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E
STRENANDO UN AÑO OTRA VEZ
D
OMINGO
1
º DE
A
DVIENTO
.
L
C
21,
25-36
2
DE DICIEMBRE DE
2012
Estamos de estreno. Nuevo calendario para volver a soar mientras empezamos
de nuevo. Ya sabemos que los cristianos nos adelantamos un poco respecto del
comienzo del ao civil de cada enero. Pero nos sirve también el dicho popular de “ao
nuevo, vida nueva”, que quiere expresar algo muy humano: que nuestro corazn no se
resigna al fatalismo de lo que acontece; que nuestro corazn tiene derecho a decir
¡basta! a tantas cosas que no van; que nuestro corazn es justo cuando a pesar de
todos los pesares tiene la osadía de soar una vez más. En esa fecha mágica parece que
nos indultamos mutuamente en una especie de “amnistía” bonachona: nos perdonamos
la tristeza, el cansancio, el sopor y aburrimiento; nos perdonamos los desmanes, los
rencores, las mentiras. Así, desde la trinchera de todas nuestras pesadillas nos atrevemos
a levantar con timidez la blanca bandera de los sueos en un mundo diferente.
Lamentablemente, tan deseada “amnistía” suele durar lo que dura la resaca de unas
fiestas, para luego zambullirnos en la opacidad de un cotidiano desilusionado y cansino,
que tan rutinariamente siempre termina igual: en desencanto.
La Vida Nueva que ao tras ao, e instante tras instante podemos celebrar, se
llama Jesucristo. Esto quiere decir que ni la mentira, ni el caos, ni la muerte, tienen la
última palabra desde que Alguien tuvo la locura o el atrevimiento de proclamar “Yo soy
la Verdad, y el Camino, y la Vida”. Y nosotros creemos en esa Vida Nueva que se ha
hecho uno de nosotros, que puso su tienda de encuentro en las contiendas de nuestras
insidias. O estaba loco para decir semejantes cosas, o sencillamente era Dios... y Hombre
verdadero. El Evangelio de este domingo es una invitacin a la vigilancia. Una serie de
imperativos tratarán de acercarnos al asombro de esta espera:
«
Levantaos, alzad la
cabeza, tened cuidado, estad despiertos, manteneos en pie
»
(Lc 21,34-36). Vale la pena
escuchar ese grito de nuestro corazn que continuamente nos reclama el milagro de
una novedad que no caduque, y reconocer que Alguien, como ningún otro y para
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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siempre jamás, tom en serio ese grito, abraz el grito del corazn humano, de mi
corazn, pudiendo desde entonces volver a estrenar esperanzas y brindar felicidades.
El Adviento cristiano siempre es recordar a Aquel que vino ya, es acoger su venida
incesantemente presente, y por último es prepararnos al día de su vuelta prometida. Esta
es la paradoja de nuestra fe: hacer memoria de quien vino, desde la acogida de quien
nunca se ha marchado, para prepararnos a recibir a quien volverá. La paradoja consiste
en que el sujeto es la misma persona: Jesucristo. Este es el tiempo que nos prepara a la
celebracin de la Navidad cristiana. Levantémonos, despertemos. Es posible una novedad
que no dependa de las uvas ni del champán, ni de unas fechas pactadas, sino de algo
que ha sucedido, de alguien que está entre nosotros. Esta es la enhorabuena que nos
permite brindar sin engao mientras el viento del Adviento nos llena de esperanza
nuestro andar.
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo