I Domingo de Adviento, Ciclo C
La venida de Jesús nos anima en la esperanza: “Se acerca vuestra
liberaci￳n”. Los profetas habían anunciado al Salvador: “Suscitaré a David
un vástago legítimo”. San Pablo también anuncia: “Que el Señor os
fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva”.
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Habrá signos en el
sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes,
enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres
quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le
viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces
verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y
majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la
cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os
embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se
os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo
sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos,
pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y
manteneros en pie ante el Hijo del hombre» (Lucas 21,25-28.34-36).
Un hombre vacío de tanta banalidad busca la salvación, sin saber que
antes fue Dios que puso esa esperanza en su coraz￳n. “Adviento de un Dios
que nos busca / y sale siempre a nuestro encuentro; / que sigue creyendo
en los hombres / a pesar de nuestros olvidos y rechazos; / que hace nacer
nuevas esperanzas / de nuestras cenizas y desilusiones; / que siempre
empuja a los hombres / a crear justicia y derecho en la tierra…
Hay una brújula y una estela / que lleva a puertos de esperanza / a
pesar de nuestras quiebras y naufragios. / « Se acerca vuestra
liberación »: / no buscada con espadas y corazas, / sino con una cruz
salvadora / que hermana a hombres de toda raza.
Adviento que nos dice quedamente: / « Levantaos, alzad la
cabeza », / Dios sigue creyendo en el hombre; / el hombre puede navegar
hacia Dios. / Timonel: endereza tu rumbo. / Alza la cabeza... / Alza el
corazón... ( Javier Gafo).
1. Lucas nos presenta con gran fuerza dramática la angustia y miedo
de unas gentes que corren enloquecidas, el estruendo ensordecedor del
mar, que no se encuentra en Marcos. La Palabra creadora de Dios, que
introdujo armonía, belleza y bondad, volverá a resonar encarnada, Jesús de
Nazaret. Y se producirá armonía y bondad; liberación. La humanidad dejará
lo malo, será la nueva creación. Manifestación desvelada de nuestro fin, con
esperas activas, de vigilancia, de preparación (Dabar 1976).
Tened cuidado, estad siempre despiertos ”. La liturgia nos dice
también: “ manteneos en pie ”. El texto original subraya: " Estad siempre
despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por
venir y poder así manteneros en pie ante el Hijo del Hombre ". La
caída de Jerusalén aquí relatada entre velos como una etapa en la historia
del reino de Yahvé en el mundo.
Lucas anuncia la " venida del Hijo del hombre entre nubes ", el
misterioso personaje anunciado por Daniel y a quien se confiará el juicio de
las naciones. Lucas, con imágenes tomadas de la literatura profética y
apocalíptica, en un lenguaje gráfico y metafórico, nos transmite un futuro
mejor. Sobre el origen y el final del mundo la Biblia no hace ninguna
descripción científica sino que manifiesta lo que es importante para la
salvación del hombre.
La presencia majestuosa del Hijo del Hombre cuando toda esperanza
humana parece haber desaparecido nos devuelve la ilusión, la certeza de
nuestros mejores sueños: Alzad la mirada. Estad atentos. No os
encerréis y empobrezcáis en las cuatro paredes de una vida sin
horizontes. Huid de una vida miope, rastrera. Es la vida en Cristo
(Dabar 1982).
Adviento significa, por tanto, iluminar los "últimos acontecimientos"
en nuestra historia de hoy, en espera de Belén. Oración y actitud de espera
confiada (esperanza) preparan al discípulo para recibir "de pie" al Señor
(“Eucaristía 1988”).
Vigilar es estar atentos a lo verdaderamente importante y decisivo,
cuando todos nos empuja al despiste y al aturdimiento, al sueño. Vigilar es
tener los ojos muy abiertos en medio de la noche. El que vigila está en pie,
siempre "de puntillas" por la esperanza, a la expectativa de lo sorprendente,
de la sorprendente venida del Señor. Esto es también fijarse en las señales
o signos de los tiempos, responder en cada momento y situación a las
concretas exigencias del evangelio. La esperanza cristiana no es
simplemente estar a la espera, no es aguardar, sino preparar los caminos
para la pronta venida del Se￱or (“Eucaristía 1982”).
Esperar cielo y luchar confiadamente en lo de cada día es el
mensaje de hoy: “Viene el Se￱or nuestro Jesucristo desde el cielo; viene
en gloria al fin de este mundo, el último día; este mundo tendrá un fin, y el
mundo creado será renovado” (S. Cirilo de Jerusalén).
San Agustín comenta la venida que el Señor realiza cada día en su
Iglesia: “ Y entonces verán al Hijo del hombre que viene sobre una
nube en gran poder y majestad (Lc 21,27). Veo que eso puede
entenderse en dos sentidos. Puede venir en la Iglesia cual sobre una nube,
como no cesa de venir ahora, según lo dicho: ahora veréis al Hijo del
hombre sentado a la derecha del Poder viniendo sobre las nubes del
cielo (Mt 26,64). Pero entonces vendrá con gran poder y majestad, porque
aparecerá más en los santos su poder y majestad divina, porque les
aumentó la fortaleza para que no sucumbieran en la persecución. Puede
entenderse también que viene en su cuerpo, el que está sentado a la
derecha del Padre, en el que murió, resucitó y ascendió al cielo, según está
escrito en los Hechos de los Apóstoles: Dicho esto, una nube lo recibió y
lo ocultó de sus ojos. Y allí mismo los ángeles dijeron: Así volverá,
como le habéis visto ir al cielo (Hch 1,9.11). Por eso tenemos motivos
para creer que vendrá no sólo en su cuerpo, sino también sobre una nube;
vendrá como fue, y al irse una nube lo recibió.
Es difícil juzgar cuál de los dos sentidos es el mejor. El sentido obvio
indica que al decir: Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre una
nube con gran poder y majestad se entiende que viene por sí mismo y no
por su Iglesia, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos. Pero (…)
hemos de examinar lo que sigue. Primero dice: Y entonces verán al Hijo
del hombre venir sobre una nube con gran poder y majestad . Luego
continúa: Cuando eso comience a acaecer, mirad y levantad la
cabeza, porque se acerca vuestra redención. Y les dijo esta semejanza:
Mirad la higuera y los otros árboles; cuando producen fruto sabéis
que está cerca el verano. Pues del mismo modo, cuando viereis que
esto se realiza, sabed que está cerca el reino de Dios (Lc 21,28-31).
Al decir: Cuando viereis , ¿a qué puede referirse, sino a lo que hemos
citado? Y una de las cosas citadas es: Y entonces verán al Hijo del
hombre venir sobre una nube con gran poder y majestad .
Vemos que los dos evangelistas mantienen el mismo orden. Marcos
dice: Y las virtudes que están en los cielos se estremecerán. Y
entonces verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran
poder y gloria . Y lo que Lucas refería a la higuera y a todos los árboles,
Marcos lo refiere a sólo la higuera: Aprended de la higuera esta
parábola: Cuando sus ramas están tiernas y nacen las hojas,
conocéis que se acerca el verano. Pues del mismo modo, cuando
viereis que se realiza todo esto, sabed que está cerca, a las
puertas”...”
2. Llegarán días... en que cambiaré la suerte de mi pueblo,
Israel, y Judá, ...y los volveré a llevar a la tierra que di en posesión
a sus padres ". Palabras del llamado "Libro de la Consolación", que habla
de la salvación del pueblo: el yugo opresor es roto, la herida enconada es
curada... aquí vemos la fe en la promesa anunciada sobre el "vástago de
David", que arranca de la profecía de Natán (2 Sam 7) y cuyo sentido se
aclara a partir de Isaias (4,2).
Se abre el Adviento con el anuncio profético del Mesías. Será un
vástago de David. El tronco de Jesé no puede secarse. Establecerá en la
tierra la justicia y el derecho. El Mesías-Dios-justicia vino, se quedó con
nosotros... pero aún tiene que venir. Está, pero no del todo. Actúa, pero se
vale de nosotros. No reparte frutos, sino semillas. Crece a la manera del
fermento, pero deja crecer también a la cizaña. Por todo ello conviene
celebrar el Adviento (“Caritas”). Se dará el nombre de " Señor-nuestra-
justicia " a toda Jerusalén y aun a toda Judá: el rey y el reino davídico, el
Mesías y el reinado de Dios. No puede haber un Mesías sin un pueblo
mesiánico (“Eucaristía 1982”).
“Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y
Salvador”, rezamos con el salmo: “ A ti, Señor, levanto mi alma ”. Dios
es el que indica el camino justo a seguir: “ Hace caminar a los humildes
con rectitud, / enseña su camino a los humildes. / Las sendas del
Señor son misericordia y lealtad, / para los que guardan su alianza
y sus mandatos ” (v. 9-10). Incluso quien se ha equivocado no es
abandonado a sí mismo: “ El Señor es bueno y es recto, / y enseña el
camino a los pecadores ”. Hay una confianza y respeto con Dios, que
traducimos por temor y amistad: “ El Señor se confía con sus fieles / y
les da a conocer su alianza ” (v. 14). Jesús nos explica muy bien qué es
esa amistad, y la confianza que podemos tener en que nos librará de todo
mal: “ No te acuerdes de los pecados / ni de las maldades de mi
juventud ” (v. 7). No s￳lo le decimos qué tiene que “olvidar”, sino también
qué debe recordar: “ Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu
misericordia son eternas ”. Es un canto a la divina misericordia…un
pedirle al Se￱or: “¡no me falles, me fío de ti!”
3. El cristiano vive esperando y con la mirada fija en el futuro, no
s￳lo en el pasado: “ Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor
mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos ”. Los
tesalonicenses fueron evangelizados personalmente por Pablo, y ahora les
anima a ser fieles a las instrucciones recibidas y a amar sin medida, porque
nunca se ama con medio corazón. Hay que amar con todo el corazón, con
toda el alma, con toda la mente, con todas las fuerzas. Hay que amar a los
de casa, pero también a los de fuera. El amor no es algo que se tiene, sino
algo que se vive, algo que se es (Caritas). Por eso el Apóstol nos pide hoy
fortaleza, “ para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva
acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e
irreprensibles ante Dios, nuestro Padre ”. La Virgen nos ayudará a vivir
en ese amor.
Llucià Pou Sabaté