Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 34, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero *
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente. * Todos os odiarán
por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá
Textos para este día:
Apocalipsis 15, 1-4:
Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que
llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios.
Vi una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los
que habían vencido a la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre;
tenían en la mano las arpas que Dios les había dado. Cantaban el cántico de
Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y
maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu
acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos."
Salmo 97:
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha
dado la victoria, / su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de
su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.
Retumbe el mar y cuanto contiene, / la tierra y cuantos la habitan; / aplaudan los
ríos, aclamen los montes. R.
Al Señor, que llega para regir la tierra. / Regirá el orbe con justicia / y los pueblos
con rectitud. R.
 
Lucas 21, 12-19:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán,
estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y
gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y
sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y
matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni
un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis
vuestras almas".
Homilía
Temas de las lecturas: Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero *
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente. * Todos os odiarán
por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá
1. Un Inmenso Éxodo
1.1 Tres grandes epopeyas se entrelazan en las lecturas de hoy: la pascua de los
israelitas, la pascua del Cordero y la pascua de los que vencieron la bestia. Tres
momentos de victoria, o quizá mejor: tres momentos de una gran victoria, la de
Dios en favor de su pueblo.
1.2 Hay un arco de luz que nos precede y nos sobrepasa, que va desde Moisés
hasta el Cordero Degollado, y luego desde Jesucristo hasta la gloria de la llegada en
plenitud de su gloria, manifiesta a todos los pueblos. Cada pequeña victoria nuestra
se inscribe en ese arco: hemos sido convocados a ser testigos y protagonistas de
una gesta maravillosa; vamos a contemplar y a realizar la derrota de la bestia,
vamos a cantar y a hacer una realidad la victoria de nuestro Cristo.
2. La persecución como camino de evangelización
2.1 Ahora bien, hay que saber entender la victoria sobre la bestia. La bestia pierde
incluso cuando pretende estar ganando terreno. Es la ley que vemos inscrita en la
Cruz del Señor: allí donde el demonio pretendía estar venciendo estaba siendo
vencido. La angustia ante la oposición del mundo es lo que da la victoria al
enemigo. Lo inteligente, con la inteligencia de Dios (cf. 1 Cor 2,16), es aprovechar
cada herida como anuncio y cada persecución como camino que conduce a nuevos
modos y lugares de evangelización.
2.2 Esto lo encontramos ya en los Hechos de los Apóstoles, como en aquel lugar
donde se lee: "los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que
sobrevino cuando la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía,
no hablando la palabra a nadie, sino sólo a los judíos. Pero había algunos de ellos,
hombres de Chipre y de Cirene, los cuales al llegar a Antioquía, hablaban también a
los griegos, predicando al Señor Jesús" (Hch 11,19-20). El cristiano no se distingue
porque todas las cosas le salen bien, sino porque sabe aprovechar los momentos
malos.
2.3 Es lo que nos presenta Jesús en el evangelio de hoy: "los harán comparecer
ante reyes y gobernantes por causa mía: así tendrán ocasión de dar testimonio" (Lc
21,12-13). Como nacidos de la Cruz no podemos esperar sino persecución, pero
como nacidos de la Pascua no podemos esperar sino nuevas victorias.
Fr. Nelson Medina, O.P.