I domingo de Adviento. C
Mirar confiadamente al porvenir
La Palabra: “Levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación” (Evangelio).
1. En el tiempo litúrgico de Adviento queremos dar sentido a una dimensión de la
existencia humana: llamados a ser más de lo que somos, la espera es ineludible
mientras caminamos; y es fundamental que esta espera se haga esperanza para
mirar al porvenir confiadamente. Los cristianos apoyamos nuestra esperanza en
Jesucristo, el único Mesías que responde satisfactoriamente a nuestros anhelos de
liberación. Por eso nos preparamos a celebrar con gozo la Navidad.
2. Hoy el Evangelio habla de una situación humana muy frecuente: miedo,
angustia, ansiedad, sensación de que todo está perdido. Posiblemente el
evangelista Lucas está aludiendo a la destrucción de Jerusalén por el emperador
romano Tito que significó el desastre y el desánimo para el pueblo judío: soñaban
con liberarse del imperialismo romano, pero sus esperanzas acabaron en fracaso.
Es el sueño que han tenido muchos pueblos: ser ellos mismos, decidir por su
cuenta y riesgo, ser libres; han perseguido ese sueño, pero los mesianismos que
prometen dar respuesta tienen los pies de barro y al final nos dejan sumidos en la
desesperanza.
3. En la historia de nuestro pueblo cubano hubo figuras relevantes que con sus
palabras y gestos abrieron caminos de liberación y de más humanidad. Recordamos
a Félix Varela y a José Martí como dos referencias encomiables. Pero también en
esa historia cuentan las épocas de oscuridad y desconcierto, de ansiedad, tristeza y
desesperanza. Y en estas situaciones duras, terreno propicio para el derrotismo, la
Palabra de Dios nos invita: “Levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación”.
¿Hacia dónde levantamos la cabeza para mirar de dónde viene la liberación? Hacia
la Navidad. Ese acontecimiento donde se revela no un Dios imaginado por nosotros,
hipotético e insensible a nuestros males, sino “un Dios-con-nosotros”, más íntimo a
nosotros que nosotros mismos, capaz de dar vida a los muertos y de llamar a las
cosas que no son para que sean. Aprovechemos este tiempo para ahondar y vivir
como experiencia gratificante la novedad de nuestra fe cristiana.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net