“no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista”
Mt 11,11-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. NO HA NACIDO NINGÚN HOMBRE MÁS GRANDE QUE JUAN EL
BAUTISTA
Si la grandeza del Bautista queda ya expresada con la aplicación de esta cita de Malaquías,
aún se resaltará terminantemente con las palabras de Jesús. Es el mayor entre los nacidos de
mujer. En la redacción casi idéntica del lugar paralelo en Lucas donde se dice que no hubo
“profeta mayor” que el Bautista. Pero el texto de Mateo da suficientemente el pensamiento al
decir que es más que un profeta. Los profetas hablaban del Mesías “desde lejos,” Juan lo ve y
lo presenta a Israel. Lo hace por su dignidad profética de precursor.
Así, Juan es, metafóricamente, el Elías que ha de venir, por eso “todos los profetas y la Ley
han profetizado hasta Juan”. Con él termina la preparación, y con Jesús comienza el ingreso
en el reino.
2. Y SIN EMBARGO, EL MÁS PEQUEÑO EN EL REINO DE LOS CIELOS ES
MÁS GRANDE QUE ÉL
Pero se diría que el pensamiento polémico-apologético sobre la dignidad de Jesús y su obra
se vuelve a acusar. Si el Bautista es el “mayor” profeta por su dignidad de precursor, el
ingreso y pertenencia del “menor” en el reino es “mayor que Juan Bautista”; pues entre una
función carismático-profética y preparatoria para el reino y la incorporación al mismo, la
superioridad está por éste. Era Elías por su papel, conforme a la profecía de Malaquías, y lo
era porque tenía “el espíritu y el poder de Elías” (Lc 1:17).
A este ingreso en el reino, preparativamente contribuyó el Bautista. Sin embargo, el
pensamiento de Mateo resulta confuso. Lucas cita esto mismo en otro contexto en forma más
clara: “La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse la Buena
Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con violencia por entrar en él.” (Lc 16:16).
3. EL REINO DE LOS CIELOS ES COMBATIDO VIOLENTAMENTE
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido
violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. La palabra, hacer fuerza, puede ser
susceptible de diversas formas. La media es clara en Lc (16:16), aunque el verbo aparece con
un complemento. En cambio, en Mateo la forma sin complemento aparece en pasiva. “El
Reino de los Cielos es combatido violentamente”, (experimenta violencia); por eso, “sólo los
violentos lo “arrebatan”. Esta violencia, ¿de quién procede? ¿De la misma naturaleza del
Reino? ¿O de los fariseos contra los fieles que quieren ingresar en él? Esta última
interpretación parece ser la interpretación más plausible, si no de modo exclusivo, sí
preferentemente. Si la primera tendría a su favor el aviso de Jesús de que hay que entrar por
la “puerta estrecha” (Mt 7:13-14), la segunda tiene a su favor las tremendas palabras de Jesús
a los fariseos: “Cerráis a los hombres el reino de los cielos. Ni entráis vosotros ni permitís
entrar a los que querían entrar” (Mt 23:1; Lc 11:52). Era toda una estrategia de coacción y
persecuciones contra los fieles de Jesús (Jn 9:22), más a la hora de la composición
evangélica.
4. Y SI USTEDES QUIEREN CREERME, ÉL ES AQUEL ELÍAS QUE DEBE
VOLVER. ¡EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA!
El elogio e identificación del Bautista con Elías, como se ha visto, termina con una frase
excitante para saber captar el sentido intencionado de su afirmación: “El que tenga oídos, que
oiga.” Expresiones que para lo mismo usaban los rabinos, inclinar el oído, abrir la oreja, etc.
Puede haber en todo esta recomendación sobre el Bautista sentencias de Jesús dichas en
ocasiones diversas, e incluso alguna apreciación de la Iglesia primitiva palestina, que se unen,
temáticamente, tanto para situar la personalidad del Bautista, como para relacionarlo en su
misión de “siervo” ante Jesús, ante polémicas ambientales, aun persistentes, como antes se ha
visto. Sobre todo, con el hecho de ser Jesús bautizado por Juan, ya conectaba con su valor de
Precursor.
Pero era necesario autorizar, en pleno cristianismo, la relación de “misiones” Cristo-Bautista,
ante posibles-probables-polémicas contemporáneas aludidas. Por eso, la frase inicial no
exige, en estos métodos, una apología instantánea. Puede ser un cuadro sintético de elogios
diversos. (Comentario Biblia Nacar-Colunga) .
El Señor les Bendiga