“YO HE ORDENADO A UNA VIUDA QUE TE PROVEA DE ALIMENTO”….“POR
FAVOR, TRÁEME EN UN JARRO UN POCO DE AGUA PARA BEBER”….
“¡ALABA AL SEÑOR ALMA MÍA!”...”EL SEÑOR…. HACE JUSTICIA A LOS
OPRIMIDOS Y DA PAN A LOS HAMBRIENTOS” “CUIDENSE”…. “DE LOS QUE
DEVORAN LOS BIENES DE LAS VIUDAS Y FINGEN HACER LARGAS
ORACIONES”… “UNA VIUDA DE CONDICIÓN HUMILDE Y COLOCÓ DOS
PEQUEÑAS MONEDAS DE COBRE DIO TODO LO QUE POSEÍA, TODO LO QUE
TENÍA PARA VIVIR”.
Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXXII Ciclo B
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. DARLO TODO
Una pobre viuda ha echado en el cofre del templo “ todo lo que poseía, todo lo que
tenía para vivir” , de manera semejante a lo que ya hiciera aquella viuda de Sarepta
con el hombre de Dios (Primera Lectura: 1Re 17,10-16). Al darlo todo se convierte
en ejemplo concreto de cumplimiento del primer mandamiento, justamente en las
antípodas del hombre rico, que permaneció aferrado a sus seguridades, y de los
escribas, llenos de codicia y vanidad. Este gesto silencioso, realizado a la entrada
del templo, pone de relieve cuál es la correcta disposición en el culto y en toda
relación con Dios: en el Reino de Dios sólo cabe la lógica del don total.
Este breve episodio de una pobre e insignificante viuda nos conduce de lleno al
corazón del evangelio. En efecto, lo que Jesús alaba en ella no es la cantidad –tan
exigua que no saca de ningún apuro), sino de su actitud, ella ha dado: “ todo lo que
poseía, todo lo que tenía para vivir”
Nosotros la hubiéramos tachado de imprudente –se queda sin lo necesario para
vivir–, pero Jesús la alaba. Lo cual quiere decir que nuestra prudencia suele ser poco
sobrenatural. Tendemos a poseer porque en el fondo no contamos con Dios.
Tenemos miedo de quedarnos sin nada, olvidando que en realidad Dios nos basta.
Preferimos confiar en nuestras previsiones más que en el hecho de que Dios es
providente (1ª lectura). Desatendemos la palabra de Jesús: el que quiera guardar su
vida, la pierde; el que la pierde por Él es quién de verdad la gana (Mc 8,35). Y
además, lo que tenemos no es nuestro: “¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1Cor
4,7).
En el fondo, el mejor comentario a este evangelio que nos habla de totalidad son las
conocidas palabras de San Juan de la Cruz: “ Para venir a saberlo todo, no quieras
saber algo en nada. Para venir a gustarlo todo, no quieras gustar algo en nada. Para
venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada”. (Subida del Monte Carmelo
1, 13, 11-13). Sólo posee a Dios el que lo da todo, el que se da del todo, pues Dios
no se entrega al que se reserva algo. El que no está dispuesto a darlo todo aún no
ha dado el primer paso en la vida cristiana
2. PRIMERA LECTURA
La palabra del profeta se cumplió para esta pobre madre, que desde su pobreza,
pudo y supo compartir lo poco que tenía con el huésped necesitado. Quien da desde
su pobreza lo hace porque puede comprender la necesidad ajena como propia. Y su
generosidad es más grande, porque lo hace viendo al otro, y no a los bienes que
posee.
Lectura del primer libro de los Reyes 17, 8-16
La palabra del Se￱or lleg￳ al profeta Elías en estos términos: “Ve a Sarepta,
que pertenece a Sidón, y establécete allí; ahí Yo he ordenado a una viuda que
te provea de alimento”. El parti￳ y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la
ciudad, vio a una viuda que estaba juntando le￱a. La llam￳ y le dijo: “Por favor,
tráeme en un jarro un poco de agua para beber”. Mientras ella lo iba a buscar,
la llam￳ y le dijo: “Tráeme también en la mano un pedazo de pan”. Pero ella
respondió: Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un
puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un
manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo
comeremos, y luego moriremos”. Elías le dijo: “No temas. Ve a hacer lo que
has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela; para
ti y para tu hijo lo harás después.
Porque así habla el Señor, el Dios de Israel: El tarro de harina no se agotará ni
el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la
superficie del suelo”. Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron
ella, él y su hijo, durante un tiempo. El tarro de harina no se agotó ni se vació el
frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por
medio de Elías.
Palabra de Dios.
3. EL LIBRO DE REYES
La historia de Israel desde los últimos años de David hasta la cautividad de
Babilonia, unos cuatro siglos, se narra en los libros que la Biblia hebraica llama 1 y 2
de los Reyes. En los comienzos, los mencionados libros formaban uno solo, de lo
que dan fe los Padres de la Iglesia, Orígenes, Eusebio y San Jerónimo. La división
en dos partes iguales aproximadamente empezó más tarde, en el año 1517. Esta
división es por tanto artificial. Los eruditos comentan que el texto original hebraico
del libro se ha conservado medianamente bien.
A las pocos líneas de lectura de este libro, caemos en la cuenta de que el texto
tiende a probar que todos los males que han azotado a Israel y Judá son efecto de la
infidelidad de los reyes y del pueblo al pacto de la alianza (2 Re 23:27). Como padre
se comporto Dios para con su pueblo, ya premiando su conducta cuando seguía por
las sendas del bien o castigándole en caso de desvío religioso, pero siempre
dispuesto a perdonarle en caso de arrepentimiento. Por entregarse a la idolatría
desapareció el reino de Israel; en cuanto al de Judá, le castigó Dios con la
deportación a Babilonia, pero no lo destruyó totalmente a fin de mantener en pie la
promesa del trono eterno hecha a David. Los libros de los Reyes pueden
considerarse como un comentario a la profecía de Natán (2 Sam 7:12-16). Como se
desprende de lo dicho, no quiere el autor sagrado escribir todo lo sucedido desde
todos los puntos de vista en Israel y Judá desde la muerte de David hasta el exilio de
Babilonia, sino más bien entresacar de la historia de Israel y Judá de aquellos cuatro
siglos algunos hechos característicos que son sostén y base de la tesis religioso-
histórica que intenta probar.
4. LA EFICACIA DE LA FE EN LA PALABRA DE DIOS
La lectura de hoy, nos trae un relato de Elías, tisbita, habitante en Galaad. En la
historia de Elías, que tuvo ante sus ojos, pueden vislumbrarse dos corrientes: una,
en la que Elías desempeña el papel principal y en la que existe una hostilidad
violenta contra el Rey Ajab y su familia, comprende los relatos referentes a la gran
sequía, el torrente (arroyo) Querit se secó al cabo de un tiempo; entonces indicó
Dios a Elías que se trasladara; “Ve a Sarepta”, al mediodía de Sidón, en el lugar
llamado hoy Sarfend, Sarafand, entre Tiro y Sidón. Un símbolo guarda todavía el
recuerdo de la permanencia allí del gran profeta Elías. Al pedirle pan, le responde la
mujer fenicia, poniendo a Dios por testigo, que no dispone de pan cocido, o sea, de
pan plano, redondo y cocido bajo la ceniza. Parece que la viuda solamente tenía un
hijo de corta edad.
Este episodio manifiesta la eficacia de la fe en la Palabra de Dios. Es la Palabra la
que empuja al profeta Elías, perseguido por la reina Jezabel, a refugiarse en la tierra
de origen de su enemiga: el Señor ha predispuesto, en efecto, que otra mujer fenicia,
viuda y paupérrima, sea para Elías instrumento de salvación en el tiempo de
escasez. A la petición de alimento por parte del profeta; “Por favor, tráeme en un
jarro un poco de agua para beber”, le responde la mujer declarando su propia
indigencia: le queda sólo el sustento de un día para ella y para su hijo; “No tengo
pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el
frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y
para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos”, sin embargo, fiándose de Elías,
que le predice una intervención prodigiosa del Señor, es capaz de renunciar a lo que
le aseguraría la supervivencia para ese día. La fe de la viuda se hace caridad
generosa y se vuelve para ella verdadera riqueza: en la experiencia cotidiana del
milagro puede constatar que verdaderamente “el Se￱or sustenta al huérfano ya la
viuda” (Sal 145,9) y que quien confía en él no queda decepcionado: El tarro de
harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que
había pronunciado el Se￱or por medio de Elías” . Precisamente mientras los
israelitas se dejan descarriar por los cultos paganos introducidos por Jezabel y no
escuchan ya la Palabra del Señor, triunfa la fe auténtica en la humilde caridad de
una extranjera que no vacila en privarse de lo necesario para obedecer a la Palabra
que Elías le comunica. Ofrece el alimento de un día al hombre de Dios y recibe de la
mano del Señor el alimento para la vida del cuerpo y del espíritu.
5. SALMO
El Salmo 145 nos invita a la alabanza divina, ¡Alaba al Señor alma mía!, pues el
“Se￱or mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, libera a
los cautivos, abre los ojos al ciego, endereza a los que ya se doblan, ama a los
justos, guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda... El Señor reina
eternamente, tu Dios, Si￳n, de edad en edad”. Tengamos total confianza en Él.
Sal 145, 6-10
R. ¡Alaba al Señor alma mía!
El Señor mantiene su fidelidad para siempre, hace justicia a los oprimidos y da
pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El
Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. R.
Sustenta al huérfano ya la viuda y entorpece el camino de los malvados. El
Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.
6. LA PROVIDENCIA DE DIOS.
En esta bella composición poética se contrapone la suerte del que confía en el
hombre y la del que confía en Dios. Sólo Dios merece la confianza del hombre.
Con frases redundantes, el salmista inicia su poema exhortándose a sí mismo a
alabar al Señor, “¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Se￱or. Alabe yo a al Se￱or en mi
vida, cante salmos a mi Dios mientras exista”. La idea central del salmo es la
confianza en Dios, de quien únicamente puede venir el auxilio seguro al ser humano.
En consecuencia, es inútil confiar en poderes humanos, por muy altos que sean,
pues los mismos príncipes dejan de existir y después de la muerte no pueden prestar
ayuda a nadie. Sólo el Dios de Jacob puede inspirar verdadera confianza, pues es el
mismo que ha formado los cielos y la tierra, y, por otra parte, es fiel a sus promesas
do protección a sus devotos. Especialmente muestra su solicitud y favor con los
necesitados: los oprimidos, los hambrientos, los ciegos, los peregrinos, los huérfanos
y las viudas. “El Se￱or abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están
encorvados. El Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. Sustenta al
huérfano ya la viuda y entorpece el camino de los malvados.” Ese Dios
providente y justo tiene su morada en Sión y desde ella mantiene su dominio por la
eternidad. El salmista no menciona las promesas de engrandecimiento hechas a la
ciudad santa, pero, conforme a los vaticinios proféticos, exalta la situación
privilegiada de Jerusalén, centro de la teocracia hebrea. “El Se￱or reina
eternamente, reina tu Dios, Si￳n, a lo largo de las generaciones”.
7. SEGUNDA LECTURA
Ya no es necesario esperar un nuevo sacrificio, ni un nuevo culto, ni una nueva
aparición. Cristo, con su sacrificio, redimió al género humano. Ahora, sólo nos resta
esperar su vuelta, “aparecerá por segunda vez” , su retorno y su juicio universal,
que es más valioso que cualquier supuesta aparición individual. En esta lectura, la
idea de contraponer el santuario mosaico al santuario “verdadero,” que es el del
cielo, donde entró Cristo para ejercer sus funciones de sacerdote. Otra idea es la de
que Cristo bastó con que ofreciera su sacrificio una sola vez, no como el sumo
sacerdote judío “que penetra cada a￱o”
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28
Cristo no entró en un santuario erigido por manos humanas —simple figura del
auténtico Santuario— sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en
favor nuestro. Y no entró para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como lo
hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre
que no es la suya. Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas
veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una
sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de
su Sacrificio. Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez,
después de lo cual viene el Juicio, así también Cristo, después de haberse
ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por
segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo
esperan.
Palabra de Dios.
8. APARECERÁ POR SEGUNDA VEZ…. PARA SALVAR A LOS QUE LO
ESPERAN.
La descripción de algunos detalles del culto judío en el capítulo de 9 de la Carta a
Los Hebreos, pone de manifiesto la superioridad de la nueva alianza, cuyo único
sacerdote; “Cristo, constituido Pontífice de los bienes futuros ” (Heb 9,11),
mediador; “Por esto es el mediador de una nueva alianza” (Heb 9, 15) y víctima; “así
también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los
pecados de la multitud”. En este párrafo está, en particular, la comparación con el
ritual del gran “día de la expiaci￳n”. Una vez al a￱o, en efecto, entraba el sumo
sacerdote, él solo, en el santo de los santos para expiar los pecados del pueblo
mediante la aspersión del arca de la alianza con la sangre de animales sacrificados;
sin embargo, Cristo “en la plenitud de los tiempos” dio cumplimiento a los ritos
antiguos, que eran sólo una figura del sacrificio perfecto: entró en el verdadero
santuario, en la dimensión trascendente “cielo” de Dios, “una sola
vez”, ofreciéndose a sí mismo para quitar los pecados de la multitud” , como el
siervo de YHWH profetizado por Isaías (53,12). El don de su amor es tan
sobreabundante que el pecado no sólo queda perdonado, sino exterminado “para
abolir el pecado”; En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la
consumación de los tiempos, “para abolir el pecado” por medio de su
Sacrificio, por eso el hombre es hecho de nuevo, queda libre, está salvado.
Esta ofrenda sacrificial, sin embargo, no nos priva de la presencia de Cristo: siempre
vivo “para presentarse delante de Dios en favor nuestro” , él se manifestará una
vez más en la historia. Y no será ya para liberar a la humanidad del pecado -dado
que su sacrificio tiene un valor eterno-, sino para conducirla a su desenlace
definitivo. “Aparecerá por segunda vez, ya no en relaci￳n con el pecado”, es
decir, libre ya de esa carga expiatoria por el pecado, vencidos todos los enemigos,
resplandeciente de gloria, de la que hará partícipes a sus fieles, “para salvar a los
que lo esperan”, con vigilancia perseverante.
9. EVANGELIO
El relato de esta viuda es un paso más en la reflexión de la primera lectura de este
domingo. Porque aquí se explicita la diferencia que hay en dar desde lo que sobra y
en dar desde lo que se tiene para vivir. El pobre sabe que no le sobra, y, sin
embargo, es generoso. Es necesario aprender que lo que tenemos no es nuestro,
sino que somos simples administradores de los bienes para ponerlos en común, para
que nadie pase necesidad.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 38-44
Jesús ense￱aba a la multitud: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta
pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los
primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes
de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más
severidad”. Jesús se sent￳ frente a la sala del tesoro del Templo y miraba
cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de
cobre. Entonces él llam￳ a sus discípulos y les dijo: “Les aseguro que esta
pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han
dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía,
todo lo que tenía para vivir”.
Palabra del Señor.
10. CUÍDENSE DE LOS ESCRIBAS, A QUIENES LES GUSTA PASEARSE
CON LARGAS VESTIDURAS
Jesús enseñaba a la multitud: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta
pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los
primeros asientos en las sinagogas y los banquetes ”. La dura censura de Cristo
contra los fariseos también lo recoge Mt en su capítulo 23, allí Jesús dijo a la multitud
y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes
hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque
no hacen lo que dicen”.
Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la
soberbia, y esas palabras de “Cuídense” o “no se guíen por sus obras”, las hace
para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos
aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus
hermanos, como a los que “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes
y los primeros asientos” . Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente
y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo
practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño
enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que
decimos representar.
11. NO TENÍAN INCONVENIENTE EN SIMULAR LARGAS ORACIONES,
PARA SER TENIDOS POR EJEMPLARES,
La inserción aquí de la ostentación de los escribas, casi todos fariseos, tiene
probablemente una finalidad por contraste, evocada por el episodio siguiente de la
pobre viuda. Frente a su inmensa ostentación de ser siempre los primeros en toda la
vida social, buscaban que recayese sobre ellos el prestigio religioso de la Ley, sin lo
cual, para ellos, nada valía (Jn 7:49), y no tenían inconveniente en simular largas
oraciones, para ser tenidos por ejemplares, y en “devorar los bienes de las
viudas” . Ya los profetas censuraban la indefensión de estas gentes. Este tema es el
que le va presentar, y es lo que significa la ofrenda de una “pobre viuda”, frente a
toda la ostentación y fraudes farisaicos.
Otro aspecto interesante, es como aquí Jesús nos advierte y nos da los criterios para
distinguir entre los verdaderos y los falsos maestros en la enseñanza que dispensa
en el templo y censura su comportamiento, movido por la vanagloria; “Cuídense de
los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras” y, por la
avidez sin escrúpulos y por la ostentaci￳n de una piedad puramente exterior “ que
devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones” Jesús es
capaz de captar la verdad de la persona más allá de las apariencias, observando la
conducta de cada uno en la vida diaria.
12. DA A DIOS, LO QUE RECIBE CADA DÍA.
Cuando Jesús, encuentra un verdadero maestro, lo pone como ejemplo a sus
discípulos, en este caso, se trata de una “pobre viuda” que se acerca al cofre del
tesoro del templo para echar una suma irrisoria, “dos peque￱as monedas”, sin
embargo, esta ofrenda representa para la viuda “todo lo que poseía, todo lo que
tenía para vivir”. La humilde mujer ha echado, por tanto, su vida en el “tesoro del
templo” , porque ha encontrado en Dios su sostén para hoy y para el día de mañana,
para este tiempo y para la eternidad. Esta “ verdadera maestra”, más rica que los
acomodados que echan muchas monedas como ofrenda, puede enseñar sin
presunción el camino de la fe, un camino que pasa a través del abandono confiado
en las manos de Dios.
Jesús siempre observa todo lo que ocurre en la casa del Señor, cuando no le pareció
correcto que se traficara en el templo, expulsó a los mercaderes a fuera. Pero ahora
se fija en los que ofrecen sus dones. Jesús, cuando ve alguien que comete una falta,
lo aclara y lo condena, pero cuando ve algo bueno, lo alaba.
Así es como observa a una viuda que
ofrece “dos pequeñas monedas”. Seguramente esta mujer había adquirido con el
esfuerzo de su trabajo este dinero para proporcionarse su alimento. Pero lo que ella
ofrece es todo lo que tiene. Esta viuda ofrece al Señor, los frutos de su pobreza. Ella
da a Dios, lo que recibe cada día.
13. DIO TODO LO QUE POSEÍA, TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR.
El señor se complace con todas las ofrendas que tienen un hermoso propósito. Pero
el Señor acepta mucho más el corazón que las ofrendas. Jesús, nos hace ver que
importa más el valor del sacrificio que el valor de lo que se ofrece. Por eso Jesús nos
dice; “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros,
porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio “todo
lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.”
Jesús no se ha fijado en la cantidad que se ofrece, él se ha fijado en el afecto, en el
cariño, en la bondad con que se ofrece. A Jesús no le llama la atención que alguien
de mucho de lo que tiene, a él le llama la atención lo que hacen las personas como
la viuda, que dan todo lo que tienen y no lo que le sobra.
14. DEBES ABRIR TU MANO A TU HERMANO, A AQUEL DE LOS TUYOS
QUE ES INDIGENTE Y POBRE EN TU TIERRA (DT. 15,11)
El ser generoso y dar limosna era muy importante para los judíos, esta práctica era
considerada una acci￳n buena; “Pues no faltarán pobres en esta tierra; por eso te
doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos
que es indigente y pobre en tu tierra.” (Deuteronomio 15,11). Es así como se
estimaba que dar limosnas, sea tanto para el culto como para los necesitados, los
abandonados o las viudas, eran imaginadas como una acción buena y agradable a
Dios. Dar limosna es un modo de mostrarse de acuerdo que todos los bienes
pertenecen a Dios. En efecto, sólo somos administradores de esos bienes y así haya
vida en abundancia para todos.
15. SE REPARTÍA A CADA UNO SEGÚN SU NECESIDAD. (HECHOS 4, 32-35)
Recordemos que la práctica del compartir y de ser solidarios era una de las formas
de vida de las primeras comunidades cristianas y todos los creyentes intentaban
poner en común todo los bienes: La multitud de los creyentes no tenía sino un solo
corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en
común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección
del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún
necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el
importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno
según su necesidad. (Hechos 4, 32-35)
8. OFREZCAMOS LAS COSAS CON EL CORAZÓN
Si damos limosna haciendo ostentación y queremos llamar la atención, y buscar con
esta actitud reconocimiento o alabanza, eso es un defecto. Pero si damos una
limosna con verdadero espíritu de caridad y compasión, es una virtud. Sin embargo
lo que más merito tiene, es el amor con que se ofrece, no la cantidad. Por lo que a
Dios le vale más el corazón, no lo material.
Ofrezcamos las cosas con el corazón, demos a los que necesitan con amor, seamos
generosos como Jesús quiere que seamos, con verdadero espíritu de caridad, por
amor a Dios y nuestros hermanos.
16. UNA COSA ES EL AMOR, Y OTRA LA OSTENTACIÓN.
Observemos como Jesús nos hace ver que pese a las dificultades, la pobre viuda le
ofrece a Dios todo lo que tiene, esto porque siempre tendremos algo que ofrecerle al
Señor. Todo lo que somos y todo lo que tenemos viene de Dios, y son sólo medios
que Dios puso en nuestras manos y espera de nosotros que sepamos compartirlo.
Así es, como estamos invitados a ser generosos y a vivir sin apego a lo material, es
decir, a ser desprendido de las cosas materiales, a compartir y ser solidario, como a
valorar las cosas pequeñas, pero ofrecidas de corazón y con amor.
La lección era clara. Lo que pesa en la ofrenda al templo, a Dios, no es lo material,
sino lo espiritual del que lo ofrece. Por eso esta viuda ha echado más que todos
cuantos echan en el tesoro. Una cosa es el amor, y otra la ostentación.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
XXXII Domingo Ciclo B
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
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