Comentario al evangelio del Jueves 22 de Noviembre del 2012
Si al menos comprendieras lo que conduce a la paz...
Una inquietud del corazón de muchas personas es la paz. ¡Hay tanta violencia, conflictos y guerras que
se dan en nuestro pequeño planeta azul! Para unos es un tema electoral; para otros, ocasión de poder y
para muchos, preocupación honda mezclada con cierto sentimiento de impotencia. Si supiéramos lo
que conduce a la paz…
Un viejo proverbio africano dice: los tambores de guerra son tambores de hambre.
Cuántos nos vamos acostumbrado a ver con naturalidad imágenes de hambre! Realmente es dramático
contemplar la inhumana vida de tantas personas que sufren hambre. Clama desde lo el centro de la
tierra lo injusto de su vida y de su muerte.
El camino que conduce a la paz ¿no habría de pasar necesariamente por poner nuestra creatividad,
inteligencia y esfuerzo en encontrar caminos de justicia y de reconciliación?
Muchos son los que en su lamento se preguntan ¿quién podrá abrir y desvelar este misterio de muerte y
transformarlo en vida y salvación?
Como enviados de Jesús no podemos permitir que nuestra torpeza para perdonar edifique trincheras
para con nuestros enemigos, que nuestra forma de vida sea cómplice de tantas muertes….
Estamos llamados a continuar el camino del cordero degollado y decirle a los abatidos una palabra de
aliento. Estamos llamados a construir de verdad el Reino.
“Paz a los hombres de buena voluntad
Para construir esta paz es inútil
tomar las armas.
Aprendamos a amar al otro
con todo nuestro corazón.
Para amar al otro,
aprendamos a comprenderlo
Para comprender al otro,
aprendamos a conocerle
Conocer, comprender y amar al otro
son las únicas armas a utilizar
Para conducirnos a la paz,
una paz como esta,
no tiene más que un solo precio:
El equilibrio del mundo”
(Poema de una congolesa)
Loli Almarza