“PORQUE RECIBIRÁS DE DIOS PARA SIEMPRE ESTE NOMBRE: PAZ EN
LA JUSTICIA Y GLORIA EN LA PIEDAD”…..“¡GRANDES COSAS HIZO EL
SEÑOR POR NOSOTROS!”…. “ESTOY FIRMEMENTE CONVENCIDO DE
QUE AQUÉL QUE COMENZÓ EN USTEDES LA BUENA OBRA LA IRÁ
COMPLETANDO HASTA EL DÍA DE CRISTO JESÚS”….. “DIOS DIRIGIÓ
SU PALABRA A JUAN”…. “PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR,
ALLANEN SUS SENDEROS”…. “TODOS LOS HOMBRES VERÁN LA
SALVACIÓN DE DIOS”.
Reflexión desde las Lecturas del Domingo II de Adviento Ciclo C
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LA PALABRA DE DIOS APARECE
Dios dirigi￳ su palabra a Juan” . Lucas, con su mentalidad de historiador, tiene
mucho interés en precisar los datos históricos de la predicación del Bautista. La
palabra de Dios aparece. No se nos habla de algo irreal, abstracto o ajeno a nuestra
historia. Dios interviene en momentos concretos y en lugares determinados de la
historia de los hombres. También de la tuya. Quizá ahora mismo, en este preciso
instante...
“Un bautismo de conversi￳n”. La misión de Juan ha estado marcada por esta llamada
incesante a la conversión. También la Iglesia ha recibido este encargo. Y esta
invitación no siempre nos resulta grata; nos escuece, nos molesta... Y sin embargo, la
llamada a la conversión es llamada a la vida: sólo mediante la conversión será realidad
que “todos verán la salvaci￳n de Dios”. Convertirnos es en realidad despojarnos del
vestido de luto y aflicción y vestirnos las galas perpetuas de la gloria que Dios nos da
(1ª lectura: Bar 5,1).
“Los valles serán rellenados, las monta￱as y las colinas serán aplanadas”. La
esperanza del adviento quiere levantarnos de los valles de nuestros desánimos y
cobardías, y abajarnos de los montes de nuestros orgullos y autosuficiencias. Quiere
ponernos en la verdad de Dios y en la verdad de nosotros mismos. Quiere conducirnos
a no esperar nada de nosotros mismos, y al mismo tiempo a esperarlo todo de Dios, a
esperar cosas grandes y maravillosas porque Dios es grande y maravilloso. ¡Grandes
cosas hizo el Señor por nosotros!, El Señor hizo maravillas. ¡Aleluya!
2. PRIMERA LECTURA
La mejor noticia, para los habitantes de Jerusalén, es que se acaba para ellos la
aflicción y el luto. Ahora viene la fiesta y la alegría. Dios pone las cosas en su lugar,
con amor y justicia eleva este pueblo a la luz de su gloria
Lectura del libro de Baruc 5, 1-9
Quítate tu ropa de duelo y de aflicción, Jerusalén, vístete para siempre con el
esplendor de la gloria de Dios, cúbrete con el manto de la justicia de Dios, coloca
sobre tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu
resplandor a todo lo que existe bajo el cielo.
Porque recibirás de Dios para siempre este nombre: «Paz en la justicia» y «Gloria
en la piedad». Levántate, Jerusalén, sube a lo alto y dirige tu mirada hacia el
Oriente: mira a tus hijos reunidos desde el oriente al occidente por la palabra del
Santo, llenos de gozo, porque Dios se acordó de ellos. Ellos salieron de ti a pie,
llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve, traídos gloriosamente como en un
trono real. Porque Dios dispuso que sean aplanadas las altas montañas y las colinas
seculares, y que se rellenen los valles hasta nivelar la tierra, para que Israel camine
seguro bajo la gloria de Dios. También los bosques y todas las plantas aromáticas
darán sombra a Israel por orden de Dios, porque Dios conducirá a Israel en la
alegría, a la luz de su gloria, acompañándolo con su misericordia y su justicia.
Palabra de Dios.
3. BARUC
Baruc, en hebreo significa: “Bendito”, es conocido como el inseparable compa￱ero y
secretario de Jeremías y parece que pertenecía a la nobleza de Jerusalén. En el Libro
de Jeremías se relata que; “el rey ordenó apoderarse del escriba Baruc y del profeta
Jeremías, pero Yahveh los ocultó. Entonces fue dirigida la palabra del Señor a
Jeremías - tras de haber quemado el rey el rollo y las cosas que había escrito Baruc
al dictado de Jeremías” (Jeremías 36, 26-27). Entonces Baruc aparece ya como
secretario del profeta, y más tarde coopera con éste en la compra del campo de Anatot
(Cf. Jer 32:12s). Después de la caída de Jerusalén y de la muerte del gobernador
Godolías, fue conducido con su maestro Jeremías a Egipto (Cf. Jer 43:6s). Mas tarde
aparece en Babilonia con un mensaje de esperanza a los exilados, sin duda enviado
por el propio Jeremías. Después aparece de nuevo en Jerusalén para traer parte de los
vasos sagrados y llevar una colecta de dinero a los judíos que habían quedado en
Palestina; y les leyó su libro en la fiesta de los Tabernáculos.
El contenido y estructura del libro, tiene dos partes, los capítulos 1 al 5, del propio
Baruc, y el capitulo 6, que contiene una epístola de Jeremías.
4. INVITACIÓN A JERUSALÉN A ALEGRARSE POR LA LLEGADA DE
SUS HIJOS
“Quítate tu ropa de duelo y de aflicci￳n, Jerusalén, vístete para siempre con el
esplendor de la gloria de Dios…” Ha pasado la hora del duelo y de la tristeza, y por
ello Jerusalén debe adornarse con sus mejores ornamentos de la gloria. Es la hora de la
glorificación de sus hijos, de su retorno triunfal: “mira a tus hijos reunidos desde el
oriente al occidente por la palabra del Santo, llenos de gozo, porque Dios se acordó
de ellos. Ellos salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve,
traídos gloriosamente como en un trono real”. Jerusalén en adelante va a ser como
una reina majestuosa, aureolada por la gloria de Dios. Debe revestirse del manto de
justicia como consecuencia de la liberación de sus hijos, a los que se ha hecho justicia.
Gloria del Eterno” es sinónimo de justicia. Jerusalén, como majestuosa reina entre
los pueblos, debe ponerse la mitra o aureola consiguiente a ese estado de gloria o
justicia concedida por el Eterno. Su gloria será objeto de admiración de parte de todos
los pueblos. “ Porque Dios mostrará tu resplandor a todo lo que existe bajo el cielo” ,
y se le dará un nombre nuevo: “ Porque recibirás de Dios para siempre este nombre:
Paz en la justicia y Gloria en la piedad”. En ella habitará permanentemente la paz
como fruto de la equidad o de la justicia, y, al mismo tiempo, la piedad o temor de
Dios, lo que constituye el mayor cúmulo de gloria. Los profetas, en su idealización de
los tiempos mesiánicos, inventaron nombres para designar a Jerusalén en su plena
manifestación gloriosa. En Is 1:26 se la llama ciudad de justicia, ciudad fiel. La
justicia es la característica de la nueva teocracia mesiánica; por eso el Mesías se ceñirá
con el “cintur￳n de la justicia”. Y esa justicia de los tiempos mesiánicos es fruto del
conocimiento de Dios, que suscribirá una nueva alianza escrita en los corazones.
“Levántate, Jerusalén, sube a lo alto y dirige tu mirada hacia el Oriente: mira a tus
hijos reunidos desde el oriente al occidente por la palabra del Santo, llenos de gozo,
porque Dios se acord￳ de ellos”. Se invita a Jerusalén a salir gozosa a recibir sus
hijos, que vienen de todas partes, y se idealizan los detalles del cortejo triunfal de
retorno: “ Ellos salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve,
traídos gloriosamente como en un trono real”. Ciertamenteantes fueron a pie camino
del exilio, ahora vienen con honor, como “en trono real” . En Is 66:20 se dice que
vuelven en “carros, dromedarios, literas.” Todos los medios honorables de transporte
están a servicio de ellos. Vuelven como reyes, en una marquesina o trono real. La
expresión es gráfica para designar el honor que rodeará a los repatriados en su marcha
hacia la patria.
5. TODO LO QUE SE RELACIONA CON LOS TIEMPOS MESIÁNICOS
LLEVA EL SELLO DE LO MARAVILLOSO.
Para facilitar más el paso de la comitiva, la misma geografía se transformará: “Porque
Dios dispuso que sean aplanadas las altas montañas y las colinas seculares, y que se
rellenen los valles hasta nivelar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la
gloria de Dios” y la ruta real estará bordeada de árboles, que darán sombra a la
caravana: “También los bosques y todas las plantas aromáticas darán sombra a
Israel por orden de Dios, porque Dios conducirá a Israel en la alegría, a la luz de su
gloria, acompañándolo con su misericordia y su justicia. En medio del desierto
surgirán bosques para refrescar la marcha de los exilados que vuelven a la patria,
como en otro tiempo la columna de humo o de fuego acompañó a los israelitas por la
estepa del Sinaí, y “ las plantas aromáticas” perfumarán el ambiente. Nos hallamos en
el mundo de las metáforas. En realidad, sabemos cuan penoso fue el retorno de los
repatriados bajo la égida de Zorobabel; pero, en la perspectiva poética, el retorno del
exilio aparece aureolado por una especialísima protección divina, y, por otra parte, en
su mente se superponen dos planos, uno el del retorno del exilio y otro el de la entrada
de los israelitas en la era mesiánica, de la que aquél era el principio. Y todo lo que se
relaciona con los tiempos mesiánicos lleva el sello de lo maravilloso.
6. SALMO 125, 1-6
Ante la actitud bondadosa de Dios el salmo canta las grandes cosas que hizo el Señor
por nosotros. Participamos de esta oración aclamando:
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
O bien: El Señor hizo maravillas. ¡Aleluya!
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía que soñábamos: nuestra
boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. R.
Hasta los mismos paganos decían: « ¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de alegría! R.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb! Los que siembran
entre lágrimas cosecharán entre canciones. R.
El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando
trae las gavillas. R.
7. CANTO DE RETORNO Y ANSIAS DE RESTAURACIÓN.
Este bello poema refleja la situación moral de los repatriados de la cautividad
babilónica, los cuales, de un lado, están gozosos al ver que se han cumplido las
predicciones del Señor sobre el final del exilio, pero al mismo tiempo sufren grandes
penalidades y ansían que la nación recupere su plenitud política y económica, como en
los tiempos antiguos. Las profecías hablaban de una reconstrucción gloriosa, pero la
realidad es mucho más modesta; y, por ello, las almas justas que vivían de las
promesas mesiánicas esperaban el cumplimiento de los deslumbradores vaticinios de
los profetas.
El retorno de la cautividad resultó tan insólito, que los que asistían al espectáculo no
creían lo que veían, como si fuera un sueño: “nos parecía que soñábamos: nuestra
boca se llen￳ de risas y nuestros labios, de canciones”. El júbilo popular fue grande
al ver llegar las caravanas después del decreto de retorno firmado por Ciro,
conquistador de Babilonia (538 a. C.). Los mismos paganos estaban admirados del
cumplimiento de los antiguos vaticinios sobre el retorno de los exilados. “Hasta los
mismos paganos decían: ¡El Se￱or hizo por ellos grandes cosas!” El Señor había
cumplido sus promesas. El salmista se suma a esta admiración por las magnificencias
de su Dios: “Grandes cosas hizo el Se￱or por nosotros y estamos rebosantes de
alegría”, pero desea que se cumplan las antiguas promesas de restauración plena. Con
bellas metáforas anuncia la futura transformación de la nación israelita: “¡Cambia,
Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb” , que están secos en verano y
se llenan de agua en el otoño con las primeras lluvias impetuosas, así la nación
israelita recuperará su plena vitalidad nacional; y como los que siembran lo hacen con
no pocas penalidades; “ Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre
canciones”, pero sus trabajos son compensados con la recolección de las
ricas gavillas” , así los israelitas ahora trabajan penosamente en la reconstrucción de
la nación, pero al fin verán alegres coronada su obra y sentirán la íntima satisfacción
del agricultor que recoge su mies, que le compensa de los trabajos de siembra; El
sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae
las gavillas”. La frase tiene un aire de proverbio, que refleja bien la situación
psicológico-moral de los repatriados en los tiempos de Zacarías y aun después, en la
época de Esdras y Nehemías. La hostilidad de los pueblos vecinos agravaba su penuria
material, y sólo la esperanza de un futuro mejor podía reanimar a aquellas gentes
extenuadas y desilusionadas. “¡Grandes cosas hizo el Se￱or por nosotros!”
8. SEGUNDA LECTURA
San Pablo agradece a los filipenses su contribución generosa en la tarea de
evangelización y les augura que continúen con el mismo fervor. Cuando la misión es
compartida, todos se enriquecen y glorifican a Dios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 1, 4-11
Hermanos: Siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos ustedes,
pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el
comienzo hasta ahora. Estoy firmemente convencido de que Aquél que comenzó en
ustedes la buena obra la irá completando hasta el Día de Cristo Jesús. Y es justo
que tenga estos sentimientos hacia todos ustedes, porque los llevo en mi corazón, ya
que ustedes, sea cuando estoy prisionero, sea cuando trabajo en la defensa y en la
confirmación del Evangelio, participan de la gracia que he recibido. Dios es testigo
de que los quiero tiernamente a todos en el corazón de Cristo Jesús. Y en mi oración
pido que el amor de ustedes crezca cada vez más en el conocimiento y en la plena
comprensión, a fin de que puedan discernir lo que es mejor. Así serán encontrados
puros e irreprochables en el Día de Cristo, llenos del fruto de justicia que proviene
de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios.
9. LA IGLESIA DE FILIPOS.
Filipos, ciudad de Macedonia, “colonia” romana desde Augusto, fue la primera ciudad
que el Apóstol evangelizó en Europa, al entrar en ella en su segundo viaje, entre fines
del año 50 y principios del 51. Las circunstancias de esa evangelización están narradas
con bastante detalle en Hechos 16:11-40. Parece que el Apóstol volvió a pasar por
Filipos al menos dos veces, durante su tercer viaje misional (cf. Hechos 20:1-2 y 20:3-
6); pero fueron estancias de muy corta duración.
Los fieles, a juzgar por el tono de la carta, procedían en su gran mayoría del
gentilismo. Tanto más que en Filipos debían de ser poco numerosos los judíos, pues ni
siquiera tenían sinagoga (cf. Hechos 16:13); al contrario que en otras muchas
ciudades, como Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto, etc. (cf. Hechos 17:1.10.17; 18:3).
La iglesia de Filipos fue siempre muy adicta a San Pablo, hasta el punto de que éste,
contra toda su costumbre, aceptó de los filipenses socorros en dinero (cf. 4:15-16; 2
Cor 11:9), y les llama cariñosamente “su alegría y su corona” (4:1).
Hay en la carta algunos datos que pueden orientarnos al respecto. Son los siguientes:
Pablo se halla preso (cf. 1:7.13.17), y los filipenses, enterados de su situación, envían
a Epafrodito con el encargo de prestarle asistencia y entregarle socorros materiales de
parte suya; pero, habiendo enfermado de gravedad, los filipenses, al saberlo, se
afligieron mucho, por lo cual, una vez repuesto, Pablo, para tranquilizarlos, resolvió
remitírselo a Filipos (cf. 2:25-30; 4:10-19), siendo portador, a lo que parece, de la
presente carta, en la que el Apóstol muestra su agradecimiento por los socorros
recibidos y desahoga su corazón de padre con aquellos sus hijos muy amados.
10. ACCIÓN DE GRACIAS Y ORACIÓN POR LOS FILIPENSES
Comienza la carta: Siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos
ustedes”. Al saludo epistolar sigue la acostumbrada acción de gracias a Dios por los
beneficios concedidos a los destinatarios, cuyo elogio suele hacer.
Aquí alaba su “comuni￳n” en el Evangelio desde el primer día hasta ahora:
pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el
comienzo hasta ahora”.
Llama la atención el tono afectivo de Pablo, manifestación de su solicitud pastoral. “Y
es justo que tenga estos sentimientos hacia todos ustedes, porque los llevo en mi
coraz￳n”.
Parece que el Apóstol alude a la cooperación de los filipenses a la expansión del
Evangelio ya desde los primeros momentos de su conversión, no sólo con su ayuda
pecuniaria a los que tienen la misión de propagarlo (cf. 4:10-18), sino también con sus
padecimientos por Cristo (cf. 1:29-30). Está seguro de que Dios, que comenzó en ellos
la buena obra de la santificación, la continuará y hará progresar “hasta el día de
Cristo Jesús,” . Dos veces menciona el “día de Cristo Jesús” (vv. 6 y 10), prueba
clara de que esta espera era muy viva en las primeras comunidades. Esta espera es un
estímulo al compromiso, porque el tiempo presente es el tiempo en el que el cristiano
puede “crecer”, esperando el encuentro definitivo con el Señor.
En cuanto al crecimiento, Pablo recuerda ante todo que Dios mismo lo posibilitará y
lo llevará a buen término: “Aquél que comenz￳ en ustedes la buena obra la irá
completando hasta el Día de Cristo Jesús. Y es justo que tenga estos sentimientos
hacia todos ustedes, porque los llevo en mi coraz￳n, ya que ustedes”. Se trata sobre
todo de un crecimiento en el “amor” , que a su vez nos hace profundizar en
el “conocimiento” , mayor agudeza en el discernimiento, la tensión constante hacia lo
mejor, la transparencia e integridad de costumbres: Y en mi oración pido que el
amor de ustedes crezca cada vez más en el conocimiento y en la plena comprensión,
a fin de que puedan discernir lo que es mejor”. El fin último de toda esta gran
tensión espiritual del cristiano es para Pablo: “Así serán encontrados puros e
irreprochables en el Día de Cristo, llenos del fruto de justicia que proviene de
Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”
Cuando San Pablo, refiriéndose a los filipenses, habla del amor de estos; “ Y en mi
oraci￳n pido que el amor de ustedes”, es evidente que no se refiere sólo al amor
manifestado en la limosna que le enviaron, sino que toma el término en todo su
amplio significado de amor de Dios y del prójimo. El crecimiento de este amor
conforme aquí da a entender San Pablo, va a la par con el crecimiento en
el “conocimiento” y “comprensi￳n” para “discernir” las cosas de Dios.
11. EVANGELIO
Juan Bautista levanta su voz anunciando al Salvador y denunciando la situación de
pecado que debe cambiar y todo esté en orden, para que entre Dios y se sienta cómodo
allí. Es necesario eliminar montañas de orgullo y egoísmo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 3, 1-6
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato
gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca
de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y
Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
Éste comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un
bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro
del profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Se￱or,
allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán
aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos
disparejos. Entonces, todos los hombres verán la salvación de Dios.”
Palabra del Señor.
12. UNA VOZ GRITA EN EL DESIERTO
Este fragmento del Evangelio según san Lucas, tiene algunos aspectos originales para
presentar la predicación del Bautista, los que permiten captar mejor su mensaje. Pone
de manifiesto en primer lugar el acontecimiento de gracia. Conforme al estilo de los
profetas, “Una voz grita en el desierto”, fue dirigida la palabra de Dios a Juan para
que comenzase su obra. Al "acontecimiento" de la Palabra Lucas antepone un cuadro
histórico con tono muy solemne: “El a￱o decimoquinto del reinado del emperador
Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de
Galilea, su hermano Filipo…..” Entonces Lucas nos viene a situar la obra del
Precursor en un encuadre geográfico-cronológico orientador del mismo para la mejor
comprensión de sus lectores étnico-cristianos.
Situado en este marco geográfico-cronológico, Lucas relata como fue el momento de
la aparición del Bautista. Juan aparece en el desierto, pero era un predicador
“volante.” Lucas, omite la evocaci￳n judía que traen Mateo y Marcos sobre su vestido
y alimento; “Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero a la
cintura y se alimentaba de langostas y miel silvestre.” Sólo destaca lo que era más
característico de su apostolado: un bautismo de conversión para el perdón de los
pecados”. En la literatura griega clásica es el arrepentimiento después de cometida
una mala acción.
13. PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR, ALLANEN SUS SENDEROS
Como los otros sinópticos, cita el pasaje de Isaías, más completo, pero también
adaptado. “Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus
senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas.
Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados” (Is 40:3-5). Juan es la voz que
clama “en el desierto.” Se presenta al modo de los antiguos profetas, que insisten en
la “conversi￳n”. Probablemente el dar la cita completa es para acentuar el final
“universalista” de la misma con la venida del Mesías: todos los hombres verán la
salvaci￳n de Dios.”
Y el grito de Isaías es repetido y transmitido los Evangelios a través de Juan Bautista,
el mensajero de Dios, pide conversión para que sean perdonados los pecados”. El
hombre pecador es mirado por Dios con misericordia infinita, por eso le llama a la
conversión. Y si nos hemos convertido, demos frutos, obras, de conversión. Él es la
voz de quien grita en el desierto: “Preparen el camino del Se￱or, allanen sus
senderos” . En este relato el “camino” tiene un sentido de éxodo-liberación y el
“desierto” de conciencia y preparación.
El evangelista Marcos (Mc 1, 1-8), presenta al precursor que bautiza, donde “Toda la
gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar
en las aguas del Jordán, confesando sus pecados” . Juan Bautista, invita a los hombres
a preparar el camino del Señor, pero sólo después de haberla preparado él en sí mismo
retirándose al desierto y viviendo separado de todo lo que no era Dios.
Recordemos también que Juan Bautista (Mateo 3,1) se presentó en el desierto
predicando: “Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos”. Es decir, era un
llamado a que cambiar de vida, porque ya estaba muy cerca Jesús, y hoy es para
nosotros la misma necesidad, transformar nuestras vidas, volvernos a Dios, porque Él
se ha vuelto a los hombres. Y nos pide también hoy “Preparen el camino del Se￱or,
allanen sus senderos”. ¿Cómo? Podríamos decir de muchas formas, y una de ellas es
que nos pongamos de acuerdo entre nosotros, acojamos con paciencia y alegría, a
nuestros hermanos, del mismo modo como Cristo nos ha acogido.
14. ALLÍ EN EL DESIERTO, ES EL LUGAR DONDE CON MÁS FACILIDAD
NOS ENCONTRAMOS CON DIOS
Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto, en los
evangelios de Mateo y Marcos “Juan estaba vestido con una piel de camello y un
cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre.” De este modo, él
vivió alejado del murmullo y de los ruidos que no dejan preparase a los hombres para
tener un ambiente favorable para oír la llamada de Dios, para escuchar la llamada a la
penitencia. Porque quien predica, debe hacerlo más con la vida, es decir con su
testimonio personal más que con las palabras. Y para oír a quien nos interesa,
debemos hacerlo en un clima de silencio, para oír a Dios, debemos callarnos y en el
silencio, hacer oración.
Posiblemente por eso Juan fue a desierto y muchos van hoy al desierto, ¿y para que?,
porque no cabe la menor duda que allí es el lugar donde con más facilidad nos
encontramos con Dios, allí donde se escucha el silencio, y en el silencio se escucha
mejor a Dios. Y en este tiempo es propicio vivir un pequeño desierto, donde no haya
voces perturbadoras, para que podamos oír con la voz que nos habla dentro, oír lo que
hay en nuestra conciencia que, rectamente formada, es la voz de Dios. Esta voz
interior, no dirá de mejor forma lo que debemos cambiar, para estar mejor preparados
para nuestra conversión.
15. HUMILDAD DEL BAUTISTA ANTE LO QUE ERA CRISTO
La figura del Bautista causó una fortísima conmoción en Israel. Hasta Joséfo,
historiador Judío, se hace eco de ella, diciendo que Antipas “temi￳ la grande autoridad
de aquel hombre.” Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante aquella figura
ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del Reino, si él mismo no sería
el Mesías. El mismo Sanedrín de Jerusalén le envió una representación para que dijese
si era él el Mesías (Jn 1:19-28). Y éste es el momento, tanto en los evangelios
sinópticos como en Juan, en que el Bautista declara que él s￳lo es un “esclavo,” pues
él no es digno de ejercer con El oficio de los esclavos: “descalzarle.” El evangelio de
Lucas, que es quien mejor da la razón de la confesión de humildad del Bautista ante lo
que era Cristo, (Lc 3, 15), y en relato del evangelista Marcos, el que nos expresa que
Juan Bautista predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que
yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus
sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el
Espíritu Santo”.
16. TODOS VERÁN LA SALVACIÓN DE DIOS.
Ni el pesimismo agotador, ni la temeraria autosuficiencia, ni las conductas torcidas
son senderos que nos llevan a Cristo. Solo la renovación interior puede abrir nuestras
vidas al mensaje del Evangelio y al Amor santificador de Cristo. Si el Adviento ha
introducido en la historia humana la Época última y se identifica con ella, ha de ser
por esto una actitud constante de la vida cristiana. El creyente ha de sentirse siempre
en estado permanente de conversión. Oigamos a San León Magno:
“Demos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, que, por la
inmensa misericordia con que nos amó, se compadeció de nosotros y, estando muertos
por el pecado, nos resucitó a la vida de Cristo (Ef 2,5) para que fuésemos en Él una
nueva criatura, una nueva obra de sus manos. Por tanto, dejemos al hombre viejo con
sus acciones (Col 3,9) y renunciemos a las obras de la carne nosotros que hemos sido
admitidos a participar del nacimiento de Cristo. Reconoce ¡oh cristiano! tu dignidad,
pues participas de la naturaleza divina (2 Pe 1,4) y no vuelvas a la antigua vileza con
una vida depravada. Ten presente que, arrancado al poder de las tinieblas (Col 1,13) se
te ha trasladado al reino y claridad de Dios. Por el sacramento del bautismo te
convertiste en templo del Espíritu Santo. No ahuyentes a tan escogido huésped con
acciones pecaminosas” (Homilía 1ª sobre la Natividad del Se￱or 3).
Entonces, para poder crecer en la caridad y desarrollar el discernimiento para que “el
amor de nosotros crezca cada vez más”, para saber leer en los acontecimientos de la
historia la presencia salvífica de Dios, es necesario que como creyentes nos abramos
continuamente a Dios y a la historia. De ahí la actualidad de la predicación del
Bautista como programa de apertura penitencial a Cristo y a la gracia del Evangelio de
los que buscan sinceramente los designios divinos de la salvación que nos da Cristo,
pues precisamente a esto ha venido El, para que veamos la salvación de Dios, por
tanto, Jesús ha venido también para quitarnos el pecado que nos hace
desventurados. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de
alegría! , porque él nos quiere felices y llenos de gloria. Es nuestra vida íntegra la
que habrá de llevar a los demás hombres la autenticidad de nuestra fe y de nuestra
comunión con Jesús, el Señor, más allá del altar y del templo. Hemos de ir por la vida
abriendo a los hombres senderos para Cristo.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO CICLO C
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net