Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Diciembre 8
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer *
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. * Nos eligió en la
persona de Cristo, antes de crear el mundo * Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo
Textos para este día:
Génesis 3,9-15.20:
Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: "¿Dónde estás?" Él
contestó: "Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me
escondí." El Señor le replicó: "¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que
has comido del árbol del que te prohibí comer?" Adán respondió: "La mujer que me
diste como compañera me ofreció del fruto, y comí." El Señor dijo a la mujer:
"¿Qué es lo que has hecho?" Ella respondió: "La serpiente me engañó, y comí." El
Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el
ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás
polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la
suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón."
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Salmo 97 :
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha
dado la victoria, / su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de
su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclama al
Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R.
Efesios 1,3-6.11-12:
 
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la
persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en
la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e
irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por
pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan
generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por
decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya
esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.
Lucas 1,26-38:
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia,
dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas
palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el
Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no
conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la
fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se
llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para
Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase
en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.
Homilía
Temas de las lecturas: Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer *
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. * Nos eligió en la
persona de Cristo, antes de crear el mundo * Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo
1. El poder de la redención
1.1 Celebramos la redención. Esta es una fiesta que proclama sobre todo el poder
de la redención. Nuestra mirada se dirige principalmente al Dador de todo bien,
aquel que crea, salva y santifica.
1.2 Los reparos, incluso de grandes teólogos como san Juan Crisóstomo o santo
Tomás de Aquino, con respecto a la afirmación de María como concebida sin
pecado, son los mismo reparos que cristianos no católicos tienen hasta el día de
hoy: se teme que al situarla en un régimen especial estemos negando la necesidad
que ella, como toda creatura humana, tuvo de ser salvada.
1.3 La objeción cesa en cuanto descubrimos que precisamente lo que estamos
celebrando es el modo singular en que la salvación de Dios se hizo primero
presente en la vida de María. Dios salva levantando al que cae, pero también no
dejando caer. No caer es un modo de haber sido sostenido, un modo de haber sido
salvado. María no es la que no que no necesitó la salvación, sino la que fue salvada
de modo peculiar, en razón de su misión particular.
1.4 El misterio de la redención de María es único, hasta donde tiene certeza la
Iglesia hoy, pero no es único de modo absoluto. Ninguno de nosotros ha cometido
todos los pecados posibles. Hay áreas de nuestra vida en que no hemos pecado.
¿Significa que en esas áreas no ha obrado la gracia de la redención que Cristo nos
mereció? Desde luego que no. Este argumento nos ayuda a entender que ser
salvado no implica haber pecado o haber estado bajo el poder del pecado.
2. Primera entre los inmaculados
2.1 Estamos acostumbrados a referirnos a la Inmaculada, así, en singular;
deberíamos cambiar esa costumbre. El destino propio del rebaño de Cristo es ser
inmaculados.
2.2 En efecto, nuestro destino es ser perfectos, a la medida de la pureza infinita de
la santidad de Dios Padre, según ordena el mismo Cristo: "sed perfectos como
vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt 5,48; cf. 2 Cor 13,9). San Pablo lo afirma
expresamente: "hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo
sentir, vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros" (2 Cor 13,11; cf.
Col 4,12, Heb 12,23).
2.3 De hecho, "inmaculado" significa sencillamente "sin mancha", y eso es
expresamente lo que se espera de la gracia en nosotros, pues "nos escogió en El
antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante
de El" (Ef 1,4). La misma gracia y el mismo Espíritu que hicieron a la Inmaculada
nos quieren y pueden hacer inmaculados a nosotros.
3. Resonancias en el pueblo de Dios
3.1 En la proclamación de la Inmaculada Concepción de la Virgen María brilló de
modo particular el papel que el "sensus fidelium", el sentido y sentir de los fieles,
tiene en el esclarecimiento de la fe común. Aunque siempre es cierto que la Iglesia
no es una democracia ni las cosas se definen por presión de mayorías, un buen
pastor sabe escrutar el sentir del pueblo fiel, pues Dios se goza de revelar sus
misterios a los pequeños y humildes, ocultándose más bien de los sabios y
entendidos (cf. Lc 10,21).
3.2 Dios, pues, ha querido que la sencillez del alma de María fuera connatural al
alma de los sencillos. De ellos podemos y debemos aprender el cariño espontáneo,
sincero y fiel a la Madre de Dios. Un amor sin fisuras que entiende sin
complicaciones que los bienes de ella de algún modo pertenecen a todos los que la
amamos y a todos lo que Ella ama.
3.3 Sirva en esto una comparación quizá muy mundana: cuando una reina de
belleza logra la corona para su país o región, ¿no se alegran todos los de esa región
o país, aun a sabiendas de que la hermosura de su reina los rebasa? Obrar o sentir
de otro modo sería sencillamente envidia. Quede, pues, esto en firme: lo
espontáneo y bello es afirmar que los bienes de María, Reina de sublime belleza
espiritual, son nuestros, porque ella, como dijo san Atanasio, es hermana nuestra
en Adán. Nos pertenece.
4. Anuncio de la Nueva Creación
4.1 En la Carta a los Efesios leemos: "Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la
palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que
tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada" (Ef
5,25-27). Tal deseo de Cristo sólo alcanza su plenitud en aquella Novia, la
Jerusalén del Cielo, de la que fue dicho: "su fulgor era semejante al de una piedra
muy preciosa" (Ap 21,11). La celebración de María, como Inmaculada, es entonces
una mirada no sólo al pasado de María sino, quizá más aún, al futuro de la Iglesia.
4.2 Podemos decir además que este misterio escatológico tiene su eco natural en la
celebración eucarística. Hay una especie de compatibilidad natural e indisoluble
entre el misterio de la Inmaculada y el misterio eucarístico. La pureza de Ella,
ofrecida a Dios, es como la saludable respuesta con que nuestra raza humana
acoge la ofrenda purísima del Cordero Inmaculado, el Cordero sin mancha. Pidamos
al Señor que haga nuestro corazón dócil a la gracia, de modo que aquello que ya
pudo en María se haga verdad en nosotros.
Fr. Nelson Medina, O.P.