EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la segunda semana de Adviento
Libro de Isaías 35,1-10.
¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa!
¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha
sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la
gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes;
digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios!
Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!".
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos;
entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de
júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa;
el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la
morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
Allí habrá una senda y un camino que se llamará "Camino santo". No lo recorrerá
ningún impuro ni los necios vagarán por él;
no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán
los redimidos,
volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo,
coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza
y los gemidos se alejarán.
Salmo 85(84),9-10.11-12.13-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Evangelio según San Lucas 5,17-26.
Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y
doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de
Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y
buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús.
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza
y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo
pusieron delante de Jesús.
Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados".
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que
blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?".
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están
pensando?
¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?.
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de
perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla
y vuelve a tu casa".
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa
alabando a Dios.
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor:
"Hoy hemos visto cosas maravillosas".
Comentario del Evangelio por:
San Ireneo de Lyon (c.130-208), obispo, mártir, doctor de la Iglesia, Padre
de la Iglesia griega
Contra las herejías III, 20,2 – 21 ,1; SC 34
“Hoy hemos visto cosas extraordinarias”
El Verbo de Dios ha venido a habitar en el hombre; se ha hecho “Hijo del
Hombre”, para acostumbrar al hombre a recibir a Dios y para acostumbrar a Dios a
habitar en el hombre, tal como quiere el Padre. He aquí porque el signo de nuestra
salvación, el Emmanuel nacido de la Virgen, nos ha sido dado por el mismo Señor
(Is 7,14) En efecto, es el mismo Señor quien salva a los hombres, puesto que éstos
no pueden, de ninguna manera, salvarse a sí mismos... El profeta Isaías dice:
“Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los
cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el
desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará” (35,3-4).
He aquí otro texto en donde Isaías ha predicho que el que nos salva no es ni
simplemente hombre, ni un ser incorporal: “No fue un mensajero ni un enviado, él
en persona los salvó; con su amor y benevolencia los rescató, los liberó” (63,9).
Pero este salvador es, verdaderamente, un hombre, visible: “Ciudad de Sión, mira:
tus ojos verán a nuestro Salvador” (33,20)... Otro profeta ha dicho: “Volverá a
compadecerse, y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos
nuestros delitos” (Mi 7,19)... El Hijo de Dios, que es también Dios, vendrá del país
de Judá, de Belén (Mi 5,1) para esparcir su alabanza sobre toda la tierra... Pues
Dios se ha hecho hombre y el Señor, él mismo, nos ha salvado dándonos el signo
de la Virgen.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”