EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 3,1-6.
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato
gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca
de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de
Zacarías, que estaba en el desierto.
Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un
bautismo de conversión para el perdón de los pecados,
como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen
el camino del Señor, allanen sus senderos.
Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán
enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos.
Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
Comentario del Evangelio por:
Concilio Vaticano II
Constituci￳n sobre la Iglesia en el mundo de hoy “Gaudium et Spes”,
§39,1-3 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana rev.)
“Preparad los caminos del Se￱or.”
Una tierra nueva y un cielo nuevo: Ignoramos el tiempo en que se hará la
consumación de la tierra y de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera
se transformará el universo. La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa,
pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde
habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los
anhelos de paz que surgen en el corazón humano. Entonces, vencida la muerte, los
hijos de Dios resucitarán en Cristo y lo que fue sembrado bajo el signo de la
debilidad y de la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad. La caridad y sus obras
permanecerán; y todo lo que Dios ha creado para el hombre, se verá libre de la
esclavitud del pecado.
Se nos advierte que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde
a sí mismo. No obstante, la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino
más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo
de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre
del mundo nuevo...El reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra;
cuando venga el Señor, se consumará su perfección.
(Referencias bíblicas: Is 65,17; Ap 21,1; 1Co 7,31; 2P 3,13; 1Co 2,9; 1Co
15,43.53; 1Co 13,8; Rm 8,21; Lc 9,25; Lc 17,21)
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”