Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Diciembre 12
Nuestra Señora de Guadalupe
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Canto de la Hija de Sión * Contad las maravillas del Señor
a todas las naciones * ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Textos para este día:
Zacarías 2,14-17:
Festeja y aclama, joven Sión, que yo vengo a habitar en ti -oráculo del Señor-
Aquel día se incorporarán al Señor muchos pueblos y serán pueblo mío; habitaré en
medio de ti, y sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti.
El Señor tomará a Judá como lote suyo en la tierra santa y volverá a escoger a
Jerusalén.
¡Silencio todos ante el Señor, que se levanta en su santa morada!
Salmo 95:
Cantad al Señor un cántico nuevo, / cantad al Señor, toda la tierra; / cantad al
Señor, / bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria. / Contad a los pueblos su gloria, / sus maravillas
a todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, / aclamad la gloria y el poder del Seño, /
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Decid a los pueblos: " El Señor es rey, / el afianzó el orbe, y no se moverá; / él
gobierna a los pueblos rectamente."
Lucas 1,39-45:
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo
de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el
 
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y
dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó
a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
Homilía
Temas de las lecturas: Canto de la Hija de Sión * Contad las maravillas del Señor
a todas las naciones * ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
1. La maravilla como puerta al Dios Admirable
1.1 Varias veces los Evangelios nos presentan el profundo sentimiento de
admiración, incluso estupor, de las multitudes ante las obras de Jesús. Esta
admiración es una puerta que no debe ser despreciada como camino para la
conversión y la transformación de la vida entera, pues el que admira está dispuesto
a dejarse guiar y está en excelente actitud para dejarse impregnar por el poder de
la gracia.
1.2 Los hechos que hemos escuchado sobre las apariciones de la Virgen en el
Tepeyac tienen ese tinte maravilloso. No como ostentación sino como esplendor.
Algo como lo que sucedió el día en que Moisés vio una zarza que ardía sin
consumirse (Éx 3). Aquel portento atrajo su atención, es decir, lo asombró, y de
aquel asombro partió un diálogo, una alianza, un camino, una liberación. El Dios
admirable es el Dios esplendoroso; el Dios maravilloso es el que nos rebasa y
levanta nuestra atención como un modo de indicar que puede también levantar
nuestra vida.
2. Un templo para María
2.1 Se quejan los cristianos no católicos y suelen criticar con fuerza el origen
celestial de aquellas apariciones a San Juan Diego, y piensan encontrar un
argumento irrebatible en aquello que cuenta la historia: ¿cómo es eso de un templo
para María? ¿No se supone que los templos, si es que hay que hacerlos, han de
construirse sólo para Dios? No nos apresuremos a contestar; no seamos agresivos
con quienes están en desacuerdo con nosotros, incluso si manifiestan este
desacuerdo de mala manera. Simplemente dejemos que hablen los hechos.
2.2 He aquí las palabras que la historia recoge como dichas por María a Juan Diego:
"Mucho quiero que se me construya una casita para mostrar a mi hijo y para darlo
a todos los hombres que me invoquen". Pregunta: ¿es esta una casa para adorar a
María como si fuera una diosa? Respuesta: Ella misma dice para que es esa
"casita", ese templo, al que llama suyo. El propósito es sólo uno: "mostrar a mi
hijo". Un predicador que quiere hacer oír la palabra de Dios pide un micrófono;
María, que quiere mostrarnos las benditas gracias y admirables enseñanzas de su
Hijo, pide una casa. Ella es una mujer de casa y quiere recibirnos como en su casa
para entregarnos sus tesoros.
2.3 Es razonable, pues, el celo de quienes se preocupan que descuidemos nuestra
mirada de Dios por quedarnos con una creatura; pero este celo por la gloria divina
tiene mucho que agradecer y poco que temer en el caso del Tepeyac: todo allí
habla de mirar hacia Jesús. La Casa es porque la Señora quiere "darnos a su hijo".
¿Habrá señal más grande del origen celeste de estos hechos tan cargados de
sencillez como de ternura?
3. Guadalupe y la Eucaristía
3.1 María quiere darnos a su Hijo; el Hijo quiere darse a sí mismo. Guadalupe y la
Eucaristía son dos misterios inseparables. La voluntad de la Señora brota de la
voluntad del Señor, y ambas voluntades admirablemente unidas se vuelven una
sola ofrenda en el altar, especialmente cuando el sacerdote dice: "Por Cristo, con Él
y en Él...".
3.2 Guadalupe es una escuela de evangelización y, a la vez, una escuela de
adoración. Un lugar para admirar, agradecer y celebrar, así como un camino para
aprender a proclamar, profesar y predicar el misterio de Cristo, Hijo del Dios "por
quien se vive", como dijo la Santa Virgen María, que tanto amó a América, desde el
prólogo mismo de nuestra historia cristiana.
Fr. Nelson Medina, O.P.