Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Adviento,
Semana No. 2, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios consuela a su pueblo * Nuestro Dios llega con poder.
* Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
Textos para este día:
Isaías 40,1-11:
"Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de
Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues
de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados."
Una voz grita: "En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se
abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del
Señor, y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-." Dice
una voz: "Grita." Respondo: "¿Qué debo gritar?" "Toda carne es hierba y su belleza
como flor campestre: se agosta la hierba, se marchita la flor, cuando el aliento del
Señor sopla sobre ellos; se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de
nuestro Dios permanece por siempre."
Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de
Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: "Aquí está vuestro Dios.
Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su
salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su
brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres."
Salmo 95 :
Cantad al Señor un cántico nuevo, / cantad al Señor, toda la tierra; / cantad al
Señor, bendecid su nombre, / proclamad día tras día su victoria. R.
Contad a los pueblos su gloria, / sus maravillas a todas las naciones. / Decid a los
pueblos: "El Señor es rey, / él gobierna a los pueblos rectamente." R.
 
Alégrese el cielo, goce la tierra, / retumbe el mar y cuanto lo llena; / vitoreen los
campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque, R.
delante del Señor, que ya llega, / ya llega a regir la tierra: / regirá el orbe con
justicia / y los pueblos con fidelidad. R.
Mateo 18,12-14:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "¿Qué os parece? Suponed que un
hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el
monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más
por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo
vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios consuela a su pueblo * Nuestro Dios llega con poder.
* Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
1. ¡Consuelen a mi pueblo!
1.1 La primera lectura nos ofrece una de las páginas más emotivas de la profecía
de Isaías. El grito de amor y compasión nos traspasa: "¡consuelen a mi pueblo!".
No estamos ante un juez implacable, ni frente a una norma anónima; no nos
gobierna una ley inexorable, ni un destino ciego. Por grande y santo que sea el
cielo, por puro y bello que sea Dios, sabe de tierras y miserias; entiende de dolores
y pecados. En lo más alto hay un corazón. La suprema palabra no es una idea seca
y fría, sino un corazón que palpita, que ama y que a su hora sabe gritar:
"¡consuelen a mi pueblo!".
1.2 Ahora bien, el consuelo sólo es comprensible después del tiempo duro. Y el
tiempo duro en el contexto de esta profecía tiene nombre propio: el destierro. Sólo
que hay dos durezas en el destierro, como en todos los dolores que se enmarcan en
la providencia de Dios: la dureza del castigo y la dureza de la medicina. Uno puede
mirar los tiempos duros sólo como tiempos amargos, o puede mirarlos como
purificación y preparación para una realidad nueva. El consuelo existe para quien
espera un tiempo nuevo.
1.3 El pueblo ha pecado; el pueblo ha sido humillado; el pueblo ha aprendido una
lección. ¿Cuál? Sólo Dios es grande. El camino que pasa por el pecado y la
humillación no es una especie de "empate". Hay una ganancia neta y es la derrota
de la soberbia y el rebrotar de la gratitud y la admiración por la grandeza y la
piedad de Dios.
2. ¿Qué vale más?
2.1 Dios es poderoso y es también piadoso. Isaías saca la lección a su modo y Jesús
la expone a su modo. Este pastor del evangelio de hoy no es un empresario de las
ovejas, guiado por los números y las ganancias. La oveja perdida vale tanto o más
que las noventa y nueve que no se han perdido. No es lógico en los números pero
funciona; da vida. Un día yo he sido, un día yo seré esa oveja. Y entonces me
convendrá que la lógica estricta se quede callada, para oír la canción de mi pastor.
2.2 Es mayor la alegría que nace del proceso perder-recuperar, que la alegría de
nunca-perder. Es lo que decíamos con respecto a la lección que aprende el pueblo
en su proceso pecado-humillación-lección. Al final de ese rodeo el pueblo es
cualitativamente distinto. O como el hijo pródigo: vuelve a la misma casa, pero no
vuelve el mismo. El rodeo por el pecado no es tiempo perdido. Puede ser el tiempo
más importante de la vida de aquella oveja o de aquel pecador.
Fr. Nelson Medina, O.P.