Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Adviento,
Semana No. 2, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios viene en persona y os salvará * Nuestro Señor viene
y nos salvará. * Hoy hemos visto cosas admirables
Textos para este día:
Isaías 35,1-10:
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá
como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la
belleza del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de
nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid
a los cobardes de corazón: "Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae
el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará."
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un
ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Porque han brotado aguas en el
desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un
manantial. En el cubil donde se tumbaban los chacales brotarán cañas y juncos. Lo
cruzará una calzada que llamarán Vía Sacra: no pasará por ella el impuro y los
inexpertos no se extraviarán. No habrá por allí leones, ni se acercarán las bestias
feroces; sino que caminarán los redimidos y volverán por ella los rescatados del
Señor. Vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos,
gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.
Salmo 84:
Voy a escuchar lo que dice el Señor: / "Dios anuncia la paz / a su pueblo y sus
amigos." / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra
tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la
fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.
 
El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará
ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.
Lucas 5,17-26:
Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la
ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor
lo impulsaba a curar.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de
introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a
causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con
la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo:
"Hombre, tus pecados están perdonados."
Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: "¿Quién es éste que dice
blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?" Pero Jesús, leyendo
sus pensamientos, les replicó: "¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más
fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues para
que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -
dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa." Él,
levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y
se marchó a su casa dando gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: "Hoy
hemos visto cosas admirables."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios viene en persona y os salvará * Nuestro Señor viene
y nos salvará. * Hoy hemos visto cosas admirables
1. Dios en persona viene a salvar
1.1 He aquí que Dios en persona viene y rescata a su pueblo. La noticia no puede
ser mayor en su contenido y en su carga de esperanza. Vamos a ver la gloria de
Dios, vamos a presenciar su formidable poder y a ver en acción su justicia.
1.2 Para los judíos este texto significaba algo muy concreto: el tiempo del destierro
acabará, y las tierras áridas del camino que nos llevó a Babilonia ahora tendrán que
presenciar la hermosa caravana de los rescatados. La "gloria de Dios" no era otra
cosa que ese noble espectáculo en que brillaba con la elocuencia de los hechos
quién era y es el Dios verdadero.
1.3 De allí podemos tomar enseñanza nosotros. Nosotros somos la gloria de Dios;
nosotros somos la expresión visible de su poder; nosotros somos la señal de su
compasión y de la hondura de su ciencia. Nuestra existencia redimida es un canto
al que nos redimió, y por donde vayan nuestros pasos resonará el ritmo del corazón
que nos amó hasta el extremo.
2. Cristo hace visible a Dios
2.1 La expresión conmovida y conmovedora de la multitud en el evangelio de hoy
hace eco maravilloso de lo anunciado por el profeta. "Hoy hemos visto cosas
extraordinarias" (Lc 5,26). La salud del paralítico engendra este grito de
admiración. El paralítico sanado es "gloria" de Dios, y el lugar donde esa sanación
ha sucedido, esto es, la palabra y el corazón de Cristo, son la fuente reveladora de
esa gloria.
2.2 El profeta decía: Dios en persona viene a salvarnos, y eso es lo que
experimenta el paralítico. Cristo, pues, es el Dios que viene, y así de hecho le llama
el Apocalipsis. Mientras que la bestia que allí se describe es la que "era y ya no es"
(Ap 17,8.11), Cristo es "el que era, que es y que ha de venir" (Ap 1,4.8: 4,8). Es el
que estuvo, está y estará.
2.3 No debemos, sin embargo, leer esa expresión como una fórmula metafísica o
como una circunlocución poética. "El que estuvo, el que está, el que vendrá" es una
descripción no tanto del ser sino del obrar revelador de Cristo. No es una alusión
sencillamente a su eternidad sino una alabanza de su actuar que nos revela la
gloria de Dios, como sucedió con el paralítico.
3. En la Eucaristía
3.1 ¿Cómo es Cristo en la Eucaristía? Una visión verdadera pero demasiado escueta
sólo afirma que "él está". Y eso es cierto, desde luego, pero no es todo. En la
Eucaristía él es también el Dios que estuvo y el Dios que vendrá. No comulgamos
solamente con la "presencia" de Cristo, sino también con su "ausencia", pues él no
tiene sólo "presente" sino también "pasado", porque estuvo; y futuro, porque
vendrá.
3.2 La "ausencia" de Cristo en la Eucaristía es tan importante como su presencia,
porque él, en cuanto ausente se sitúa más allá de lo que pueden atrapar nuestros
pensamientos o pueden pretender nuestros deseos. Frente a toda manipulación,
Cristo es el que saluda nuestro día desde la majestad de su Día.
Fr. Nelson Medina, O.P.