Solemnidad. Natividad del Señor
Se ha manifestado la benevolencia de Dios
La Palabra: “Os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy en
la ciudad de David, os ha nacido un Salvador” (Evangelio).
1. “Sucedi￳ por aquellos días”. El nacimiento de Jesús no es invenci￳n de mentes
calenturientas, sino acontecimiento que ha tenido lugar en la historia humana,
dentro de una situación política, justo cuando un emperador romano llamado
Augusto decretó un censo para garantizar bien sus dominios, mientras había
también otros que eran pastores, pertenecientes a la clase baja y despreciable de la
sociedad. No estamos hablando de un mito creado por nosotros. Aunque no
podamos concretar todos los detalles, los evangelios dejan bien claro algo
fundamental: dentro del dinamismo y aventura de la historia humana, la Palabra
que es Dios “se ha hecho carne”, se ha solidarizado con nosotros.
2. “Aquí tenéis la se￱al: un ni￱o envuelto en pa￱ales y acostado en un pesebre”. El
Mesías y Salvador viene a este mundo como los pobres emigrantes que no tienen
casa y dinero, para dormir en una pensión, acostado en un pesebre. Y es
reconocido por quienes, dejando sus falsas seguridades, se ponen en camino para
vislumbrar la presencia y la gloria de Dios en un niño pobre y desvalido. La Palabra
eterna, fuente de luz y de vida, “se ha hecho carne”; ha puesto su tienda en
nuestro campamento y en esa inclinación de amor percibimos la verdad de Dios.
3. “Este ni￱o es el Salvador, Cristo Se￱or”. Dios mismo hecho hombre, ha asumido
nuestra condición humana y ha dado satisfacción a nuestros profundos anhelos de
inmortalidad e infinitud. Es lo más inaudito, lo más peculiar y novedoso del
Cristianismo. Desde que Dios mismo se hace hombre, todo lo humano entra en una
dimensión divina. Para los que vivimos este acontecimiento con esa mirada de la fe
cristiana, nada humano nos será ya indiferente o ajeno. En Navidad celebramos la
ternura de Dios a favor nuestro, con la convicción de que mirar a todos desde el
corazón de Dios compasivo y defensor de los excluidos, es el único camino para ir
construyendo una sociedad más humana.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net