Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 34, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de
su Padre * Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor. * Vio una viuda pobre
que echaba dos reales
Textos para este día:
Apocalipsis 14, 1-3. 4b-5:
Yo, Juan, miré y en la visión apareció el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con
él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabado en la frente el nombre del
Cordero y el nombre de su Padre. Oí también un sonido que bajaba del cielo,
parecido al estruendo del océano, y como el estampido de un trueno poderoso; era
el son de arpistas que tañían sus arpas delante del trono, delante de los cuatro
seres vivientes y los ancianos, cantando un cántico nuevo. Nadie podía aprender el
cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, los adquiridos en la tierra. Éstos
son los que siguen al Cordero adondequiera que vaya; los adquirieron como
primicias de la humanidad para Dios y el Cordero. En sus labios no hubo mentira,
no tienen falta.
Salmo 23:
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la
fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? /
El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es
el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Lucas 21, 1-4:
 
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el
cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo:
"Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han
echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que
tenía para vivir".
Homilía
Temas de las lecturas: Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de
su Padre * Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor. * Vio una viuda pobre
que echaba dos reales
1. Voces y Cantos
1.1 Varias veces el Apocalipsis compara la voz del Señor o en alabanza del Señor
con "muchas aguas" (cf. Ap 1,15; 19,6). La experiencia enseña que el estruendo de
las aguas es capaz de imponerse a cualquier voz que esté cerca por una sencilla
razón física: las gotas de agua al chocar unas con otras en tan diversas
velocidades, cantidades y ángulos producen un elenco de frecuencias que recubre
casi cualquier sonido. Si la voz del Señor es como "muchas aguas" quiere decir que
su Palabra domina sobre toda otra palabra. Y esto es importante porque a veces
creemos que las palabras del pesimismo, de la amargura o de la fantasía se van a
imponer, y no es así.
1.2 El vidente pasa a darnos otra descripción: un canto que nadie puede aprender,
sino los elegidos. El canto une la idea de la palabra con la fuerza de la música. La
palabra es la Palabra poderosa por excelencia, pues así se simboliza a Cristo en
este libro (cf. Ap 19,13); la música es símbolo de la inspiración, el compartir de un
mismo espíritu. Poseídos por la Palabra y el Espíritu, los elegidos tienen su propio
modo de cantar, que no puede ser falsificado porque nadie puede reemplazar ni a
esa Palabra ni a ese Espíritu.
2. Perfil de los elegidos
2.1 El Apocalipsis da una razón para esas bendiciones de los elegidos: sus labios
son sinceros y su conducta irreprochable (Ap 14,5). Quizá no deberíamos entender
estos términos en primer lugar como calificaciones morales, esto es, como si la
Biblia estuviera diciendo: "se portaron tan bien y tan correctamente, que merecen
estar con el Cordero". La perspectiva entera del libro es profética: los que son
alabados son ante todo los que han sostenido en sus labios la palabra, "el
testimonio" (cf. Ap 1,9; 6,9; 12,11). Los "labios sinceros", o mejor: labios "sin
engaño" son aquellos que han mantenido el testimonio y no han caído en la
"falsedad", que, en lenguaje de los profetas, es, sobre todo, la idolatría.
2.2 Algo parecido hay que decir de la "conducta irreprochable". Más que un
apelativo moral construido por el esfuerzo humano es el fruto natural de los
redimidos. San Pablo llama así, "irreprochables" (ámòmoi) a los redimidos: "El os
ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros
santos, sin mancha e irreprensibles delante de El" (Col 1,22). Tal vez el sentido es:
"aquellos en quienes está viva la gracia de la redención". No excluye el esfuerzo, la
voluntad, los buenos hábitos, pero se funda ante todo en la obra de Dios por Cristo.
Aquellos que viven así, hasta esa dimensión de permanencia en la gracia primera,
son los elegidos.
3. "El todo por el todo"
3.1 Vivir con la gracia de la redención fresca en nuestras almas supone una especie
de radical apuesta por Dios. El mundo tiene sus propias propuestas y reclama sus
propios tributos. Tarde o temprano el cristiano descubre que, aunque su vida sea
"normal" entra en conflicto con esos intereses e ídolos. Por eso hablamos de una
"apuesta".
3.2 Es claro que en la medida en que el conflicto se hace más intenso la apuesta se
hace más radical, si subsiste. Es lo que acontece en tiempos de persecución. Y los
tiempos finales son sin duda tiempos de persecución. Por eso la perspectiva
apocalíptica es siempre una perspectiva de apostarlo todo para ganarlo todo.
3.3 Desde este contexto podemos entender en toda su fuerza al escena de la viuda.
Jesús está en Jerusalén. Mas no anda de turista; ni tampoco se trata de una
peregrinación más. Son sus días finales; Él está dando el todo por el todo y por eso
tiene ojos para descubrir qué implica eso de " ha echado desde su pobreza todo lo
que tenía para vivir".
3.4 Si lo pensamos, es también el lenguaje de la Eucaristía. En la Cena de su amor
el Señor se ofrece totalmente. No hay partes en este Pan que, al partirse sigue
siendo uno y creando unidad. La Cena del Altar es la cena del final, ya hecha
presente entre nosotros.
Fr. Nelson Medina, O.P.