Queridos hermanos y hermanas,
No quiero escandalizar a nadie, pero seguramente
María era analfabeta. No sabía ni leer ni escribir. Cosa
nada extraña entonces: imaginad el nivel cultural de
aquel pueblecito, y la situación de la mujer en aquella
sociedad.
Hoy es un día donde la Iglesia, nuestra madre,
mediante la liturgia, nos propone contemplar a María,
la Inmaculada, la llena de gracia. A mí me gustaría a lo
largo de esta homilía hacer una aproximación a María.
Empezaré hablando de su pueblo, Nazaret, de su casa,
del ángel y, finalmente, del diálogo que mantiene con el
ángel.
Lo que sí sabemos es que conocía las Escrituras.
Cuando el ángel le habla de: “Hijo del Altísimo, ..., trono
de David, su padre, ..., reinará sobre la casa de Jacob
para siempre”. Ella sabe perfectamente de qué le está
hablando. Conoce las Escrituras y seguro que sabe un
montón de salmos y hechos del Antiguo Testamento de
memoria, cosa muy habitual en aquel tiempo, donde la
transmisión oral era fundamental y se hacía en la
sinagoga y en casa.
Para entender y conocer mejor a María es conveniente
conocer su entorno, por esto empiezo hablando de su
pueblo: Nazaret: “El ángel Gabriel fue enviado por Dios
a una ciudad de Galilea llamada Nazaret.” Está situado
a 150 kilómetros al norte de Jerusalén. En aquellos
tiempos un pueblecito pequeño y pobre formado por
unas 40-50 casas, organizadas alrededor de una
fuente. El Antiguo Testamento ni menciona el nombre
de Nazaret. Era un pueblo que vivía del campo, de los
rebaños, y de las caravanas que iban hacia el norte y
necesitaban agua.
“El ángel entrando en su presencia”. La tradición
oriental coloca la escena de la anunciación en la fuente
del pueblo, cosa curiosa porqué el texto deja muy claro
que el ángel entró en su casa. Aquí los pintores nos
vuelven a hacer una mala jugada porqué nos han llenado
la cabeza de imágenes: el jardín, el pórtico, la galería,
la luz. Nada de todo esto: una casa pequeña, quizás una
parte excavada en la roca, sin ventanas, sin
reclinatorios (no había aún), sin sillas (objeto de ricos)
Este entorno nos ayuda a no idealizar equivocadamente
a María. A los pintores les gusta presentarla con un
libro en sus manos. Pero ¿sabía leer María? ¿tendría
dinero para comprar unos libros, entonces carísimos?.
y María vestida muy sencillamente, no como una
princesa.
El contenido teológico sería exactamente el mismo
pero se habría producido en el interior de un diálogo
entre Dios y María.
Hablemos del ángel. Una cosa curiosa es que María se
turbó por las palabras del ángel, no por la presencia del
ángel. Su mundo no es el nuestro. En el universo
religioso de María, el ángel tiene una cierta
normalidad; el Antiguo Testamento está lleno de
ángeles. Una curiosidad: en el Antiguo Testamento y en
los evangelios los ángeles nunca tienen alas. Es a partir
de la Edad Mediana que los ángeles empiezan a tener
alas.
Contemplemos el diálogo entre María y el ángel:
• María debía tener unos 14 años. Dicen casi todos los
Mariólogos que María había hecho ya una promesa de
virginidad, de consagración a Dios. A pesar que no era
habitual en su tiempo, a pesar que la esterilidad era
casi una maldición, la peor de las desgracias en el
Antiguo Testamento, a pesar que de su linaje había de
salir el Salvador, a pesar que su opción la excluía de
ser madre del Mesías, a pesar de todo esto, María ha
experimentado una llamada a la virginidad, alguien ha
plantado en ella este deseo. Y no se negará a ser
prometida a José, porqué confía en Dios, espera en
Dios.
¿Realmente se le apareció un ángel o fue un diálogo
entre Dios y María hecho en su interior? No lo
sabremos nunca. En todos estos temas es importante
centrarse en el contenido teológico, que tiene un
fundamento histórico, pero reconociendo que hay
muchos detalles que pueden ser o no ser históricos.
• “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué
saludo era aquél”. Esto quiere decir que no se queda en
blanco, que reflexiona sobre lo que se le acaba de
decir.
El Papa ha dicho que en el establo no había “el buey y la
mula”, si hubiera sacado al ángel de la anunciaci￳n a mí
no me habría creado ningún problema. Yo tengo la
certeza moral de que el Señor me llamó a consagrarme
a Él y no necesité ningún ángel.
• María es una muchacha normal, pero diferente de las
demás. En ella hay una especial presencia de Dios, está
inundada por Dios, es un alma contemplativa, hay en
ella una madurez especial.
• María recibe el anuncio ¿le dirá alguna cosa a José?
No. Ella ve que su vida no está en sus manos, que es
Dios quien lo lleva todo. Y que Dios ya hará ...
Que María, obra prodigiosa de la gracia de Dios, nos
ayude a acoger a Jesús que viene, como ella hizo.
• Y el ángel le hace el anuncio. Para María estas
palabras son una luz, una gran luz. Ella veía que no era
como las demás, que no sentía lo mismo, que tenía una
relación con Dios diferente. María sabía que en su vida
había algo especial, pero no sabía bien qué era. Y estas
palabras la iluminan. Las fichas del puzzle le empiezan
a encajar.
• Y María pregunta. “¿Cómo será eso? ...”. Pregunta que
denota la aceptación de lo que se le ha dicho, no duda
del ángel, pero pide más información para verificar su
proyecto de virginidad.
• María pedía una aclaración y el ángel le dará dos: la
concepción que respetará su proyecto de virginidad, y
quién será el que ha de nacer de aquella manera tan
extraordinaria.
• “Aquí está la esclava del Se￱or”. Utiliza la palabra
esclava porqué sabe que desde aquel momento, ya no se
pertenece. Es toda de Dios.