COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires –
ciclo 2012)
Domingo 2 de diciembre de 2012 - Primer Domingo de Adviento
Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36. (ciclo C)
Jesús dijo a sus discípulos: “habrá señales en el sol, en la luna y en
las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia
ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres
desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los
astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir
sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a
suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por
llegarles la liberación. Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los
excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que
ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa,
porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén
prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo
que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del
hombre”.
“¡Tengamos ánimo y levantemos la cabeza!”
Estamos hablando de la segunda venida de Jesucristo, el Redentor, que
vendrá, ciertamente, porque es el Señor de la vida y de la historia. Cristo,
que nos ha redimido, que nos ha salvado y que ha renovado la creación, en
algún momento -en la etapa final- el Señor regresará para tomarnos y
entregarnos definitivamente al Padre
No sabemos cuándo será su venida, pero sí sabemos que en, este tiempo
que estamos viviendo, tenemos que caminar en la presencia de Dios y
prepararnos para vivir en este presente en su presencia.
Este acontecimiento que va a suceder, puede acarrear dos actitudes
negativas. Una la presunción de decir “no va a pasar y por lo tanto no me
tengo que preparar, ni estar prevenido, no tengo que vigilar, no tengo que
rezar.” O lo otro, como va a suceder uno se desanima y puede caer en el
espanto, en el temor, en el miedo. Ni una cosa ni la otra. Si hay que tener
temor, hay que tener temor de Dios. Temor de Dios de no ofenderlo. Temor
de Dios de permanecer siempre fiel a su amistad. ¡Eso sí!, pero no vivir con
miedo, no vivir con temor.
Nuestra actitud debe ser no distraernos, no dejarnos agobiar por las
preocupaciones de la vida, no cometer excesos, ser responsable cada uno
de su vida, de su propio desarrollo y esperar al Señor activamente,
 
responsablemente. Esa responsabilidad se expresa en el trato con los
demás. “¡Estén prevenidos y oren incesantemente!” eso tenemos que hacer
nosotros. Tengamos ánimo y levantemos la cabeza porque está por
llegarnos la liberación.
Brevemente comparto con ustedes el documento que “los obispos
argentinos, reunidos en nuestra 104 Asamblea Plenaria, hemos repasado
con honda preocupación algunos síntomas de la persistencia de esta crisis
moral y cultural.”
Compartimos algunos de ellos:
1. La dignidad de la vida desde la concepción hasta su término natural es la
base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más, que el
ordenamiento jurídico debe respetar el derecho a la vida.
2. La familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, es un valor
arraigado en nuestro pueblo. Anterior al estado, es la base de toda la
sociedad y nada puede reemplazarla.
Vemos con preocupación una corriente cultural y un conjunto de iniciativas
legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar su identidad.
3. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos.
Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos
contrarios a sus convicciones morales y religiosas. Deseamos que toda la
sociedad tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema
educativo, de modo tal, que los más pobres sean sus principales
beneficiarios. La necesaria preparación para la vida cívica de niños y
jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos.
4. Constatamos una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de
los jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan:
ésta es una de las hipotecas sociales más desafiante para los argentinos.
5. La droga se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la
red de complicidades que lo sustentan. Pensamos que ésta es una de las
causas principales de la proliferación del delito y de la consiguiente
inseguridad.
6. A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro
de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a
que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre
expresión y la participación de todos en la vida cívica.”
Es un documento para releer en familia, comentar en los ambientes, porque
es importante lo que los pastores le decimos a la Iglesia y a la sociedad.
Al dejarles mi bendición les recuerdo que el 8 de diciembre próximo
celebramos la Fiesta de la Inmaculada Concepción : en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén