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Domingo 3C Adviento
“¡Alégrense!” (2 Filipenses 4, 4-7)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Laetare)
¿Por qué se llama ‘Laetare’ al domingo de hoy?
‘Laetare’ significa ‘Alégrense’. De ahí Leticia. Es la primera palabra en latín de la
Misa de hoy, de la antífona de entrada . Es una invitación al gozo, al regocijo, al júbilo. Y
esta expresión (‘Laetare’) se halla además en las dos Lecturas y en el Salmo Responsorial.
¿Por qué tanta alegría?
“El Señor Jesús está cerca”, “está en medio de nosotros”, se repite. Pronto nacerá en
Belén. Hay que celebrarlo.
Y, ¿a quién no le gusta una fiesta? En ella crece nuestra amistad y nuestra alegría.
Pero la venida de Jesús nos obliga a prepararnos a su venida. Hoy es Juan el Bautista,
el que nos urge a convertirnos y a limpiarnos de nuestros pecados.
¿Qué significa en concreto la conversión?
<Había un pintor de calle que hace retratos rápidos de las personas. Un día posó un
borracho sucio , sin afeitar y con ropas malolientes. A pesar de su aspecto desastroso fingió
gran dignidad. El pintor le dedicó más tiempo del normal y, cuando terminó, le presentó al
hombre su retrato.
- “Ese no soy yo”, dijo sorprendido el borracho, cuando se vio bien vestido y
sonriendo en el retrato. Y el pintor le contestó:
- “Pero ése es el hombre que usted todavía puede llegar a ser”. >
Dios es el pintor, y yo el pintado. Ésa es la conversión.
Es lo que la gente le pregunta a Juan: “¿Qué debemos hacer?”
Juan responde inmediatamente:
“El que tenga dos túnicas y comida, que las reparta...”
Se parece a lo que respondió Jesús al joven rico del evangelio, que también le
preguntó: “¿ Qué debo hacer para conseguir la vida eterna ”?
Jesús le respondió: “ Vende lo que tienes, y dalo a los pobres ”.
Aquí Juan y Jesús nos piden verdadera justicia social, atención a los que sufren,
apertura sincera ante las necesidades de quienes viven cerca o lejos de nosotros. Es un cambio
de mentalidad. Es la ‘metanoia’ en griego.
¿Qué les responde a los recaudadores de impuestos?
Los llamaban ‘ publicanos’, y eran funcionarios del imperio romano o de las
autoridades locales. A ellos Juan les dice: “ No exijan más de lo que les está ordenado .”
¿Qué les responde a los soldados, los militares, los policías?
Juan les contesta, “ No hagan extorsión á nadie, ni calumnien; y conténtense con su
salario” (v. 14).
José Martínez de Toda, S.J. ( martodaj@gmail.com )
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Juan, curiosamente, no les dice ni a los publícanos ni a los soldados que se busquen
otra ocupación. No. Alguien hará eso, según sea el sistema que funcione en cada sitio. Sólo
que al menos cada uno debe tratar a la gente justa y honestamente.
Pero eso sí. Si la presión desde el alto mando hace imposible ser justo y honesto,
quizá deban buscar otro empleo.
Aquí lo que más pide Juan es JUSTICIA.
Así es. Lo que Dios pide es justicia . La justicia es un tema frecuente a lo largo de
toda la Biblia. Que Dios sea justo, como repiten una y otra vez los profetas, quiere decir que
es liberador, que toma partido por los pobres y exige que se respete el derecho de los
oprimidos, que es recto, que no se deja sobornar por la palabra engañosa o por el culto vacío.
La religión verdadera es reconocer el derecho de los pobres y establecer relaciones de
justicia entre los hombres (Isaías 1, 10-18; Jeremías 7, 1-11).
¿Podemos nosotros también preguntar: ¿Qué debemos hacer?
Claro. Por ejemplo, ¿Qué debemos hacer los políticos, los médicos, los empresarios,
los militares, los trabajadores, los desempleados, los militantes de un partido, los líderes de
opinión, los comunicadores, los sacerdotes, los evangelizadores?
Cada una de estas profesiones o situaciones puede llevar a la injusticia y debemos
estar vigilantes.
¿Y qué debemos hacer hoy nosotros?
-
No hacer sufrir a nadie. Respetar los derechos de todos. No insultar a nadie.
No aprovecharnos de nuestro poder de una forma egoísta para ganar más poder
aún y dinero.
-
Revestirnos del amor de Dios.
-
Hacer justicia, tener solidaridad y caridad...
-
Acoger a Jesús en nuestro corazón y Él nos dará el valor de abrirnos a los
demás y hacer las obras del amor. Esperar a Jesús, invocar su venida, pues como
dice el Prefacio de hoy, sabemos que cada día “está viniendo” y “ sale a nuestro
encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la
fe y, por el amor, demos testimonio de la espera dichosa de su reino” (Prefacio
del Domingo III de Adviento de hoy).
¿Cuál es el principal problema en la vida de fe de los cristianos?
Uno de los mayores problemas de la Iglesia hoy día es la poca coherencia entre fe y
obras. Decimos que creemos, pero no se nota en nuestra conducta práctica.
Según una encuesta de Gallup en 1987 en los Estados Unidos, había poca diferencia
de conducta moral entre la gente que iba a la Iglesia y la gente que no iba. Y eso se repite hoy
día en muchos sitios.
Cuidado con lo que algunos predicadores repiten en la radio: “Basta con creer, y serás
salvado”. Eso no lo dijo Jesús jamás, y hoy tampoco lo dice Juan el Bautista. La verdadera fe
actúa por la caridad (Gálatas 5,6).