DOMINGO 33. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
Mc. 13, 24-32
Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la
luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas
que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del
hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a
los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo
de la tierra hasta el extremo del cielo.
"De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas
y brotan hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros,
cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas. Yo os
aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo
y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas de aquel día y hora,
nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre."
CUENTO: EL REY Y EL MENDIGO
Iba yo pidiendo de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu
carro de oro apareció de lejos, como un sueño. Y yo me preguntaba
maravillado quién sería aquel rey de reyes. Mis esperanzas volaron hacia el
cielo, y pensé que mis días malos de habían acabado. Y me quedé
esperando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La
carroza se detuvo a mi lado, me miraste y bajaste corriendo. Sentí que la
felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste la
mano derecha diciéndome:
- ¿Puedes darme alguna cosa?
- ¡Ah, qué ocurrencia de tu realeza, pedirle a un mendigo!.
Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Saqué entonces despacio de mi
mochila y granito de trigo y te lo di..
¡Qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi mochila en el suelo,
encontré un grano de oro!. Entonces, qué amargamente lloré por no
haberte tenido corazón para entregarte todo mi trigo. Se me habría
convertido en oro.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
¡Mira que somos cabezones los humanos! No escarmentamos. Un año tras
otro se nos recuerda lo mismo. Con la finalización del año litúrgico que
culmina el próximo domingo, la Iglesia nos vuelve a poner ante la dura
realidad de la vida. Todo pasará. Habrá un final, el nuestro y el de la
humanidad y el del universo. Nos lo recuerda hoy el Evangelio y lo vivimos
habitualmente en la vida. Como dijo el poeta: “todo pasa y todo queda,
pero no nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”.
Lo de las señales catastróficas que dice que acompañarán este final es un
lenguaje figurado, sin duda, propio de esa literatura apocalíptica. Porque
Jesús ya vino, pero a la vez sigue viniendo a nuestras vidas cada día, cada
año, toda la vida. Y es que la fe cristiana es un proceso continuo de
conversión. Y cada adviento, cada cuaresma, cada domingo, la Iglesia nos
recuerda que Cristo está a la puerta llamando a nuestra vida. Y que hay que
saber escucharle y abrirle nuestro corazón, discerniendo las señales de su
paso por nuestra vida, como nos dice hoy el Evangelio con las hojas de la
higuera. Estar atentos, ése es el mensaje de este domingo. Cristo pasa a
nuestro lado y seguirá tendiendo su mano para que le demos todo, no sólo
migajas de nuestra vida, como hizo del mendigo del cuento. Saber verle en
el pobre, en el inmigrante, en el que está solo, en el que sufre, en el
parado. Sabes escucharle en la oración y recibirle en la Eucaristía. Saber
encontrarle en cada ser humano que se cruza en nuestro camino y en cada
signo de vida que nos rodea. Saber sobre todo amarle siendo nosotros amor
amable, sonriente, acogedor, solidario. No dejemos pasar la oportunidad.
Que no nos pase como al mendigo, que luego lo lamentemos.
Aprovechemos este momento de gracia que Dios nos pone en el camino y
dejemos que Cristo entre más plenamente en nuestra vida. No tengamos
miedo a darle todo, nos lo devolverá con creces en forma de felicidad. Y
convertirá nuestro trigo, nuestra vida, en una gran montaña de oro, el oro
más hermoso, el oro de una vida plena, el oro de la alegría, el oro de la fe,
el oro eterno del amor.
¡QUE ESTA SEMANA DEJES A CRISTO ENTRAR UN POQUITO MÁS EN TU
VIDA Y QUE SU PRESENCIA RENUEVE EN TI LA PAZ Y LA ESPERANZA!