3º DOMINGO DE ADVIENTO
“El Señor es mi Dios y mi Salvador, en Él confío” (Is. 12,2)
Ya está próxima la Navidad y la alegría inunda el corazón de los creyentes y de toda la Iglesia.
Jesús, el Mesías, llega y es el gran acontecimiento salvífico que celebra la Iglesia. Sin embargo
continúa llamándonos y exhortándonos a la conversión del corazón para que le podamos
recibir con amor. El tema de las dos primeras lecturas es la alegría: ᄀ“Exulta, hija de Si￳n”!
ᄀ”Regocíjate de gozo Israel, y hazlo con todo tu coraz￳n hija de Israel!” (Sof.3, 14).
Se alegra Israel porque Jerusalén será restaurada, pero por sobre todas las cosas por el
cumplimiento de las promesas mesiánicas que el Profeta hace ya gustar con la presencia de
Dios entre su Pueblo: “aquel día se dirá…está el medio de ti el Se￱or como poderoso salvador”
(Ib17-18). “Aquel día” tan lleno de gozo será el nacimiento de Jesús en Belén. Se llena de
alegría Israel y se goza la Iglesia porque vendrá en medio de los hombres el Mesías, Jesús,
Dios hecho Hombre, a vivir entre los hombres trayéndonos la salvación. La Iglesia toda, cada
año conmemora con alegría el nacimiento del salvador y es por esto que nos exhorta hoy a
llenar el corazón de alegría. Si bien fue un hecho ya cumplido, nos exhorta a la conversión del
corazón ya que estamos en continuo camino hacia el Señor en su venida definitiva.
La conversión del corazón no nos sume en la tristeza, sino en la alegría, como nos enseña el
Ap￳stol: “Alegraos siempre en el Se￱or y regocijaos. Llenaos de gozo, os repito “el Se￱or está
cerca, porque ya ha venido; y porque volverá” (Fil. 4, 4-5). Cada Navidad, hermanos, si la
vivimos en el piadoso amor de Dios -es decir religiosamente- nos dará la gracia de unirnos a Él
de una forma especial y de descubrir al Señor de una forma nueva y más profunda. Como
preparaci￳n a la venida del Se￱or, San Pablo nos propone la bondad: “vuestra amabilidad sea
notoria con todos los hombres” (Ib. 5).
El mismo evangelio insiste sobre este tema a través de la predicación de Juan, el Bautista:
”enderezad los caminos, preparad vuestras almas para la venida del Se￱or. ﾿Qué tenemos que
hacer? le preguntaban los oyentes (Lc. 3,10) (y hoy nosotros nos hacemos la misma pregunta).
Y él les respondía: “el que tiene dos túnicas dé una al que no la tiene y el que tiene de comer
haga lo mismo” (Ib. 11). La caridad para con el pr￳jimo unida al amor de Dios es el punto
central de la conversión. El hombre egoísta, sólo preocupado por sus intereses, debe cambiar
de actitud y preocuparse más por el bien de los hermanos. Y cada uno de nosotros sabe de
qué cosas debe preocuparse. Juan no pide grandes cosas sino la actitud caritativa en lo
cotidiano. Nos habla de la justicia y la caridad, de no explotar a nuestro prójimo, ser honrados
en el cumplimiento de nuestros deberes…
Jesús hoy nos responde lo mismo. Este es el camino para una preparación digna y cristiana de
la Navidad y Jesús quiere ser acogido no sólo en nuestro corazón, sino a través nuestro en el
corazón de los hermanos, especialmente en el corazón de los más pobres y el de aquellos que
más sufren. No nos olvidemos de la pregunta de los discípulos: “﾿Se￱or, cuándo te dimos de
comer o te vestimos? … Cuando lo habéis hecho con alguno de mis peque￱os, conmigo lo
habéis hecho” (Mt. 25, 37.40). ᄀC￳mo se identifica Jesús con los más pequeños y con los que
sufren! Este debe ser el propósito de una Navidad cristiana: festejar el nacimiento del Señor,
viviendo en lo más profundo de nuestro corazón el deseo de identificarnos con El.
Que la Virgen Madre nos ayude, desde nuestro corazón, a imitar el corazón de su Hijo.
+ Marcelo Raúl Martorell
Obispo Puerto Iguazú