Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José
Un hogar con sobresaltos
La Palabra: “Levántate, coge al ni￱o y a su madre y huye a Egipto pues Herodes
quiere matar al ni￱o” (Mt 2, 13-15).
1. Jesús de Nazaret nació y vivió en una familia humana. Aunque nosotros la
calificamos con raz￳n de “sagrada”, sin embargo no se vio libre de los conflictos
que de algún modo afectan a todas nuestras familias, si bien a la postre siempre
nos queda la nostalgia del “dulce hogar”.
2. El conflicto ya surgió cuando José y María estaban prometidos y aún no se
habían casado. María, que iba a ser madre sin conocer a varón, se preguntaba:
¿cómo puede ser eso? Mientras José daba vueltas y no sabía qué hacer. Los dos,
sin embargo, aceptaron la voluntad de Dios: acoger con amor y educar al niño.
Todavía cuando María estaba gestando, un poderoso de turno, emperador de Roma,
decidió hacer un censo para conocer bien hasta dónde llegaban sus dominios; la
familia de José y María tuvieron que emigrar para censarse en su región de origen,
y en esta familia de emigrantes nació Jesús, a quien confesamos Mesías y Salvador.
Pero la cosa no acabó ahí. En cuanto Herodes, el mandatario de entonces, vio que
con el nacimiento del niño peligraba su reinado, buscó la forma de eliminarlo. Otra
vez una situación conflictiva aconteció para la familia, que de nuevo tuvo que
emigrar para proteger al hijo.
3. Sin duda, el evangelista Mateo quiere dejar bien claro que María y José son
personas justas que se fían totalmente de Dios. También deja entrever que las
fuerzas de la muerte no pueden vencer al Dios de la vida que, por medio de sus
ángeles, burla los proyectos de muerte que traman los poderosos arrogantes. Pero
el relato evangélico nos deja una enseñanza muy sencilla y práctica: la familia
humana –”el dulce hogar”– se va forjando en medio de conflictos, provenientes de
dentro y de fuera. Pero los conflictos se van superando si escuchamos la voz de
Dios que nos habla “en sue￱os”, es decir, en la intimidad de nuestra propia
conciencia, suscitando en nosotros sentimientos y prácticas de amor y compromiso
a favor de los otros en las relaciones dentro de la familia. Es importante celebrar
esta fiesta en el marco de Navidad, donde se ha manifestado la ternura de Dios a
favor de toda la familia humana.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net