Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Adviento,
Semana No. 1, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Sobre él se posará el espíritu del Señor * Que en sus días
florezca la justicia, y la paz abunde eternamente * Jesús, se llenó de la alegría del
Espíritu Santo
Textos para este día:
Isaías 11,1-10:
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu
de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor
del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con
justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca,
y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y
la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el
león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el
oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará
en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No
harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia
del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como
enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
Salmo 71 :
Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, / para que rija a tu
pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia / y la paz hasta que falte la luna; / que domine
de mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra. R.
 
Él librará al pobre que clamaba, / al afligido que no tenía protector; / él se apiadará
del pobre y del indigente, / y salvará la vida de los pobres. R.
Que su nombre sea eterno, / y su fama dure como el sol: / que él sea la bendición
de todos los pueblos, / y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.
Lucas 10,21-24:
En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a
los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre,
porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce
quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiere revelar."
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que
vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis
vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."
Homilía
Temas de las lecturas: Sobre él se posará el espíritu del Señor * Que en sus días
florezca la justicia, y la paz abunde eternamente * Jesús, se llenó de la alegría del
Espíritu Santo
1. No ha muerto el tronco de Jesé
1.1 Jesé es el padre del rey David, cuyo reinado se convirtió en el gran punto de
referencia y la medida propia de lo que significa reinar a la manera y al gusto de
Dios. En David brilló la fuerza y riqueza interiores de ese "tronco" que es Jesé. El
tronco de Jesé se prolongó luego en los hijos y los hijos de los hijos de David, es
decir, aquella dinastía que fue anunciada por boca del profeta Natán: "Tu casa y tu
reino permanecerán para siempre delante de mí; tu trono será establecido para
siempre" (2 Sam 7,16).
1.2 Este anuncio maravilloso era como la manifestación visible de la presencia de
Dios y de su fidelidad inquebrantable. A pesar de las infidelidades de los sucesores
al trono de David, Dios una y otra vez mostró que él permanecía y que defendía a
su pueblo. Por ministerio de los profetas reprochaba y corregía, aunque siempre
sobre la base de una estabilidad: siempre hay y siempre habrá un sucesor al trono.
Pasara lo que pasara, el tronco de Jesé seguía mostrándose fuerte y nuevos brotes,
es decir, nuevos reyes, presidían en nombre de Yahvé al pueblo de Judá.
1.3 El destierro a Babilonia, quizá el acontecimiento más triste y el punto más bajo
de todo el Antiguo Testamento, vino a ser la gran contradicción de todo ese
esquema. Un rey ultrajado y cautivo, que además muere sin dejar descendencia al
trono, significaba simplemente que la profecía y promesa de Natán a David se
desplomaban en el vacío. El pueblo siente: Dios ya no está, su palabra ha caído, su
alianza se ha terminado, el tronco de Jesé ha quedado mutilado y seco para
siempre...
1.4 Con este contexto nos asomamos a la profecía valiente, casi inverosímil que nos
presenta Isaías hoy: "saldrá un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus
raíces" (Is 11,1). Estas palabras muy probablemente fueron anteriores a la
catástrofe del destierro, pero eso no las priva del eco impresionante con que
debieron retumbar después de los acontecimientos del exilio. Un renuevo... un
retoño... un brote... Algo pequeño, casi insignificante, y sin embargo: un anuncio
de esperanza, un principio de futuro, un grito de rebeldía contra las fuerzas de la
muerte, el desánimo y el fracaso.
2. El Reino revelado a los pequeños
2.1 Así como uno puede pasar por encima de un tronco viejo sin descubrir sus
retoños nuevos, así uno puede pasar por el mundo sin descubrir los brotes del
Reino. Hablando en términos generales, que son los términos de los grandes
teoréticos, los grandes estrategas y los grandes comerciantes, el Reino no importa
mucho. En términos generales y en una visión de bulto el Reino hace poco y pesa
poco. Mas hay gente, la gente sencilla, la gente pequeña, que no tiene una vida
grande sino una vida pequeña, y por eso tienen ojos para descubrir el misterio, la
belleza y la fecundidad de lo pequeño. Así nos lo muestra Jesús en el evangelio de
hoy.
2.2 Los "sabios y entendidos" buscan la verdad en aquello que se impone.
Necesitan ser abrumados por el poder de algo para desear comprenderlo. El Reino
de Dios se les escurre entre los dedos y travieso se oculta a sus ojos. El que se
impone es débil porque no puede vencer la verdadera fortaleza del hombre, que es
su corazón. Allá, en esa fortaleza, es donde nos encerramos a odiar a los que nos
oprimen y a maldecir a los que pretenden imponerse sobre nosotros. Por eso el
Reino n ose impone, porque el que tiene que imponerse en ello mismo demuestra
que nada puede frente a la muralla interior que cada uno construye en su corazón.
2.3 Los sencillos y humildes, en cambio, han aprendido otro lenguaje. Saben
distinguir las señales de auxilio del que padece necesidad quizá porque han tenido
que utilizarlas en su momento. Saben que todos pasamos por horas difíciles en las
que nada podemos y todo necesitamos. Ese es el lenguaje del Reino de Dios. Ese es
el lenguaje de Jesús. Ese es la atmósfera que irradia, discreta y humilde y pura, la
Eucaristía.
Fr. Nelson Medina, O.P.