conocer
el camino de la vida.”
13. SEGUNDA LECTURA
En la Antigua Alianza era necesario multiplicar los sacrificios y ofrecerlos varias
veces cada día; los creyentes estaban negociando sin cesar su perdón. La Nueva
Alianza es totalmente distinta: el pecado tiene menos importancia que la iniciativa
amorosa del Señor llamando al hombre a comulgar consigo. Por eso, el sacerdocio
ministerial, ejercido a favor de los hombres, en el seno de la Iglesia, no es más que
una participaci￳n colectiva del único sacerdocio de Cristo, quien “ofreci￳ por los
pecados, para siempre, un solo sacrificio”.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14. 18
Hermanos: Los sacerdotes del culto antiguo se presentan diariamente para cumplir
su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente
ineficaces para quitar el pecado.
Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se
sentó para siempre a la derecha de Dios, donde espera que sus enemigos sean
puestos debajo de sus pies. Y, así, mediante una sola oblación, él ha perfeccionado
para siempre a los que santifica.
Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna
otra oblación.
Palabra de Dios.
14. “UNA SOLA OBLACIÓN” PARA PERFECCIONAR “SIEMPRE A
LOS QUE SANTIFICA”
El autor condensa en pocas líneas la doctrina ya expuesta sobre la ineficacia de los
sacrificios levíticos, impotentes para santificar, que son remplazados por el sacrificio
único de Cristo, “Y, así, mediante una sola oblaci￳n, él ha perfeccionado para
siempre a los que santifica”.
Un sacrificio que necesite repetirse: “Los sacerdotes del culto antiguo se presentan
diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos
sacrificios”, está afectado de intrínseca insuficiencia, y ni siquiera los pecados del año
podrá borrar realmente, sirviendo a lo más para dar cierta pureza legal y disponer los
ánimos a implorar el perdón divino, el cual, caso de ser concedido, lo será en virtud
del único sacrificio futuro de Cristo . “ mediante una sola oblaci￳n”
A todos esos sacrificios antiguos, impotentes para santificar interiormente, sustituye el
sacrificio de Cristo. Insistiendo en la excelencia de ese sacrificio de Cristo, el autor
vuelve a proclamar lo que ha dicho ya muchas veces, es a saber, que, al contrario que
los sacrificios levíticos, es único. Una vez ofrecido el sacrificio, Cristo no lo necesita
repetir; “Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único
Sacrificio, se sent￳ para siempre a la derecha de Dios”, esperando en su sede de
gloria la plena realización de los efectos de aquella inmolación, con la sumisión total y
definitiva de todos sus enemigos; “donde espera que sus enemigos sean puestos
debajo de sus pies”.
Bastó “una sola oblaci￳n” para perfeccionar “siempre a los que santifica”, es decir,
para conseguir el perdón divino y purificar interiormente a los hombres de todos los
tiempos, que serán, de hecho, individualmente santificados conforme vayan haciendo
suyos esos méritos por medio de la fe y de los sacramentos . Como prueba de que en
la nueva alianza, establecida con la oblación de Cristo: “Esta es la alianza que
contraeré con vosotros después de aquellos días — dice el Señor —, depositando mis
leyes en sus corazones y escribiéndolas en sus mentes, y de sus pecados e iniquidades
no me acordaré más.” (Hebreos 10, 16-17), esto es, hay verdadera remisión de los
pecados y Dios no se acordará más de nuestros pecados e iniquidades.
A manera de conclusión, viene la frase final: “Y si los pecados están perdonados, ya
no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna otra oblaci￳n”. Ofrecer nuevas
sacrificios sería hacer una injuria a la sangre de Cristo, como si aquel sacrificio no
hubiese bastado; “No tengo por inútil la gracia de Dios, pues si por la ley se
obtuviera la justificaci￳n, entonces hubiese muerto Cristo en vano”. (Gal 2:21). Ni
esto se opone a la constante repetición en la Iglesia del sacrificio de la Misa, pues este
sacrificio, no es distinto del sacrificio de la cruz, sino aquél mismo, que
continuamente se renueva ante nuestra vista de modo incruento y nos aplica sus frutos.
15. EVANGELIO Mc 13, 24-32
La destrucción de Jerusalén, no lo olvidemos, ¡era el fin del mundo! Unos medios
judeocristianos recogen, por su cuenta, este Apocalipsis y hacen coincidir la
destrucción de Jerusalén con la venida del Resucitado. La intención de Marcos, al
relatar este pasaje, es alertar a sus lectores contra esta coincidencia: por sus enviados,
los ángeles, la Iglesia tomará el relevo de la Jerusalén destruida en la empresa de
reunir las naciones, y nada permite asegurar que esta fase podrá ser breve. En cuanto a
la comparaci￳n de la “higuera” y a la fecha de “este día”, ambas se refieren
exclusivamente a la caída de Jerusalén.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús dijo a sus discípulos: En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de
brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo
del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a los
ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de
un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la
higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan
cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas
estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta
generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras
no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del
cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.
Palabra del Señor.
16. Y SE VERÁ AL HIJO DEL HOMBRE VENIR
El relato de San Marco, nos hace ahora la descripci￳n de esta “venida” del Hijo del
hombre. Esta narraci￳n la describen los tres sin￳pticos. Esta venida será “enseguida,
después de la tribulaci￳n de “aquellos días”. En efecto, una vez que se ejerce el gran
castigo, la “gran tribulaci￳n,” es cuando se va a realizar esta venida o parusía del Hijo
del hombre. ¿Cómo?
La descripción de esta venida triunfal de Cristo, la describe este relato con los
elementos siguientes:
“El sol se oscurecerá.”
“La luna dejará de brillar”
“Las estrellas caerán del cielo.”
“Los astros se conmoverán
En el relato de Lucas se explica además, que sobre la tierra habrá ansiedad entre las
naciones, inquietas por el estrépito del mar y de las olas” y “Los hombres
enloquecerán de miedo e inquietud por lo que viene sobre la tierra”. Es Mateo se
expone: “Se levantarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre
17. LA “VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE
Toda esta descripción cósmica con la que se describe la “venida” del Hijo del hombre,
no es más que el conocido género apocalíptico. Son imágenes calcadas en los
elementos proféticos, con las que se acompañan las grandes intervenciones de la
justicia divina de Isaías, Jeremías 4:23 Ezequiel 32:7 e Isaías, como la siguiente:
“Lamentaos, porque se acerca el día del Se￱or, cruel, con c￳lera y furor ardiente, para
hacer de la tierra un desierto y exterminar a los pecadores. Las estrellas del cielo y sus
luceros no darán su luz, y el sol se oscurecerá naciendo, y la luna no hará brillar su
luz” (Is 13:9.10).
Como se ve, se trata sólo de metáforas, con las que se pretende describir la grandeza y
transcendencia de las intervenciones divinas. No se trata, pues, de presagios señalados
por la transformación de los astros, sino de fuertes imágenes para indicar que Dios
entra en escena.
En esa hora y con gran majestad será la “venida del Hijo del hombre” Se describe
esta venida, es decir la ”parusía”, de la siguiente manera: “Y se verá al Hijo del
hombre venir sobre las nubes lleno de poder y de gloria”.
Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos
cardinales, de un extremo al otro del horizonte.
Otra vez se está en una descripción hecha a base de elementos apocalípticos. Y, por
tanto, hay que interpretar el contenido y enseñanza de este pasaje en función de este
género literario.
18. ¿EXIGE QUE SEA UNA MANIFESTACIÓN SENSIBLE Y
CORPORAL DE CRISTO?
Esta “venida” de Cristo, esta parusía y este “ver” al Hijo del hombre venir en esta hora
con todo este poder ¿exige que sea una manifestación sensible y corporal de Cristo?
Parece que no. La razón fundamental es que se está dentro del género apocalíptico, y,
por tanto, hay que situar y valorar los elementos dentro del mismo. Por otra parte, la
misma palabra parusía de Cristo, si en diversos pasajes neo testamentarios significa la
venida final y sensible triunfal de Cristo, no siempre lo exige (Mt 28, 20b). Por eso no
haría falta admitir una presencia sensible y corporal del mismo. Basta una “presencia”
suya de orden moral o virtual: su poder justiciero sobre Jerusalén, cuyo anuncio
vaticin￳ por “desconocimiento” del Mesías (Lc 19:41-44), y cuyo castigo anunció
también que lo verá “esta generaci￳n” (Mt 24:34). Es lo que ya Mateo había dicho en
otro contexto: “Os digo que hay algunos entre los presentes que no gustarán la muerte
antes de haber visto al Hijo del hombre venir en su reino” (Mt 16:28). Lo que,
evidentemente, no se refiere a una visión sensible de Cristo (Mt 10:23).
19. “LAS NUBES”, LOS “ÁNGELES”
“Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes……Y Él enviará a los ángeles”
“Las nubes ” son otro de los elementos decorativos de las teofanías, y más aún en las
teofanías apocalípticas, con el que se indica, generalmente, el poder extra cósmico de
aquel a quien acompañan. Los “ángeles” son otro de los integrantes apocalípticos.
Aquí aparecen a las órdenes del Hijo del hombre; sin duda se vincula a ellos el sonido
de “la gran trompeta” (Mt), que tiene por misi￳n el congregar y convocar. Está
tomado del uso judío de convocarse las asambleas o reuniones judías al sonido de la
trompeta, lo mismo que para la guerra o para hacer algún anuncio (Ex 19:16; 1 Tes
4:16; 1 Cor 15:52). Es la orden que se da “para que congreguen todos los
elegidos” La universalidad se acusó por congregarlos desde “los cuatro vientos” (Zac
2:10) y de “un extremo al otro del horizonte”. Son imágenes tomadas del Antiguo
Testamento. Esta cita pertenece a Zacarías (2:6), pero tomada posteriormente, ya que
el texto original dice lo contrario: “Os dispersé por los cuatro vientos.” Debe de ser un
complemento de los evangelistas o de las catequesis. Estos ángeles obedientes a las
órdenes de Cristo acusan su trascendencia, ya que en el Antiguo Testamento están a
las órdenes de Dios.
20. PARA QUE CONGREGUEN A SUS ELEGIDOS DESDE LOS
CUATRO PUNTOS CARDINALES
Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos “ desde los cuatro
puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte”. Estos “elegidos” están,
judíos y gentiles, esparcidos por todo el mundo y han de ingresar en el Reino. Y acaso
se refiere preferentemente a los judíos de la “diáspora” que estuviesen entonces en la
ciudad, ya que, como en Pentecostés, “residían en Jerusalén judíos, varones piadosos,
de cuantas naciones hay bajo el cielo” (Hech 2:5). Sobre ellos, los ángeles del Hijo del
hombre ejercerán una protecci￳n especial sobre estos “elegidos” (Sal 91:9-16).
Esta sección, que es una de las que hacen más fuerza en los autores para sostener que
en ella se habla de la parusía final, admite perfectamente, y dentro de una línea
homogénea, una interpretaci￳n literal de la “venida” de Cristo como triunfador, y que
se le “ve” en el juicio predicho por él y ejercido sobre Jerusalén, y cuya “generaci￳n,”
que lo conden￳, había de presenciarlo, pues no pasaría dicha generaci￳n “sin que
todas estas cosas sucedan” (Mt 24:34).
21. APRENDAN ESTA COMPARACIÓN, TOMADA DE LA
HIGUERA.
Parábola de la higuera. — La primera indicación está tomada de la similitud de la
higuera. Lucas le da una amplitud mayor a la comparación : “Aprendan esta
comparaci￳n, tomada de la higuera”. Cuando las ramas echan hojas y se pueblan
frondosamente, es que el verano “se acerca.” En la higuera, sus hojas gruesas y
carnosas no empiezan a brotar hasta que el calor penetra en la tierra. Esto indica en
Palestina, donde no se conoce la primavera propiamente dicha, la proximidad
inmediata del verano.” (Comentario Biblia Nacar-Colunga)
22. CUANDO VEAN QUE SUCEDEN TODAS ESTAS COSAS
Pues así hace la comparación, “cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan
que el fin está cerca, a la puerta - el reino de Dios -”, en esta fase triunfal de la
“venida” de Cristo, cumpliendo su justicia y su promesa. “ustedes se dan cuenta de
que se acerca el verano” Posiblemente la parábola de la higuera, en su sentido
primitivo, no apuntaba a los signos destructores, sino al poblarse de hojas y reverdecer
su vida; o también que fuese un signo de la bendición que viene (Joel 2:22). Aunque
acaso esté implícito lo que dice: “levantad vuestras cabezas, porque vuestra liberaci￳n
está cerca” (Lc 21:28).
Sucederá a la generación a quien lo dice, es decir todo esto sucederá en un período
relativamente corto. “no pasará esta generaci￳n, sin que suceda todo
esto” Naturalmente, “esta generaci￳n” es la de aquellos a los que se dirige Jesucristo
en esta hora. Y, puesto que éstos verán el cumplimiento de “todas estas cosas,” es que
se refiere a la destrucción de Jerusalén (Mt 16:28).
23. EN CUANTO A ESE DÍA Y A LA HORA, NADIE LOS CONOCE
El absoluto desconocimiento de esta hora. Pero aún enseña más. El desconocimiento
de “ese día y a la hora” es tal que no lo sabe “nadie,” ni los ángeles “ni el Hijo, sino
s￳lo el Padre”, aunque probable, es discutido, este “Hijo” que pone aquí no es el Hijo
en cuanto Verbo, sino el “Hijo del hombre” que se dice en el versículo siguiente.
Cristo como hombre no puede ignorar nada de lo que le compete de alguna manera a
su misión. Es la doctrina constante enseñada por la Iglesia. Si aquí puede extrañar esta
formulaci￳n; es por no valorar suficientemente el uso del verbo “conocer” en las
lenguas semitas. Este no sólo significa un conocimiento especulativo, sino también
práctico. Lo que viene a ser equivalente a actuar o tomar la iniciativa o manifestación
de la obra de este día. Pero esto, tanto en el plan divino como en los relatos
evangélicos, está reservado al Padre (Mt 20:23; 11:25; Lc 12:32, etc.). Este es el
secreto y la hora del Padre para manifestarlo a los hombres. Cristo mismo dirá en otras
ocasiones que aún no lleg￳ su “hora”, lo que sugiere que, supuestamente, la sabía.
24. LA DESPREOCUPACIÓN DE LOS HOMBRES ANTE LA
IGNORANCIA DE ESTA HORA.
El Señor con algunas pequeñas comparaciones destaca la despreocupación en que
estarán los hombres ante esta hora. Como en tiempo de Noé, a los hombres,
despreocupados del castigo, haciendo su vida ordinaria, de improviso los sorprendió el
diluvio, así será “la venida del Hijo del hombre” (Lc 17:26-30). Hay otros ejemplos
ambientales. Dos hombres estarán en sus oficios de campo, y uno será “tomado” y
otro será “dejado.” Dos mujeres (Lc 17:35), ya que es lo usual, están moliendo con un
molino de mano, que se compone de dos grandes piedras planas giratorias. Las dos
están allí moliendo, y, en esta hora, una será “tomada” y otra será “dejada.” Por esa
raz￳n, tenemos que estar siempre a la espera y preparados. “Velad, pues, porque no
sabéis en qué día llega vuestro Se￱or.” (Mt 24,42)
Jesús quiere hacer comprender que el misterio pascual ahora presente -su “hora”, será
el comienzo de la fase final de los tiempos. De ahí que la Palabra de hoy, nos invita a
todos, y ya mismo, es decir desde ahora, a la vigilancia y a escudriñar los
acontecimientos sabiendo captar en ellos la proximidad del Hijo del hombre, es decir,
de su retorno glorioso, donde “se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes,
lleno de poder y de gloria”, como también es un llamado a abrazar plenamente su
Palabra, más estable que los cielos y la tierra; “ El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán” ; sin embargo, la pregunta concreta que muchas veces nos
hacemos: ¿Cuándo...? queda sin respuesta. “Ese día y a la hora, nadie los conoce, ni
los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre”. Jesús, mientras se revela como
el Hijo, muestra que no puede disponer ni del día ni la hora del fin. Por eso, en cuanto
Hijo y hombre, se confía él mismo por completo al designio de amor y salvación del
Padre.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
XXXIII Domingo Ciclo B
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
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caminandoconjesus@vtr.net