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VERDADERAMENTE REY
34 º D OMINGO T IEMPO O RDINARIO . (J N 18,33-37)
F ESTIVIDAD DE C RISTO R EY . 25 DE NOVIEMBRE DE 2012
Culminamos el a￱o litúrgico con esta fiesta de Cristo Rey. Hay un diálogo muy
conocido entre Pilato y Jesús. En la baraja de la vida, pintaba el palo de la verdad en
ese juego entre ellos dos. Curiosa o ir￳nicamente, el evangelista ha ido presentando el
desenlace final de Jesús Rey casi describiendo el ceremonial de coronaci￳n de reyes en
el Antiguo Testamento: entrada triunfal sobre una mula, aclamaciones populares,
proclamaci￳n oficial por escrito, entronizaci￳n, coronaci￳n, unci￳n..., pero todo ello no
en un modo apoteosico, sino de una manera humilde. Y un Rey así, hablará con uno de
los poderosos sobre algo fundamental para Jesús, que era meramente banal y curioso
para Pilato: la verdad.
Detrás de este diálogo encontramos la terrible soledad en la que muere el Se￱or:
abandonado por cuantos le temían como peligroso rival de sus púlpitos o de sus
tronos (los fariseos y Pilato); por quienes le depreciaban desencantados ante un Mesías
demasiado poco pelel￳n y agresivo (zelotes); también por quienes le seguían y amaban
sinceramente, pero que acabarán huyendo, escondiéndose o renegando (discípulos).
La Verdad de Jesús, la Verdad de Dios, también tenía un precio duro e
inc￳modo: la soledad. Podía haber convocado una cumbre y recortar los presupuestos
de su economía de salvaci￳n, negociando con todos o con algunos de sus
“abandonantes”. Pero Jesús no quiso más que dar su vida por la obra del Padre Dios,
de la cual vivi￳ y por la cual se desvivi￳.
Así lo dice ante Pilato: “para esto he nacido y para esto he venido al mundo:
para ser testigo de la verdad”. No se trata de una verdad abstracta y especulativa, ajena
del todo a los que en la vida diaria acontece, sino de una verdad que tiene rostro, que
tiene voz, que genera verdadera esperanza y gusto por la vida. El Semblante y la
Palabra del Padre Dios es lo que Jesús testimonia, lo que Él nos da como verdad, como
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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camino, como vida. Su Verdad es nuestra verdad, y no la que a veces nos inventamos
nosotros o la que nos empe￱amos en decidir en nuestras urnas interesadas.
La verdad de la vida, la verdad del amor, la verdad de la justicia, la verdad de la
paz, la verdad de Dios y la del hombre, tienen un único rostro, una única voz, un único
nombre: Jesucristo. Quiera Él ayudarnos a sentar esta verdad en nuestro trono personal
y colectivo, y a abrazarla con todas nuestras fuerzas aunque ello nos pudiera ocasionar
una peque￱a o una grande soledad por los dominadores que usan y abusan de sus
mentiras para seguir a toda costa en su poltrona de codicia, de lujuria y de poder. S￳lo
la Verdad nos hace libres, s￳lo el reinado de Jesucristo nos permite desmontar toda
esclavitud y vivir como hijos ante Dios y como hermanos ante los demás.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo