II Semana de Adviento, Ciclo C.
Introducción a la semana
La segunda semana de Adviento contempla las lecturas del llamado Segundo
Isaías (capítulos 40-55 del libro de este profeta), escrito en una época mucho
más tardía que el Primer Isaías (caps. 1-39). Se suele conocer como el “libro de
la consolación”, ya que el consuelo es la tónica que lo caracteriza; consuelo que
el profeta quiere transmitir al pueblo, al final de un exilio de unos cincuenta años
en Babilonia (s. VI a. C.). Ese consuelo se basa en la confianza en Dios, cuyo
fundamento es, por una parte, su poder creador al que nada resiste, y, por otra,
su continua solicitud por Israel a lo largo de su historia pasada. Ese Dios que
está a punto de intervenir restaurará las fuerzas debilitadas de su pueblo, a
quien atenderá con mimo, a quien enseñará el camino del bien, para quien hará
florecer el desierto. Los salmos de estos días son un eco de esta certeza y una
invitación a bendecir la grandeza y la bondad del Señor que ya llega. En el
evangelio de Mateo, Jesús confirma la bondad de ese Padre que busca al que se
ha perdido, y ofrece su propio corazón como descanso al agobiado.
Las lecturas bíblicas de esta semana evocan también la figura de Elías, un
profeta vigoroso y taumatúrgico, símbolo del juicio de Dios contra los impíos. En
él podemos detectar una referencia implícita al Precursor del Señor, Juan el
Bautista. De él habla también Jesús, que advierte de que ha llegado ya, aunque
muchos no lo han reconocido ni han querido reaccionar al imperativo de su
palabra.
Fray Emilio García Álvarez
Convento de Santo Domingo. Caleruega
(Burgos)
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