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L A ALEGRÍA , SIN FECHA DE CADUCIDAD
D OMINGO 3 º DE A DVIENTO (L C 3, 10-18)
16 DE DICIEMBRE DE 2012
Este domingo, las lecturas de la Misa son provocativas. Podrían rivalizar con
tantos titulares y echarles un pulso. Todos los profetas que en el mundo han sido,
han sufrido el vértigo de anunciar esperanza a un pueblo desesperanzado; anunciar
alegría, a gentes resignadas a tristeza y luto: ¿veis el desierto y los yermos, el
páramo y la estepa? Pues florecerán como el narciso, y sonreirán con un gozo
verdadero. ¿Os abruma la soledad, que vuestra situaci￳n no hay nada ni nadie que
la pueda cambiar? Pues no pactéis con la tristeza y que el miedo no llene vuestro
coraz￳n, sed fuertes, no temáis: vuestro Dios viene en persona, para resarciros y
salvaros. Y como quien está ciego y vuelve a la luz, como quien renquea de cojera y
salta cual cervatillo, como mudo amilanado que consigue cantar... así veréis terminar
vuestro destierro, soledad, tristeza, pesadumbre..., y volveréis a vuestra tierra como
rescatados del Se￱or. Esta explosi￳n de vida que tiene la huella creadora el único
Hacedor, se prolonga en el evangelio: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia
la Buena Noticia. La alegría profetizada por Isaías encontrará su plenitud en Jesús.
Cada uno tendrá que reconocer cuáles son sus desiertos, sus yermos, sus
páramos; y poner biográficamente nombre a la ceguera, la sordera, la cojera o la
mudez que nos embargan. Pero es en toda esa situaci￳n donde hemos de esperar a
quien viene para rescatarnos de la muerte, de la tristeza, del fatalismo. Somos
llamados a testimoniar ante el mundo esa alegría que nos ha acontecido, que se ha
hecho también para nosotros el Rostro, la Carne y la Historia de Jesucristo: id y
anunciad no las fantasías que se os ocurran, sino lo que estáis viendo y oyendo. Así
hicieron los primeros cristianos, y así transformaron ya una vez el mundo. Entonces
la alegría deja de ser un lujo conquistado o una pose fingida, y se convierte en una
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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urgencia, en una evangelizaci￳n, en un catecismo. Esta es la alegría que esperamos y
que se nos dará por quien está viniendo. Una alegría que no nos podrán arrebatar,
como ya profetiz￳ Cristo. La alegría que consiste en reconocer ese factor nuevo que
se ha introducido en la historia, que permite ver las cosas de modo distinto, y
abrazarlas, y disponerse de la mejor manera para llegar a cambiarlas. Ese factor se
llama gracia, y tiene el nombre y el rostro de quien nos la da: Jesús el esperado,
Jesús el que vino, Jesús el que volverá sin haber dejado nunca nuestro camino.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo