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Domingo 2C Adviento
“Preparen el camino del Señor” (Lc 3, 1-6)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Juan Bautista)
José Martínez de Toda, S.J. ( martodaj@gmail.com )
¿Qué hacían los poderosos antes de la llegada de Jesús?
Los habitantes de Roma han preparado un poderoso ejército y se han apoderado de
casi todo el mundo conocido por ellos. Su poder llega hasta Palestina, la tierra de los judíos,
donde manda Pilato a nombre de Roma. Allí obligan a la población a pagar impuestos para
Roma, la explotan, abusan de ella. Y la muerte y la destrucción llenan la tierra.
Pero ellos no saben lo que prepara Dios.
¿Qué hace Dios ante esta situación?
S. Ignacio nos lo cuenta: “ Las tres divinas Personas miraban toda la redondez de la
tierra llena de hombres, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo, unos
sanos y otros enfermos, y todas las gentes en tanta ceguedad hiriendo y matando. Y esas
Divinas Personas deciden en su eternidad que la segunda Persona se haga hombre, para
salvar al género humano .” (Ejercicios Espirituales, NN. 102, 106, 108).
Y Dios envía primero a Juan Bautista el Precursor, a preparar los caminos de Jesús, y
que comenzó a predicar el arrepentimiento de los pecados.
Así hace Dios con nosotros, que escribe recto con líneas torcidas.
Ahora que conocemos todo el desenlace, entendemos todo. Pero en tiempo de Juan el
Bautista era difícil adivinar lo que estaba programando Dios.
Como se ve, lo esencial de lo que ocurre en la humanidad no está en manos de los
poderosos. Lucas dice escuetamente que «la Palabra de Dios vino sobre Juan en el desierto»,
no en la Roma imperial ni en el recinto sagrado del Templo de Jerusalén.
En ninguna parte se puede escuchar mejor que en el desierto la llamada de Dios a
cambiar el mundo. El desierto es el territorio de la verdad. Allí se vive de lo esencial. No hay
lujo ni ostentación supérflua ni cosas sin necesidad. Lo decisivo es buscar el camino acertado
para orientar la vida. Por eso, algunos profetas añoraban tanto el desierto.
De esta forma Dios providente se ocupa de nosotros.
Lo hizo a través de Moisés con los israelitas, a quienes libera de la esclavitud de
Egipto.
Aquí lo hace con Jesús.
¿Cuál fue la función específica de Juan Bautista?
El oficio de Juan el Bautista fue anunciar la llegada del Mesías;
Juan fue quien supo identificar y señalar, entre la multitud, al Cordero de Dios que venía a
quitar el pecado del mundo.
Juan enseñó a la gente a reconocer, entre los hilos y las telas de una historia confusa, la
presencia del Emmanuel , es decir, del Dios con nosotros , que se hizo historia y sangre, pueblo y
cultura, súplica y grito de protesta, en el vientre de María, la Virgen fecunda, la llena de gracia y
simpatía.
Juan el Bautista predicó y bautizó en las orillas del río Jordán, junto al desierto, actual
zona fronteriza entre Israel y Jordania.
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¿Cuál fue el mensaje de Juan el Bautista?
Juan viene a dar cumplimiento a la profecía de Isaías que invitaba a levantar la voz en
medio del desierto: “ Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto. Todo valle será
rellenado, todo cerro y colina será nivelado, los caminos torcidos serán enderezados, y
allanados los caminos disparejos. Todo el mundo verá la salvación que Dios envía ”.
Cuando Pablo VI visitó Bogotá, la gente de esa ciudad comentaba que el Papa había
sido el mejor Alcalde de la ciudad, pues, gracias a su visita, se hicieron muchas obras, que
eran necesarias para la ciudad: arreglo de calles, de plazas, etc.
¿Hacía algo especial Juan el Bautista?
<En este marco del desierto, el Bautista anuncia el símbolo grandioso del «Bautismo»,
punto de partida de conversión, purificación, perdón e inicio de vida nueva.> (Pagola).
Juan bautizaba. La gente que venía a escucharlo, confesaba sus pecados y Juan los
hundía en las aguas del Jordán. Era un símbolo de limpieza, pues el agua purifica lo sucio.
Pero también era símbolo de renacimiento, de empezar de nuevo, pues el agua da vida.
¿Qué tenemos que hacer hoy para preparar la venida de Jesús?
<Nuestras vidas están sembradas de obstáculos y resistencias que impiden o dificultan
la llegada de Dios a nuestros corazones y comunidades, a nuestra Iglesia y a nuestro mundo.
Dios está siempre cerca. Somos nosotros los que hemos de abrir caminos para acogerlo
encarnado en Jesús.
Las imágenes de Isaías invitan a compromisos muy básicos y fundamentales: cuidar
mejor lo esencial sin distraernos en lo secundario;rectificar lo que hemos ido deformando
entre todos…; afrontar la verdad real de nuestras vidas para recuperar un talante de
conversión. Hemos de cuidar bien los bautizos de nuestros niños, pero lo que necesitamos
todos es un «bautismo de conversión». > (Pagola).
Más en concreto se recomienda lo siguiente:
- Celebrar el domingo con gozo. Buscar a Dios. Reunidos en torno a su palabra
y a su mesa compartimos juntos una historia y un banquete. Nos encontramos más
dispuestos a oír la palabra de Dios cuando la vida parece más árida.
- Buscar el bien de todos. No somos prisioneros de nuestro clan. Estamos
llamados a abrazar a todos.
- Romper el individualismo. Vivir cada día más abiertos a unas relaciones más
justas y fieles.
- Hacer míos los problemas de la comunidad y participar en todo lo que aporte
soluciones a ellos.
- Ser ejemplo de vida para los que no practican la fe.
La salvación de Dios no sólo llega a los judíos sino a todos los hombres: “Y verá toda
carne la salvación de Dios”.
Vivimos en un mundo polarizado y dividido por la política y los intereses egoístas.
Pero para Dios todos somos iguales. Es como la lluvia, que cae por igual sobre todos.