Domingo de Ramos

Mateo 26, 14--27, 66: ¡Una semana de vacaciones que también fue semana Santa!

Autor: Padre Alberto Ramírez Mozqueda

 

 

HOSANNA 

El calendario escolar ha ido dando vuelta tras vuelta y marca ahora la salida a vacaciones. Por fin hemos coincidido en las fechas y podremos salir a la playa. Todo son preparativos, bloqueador para la piel, las sandalias, el snorkel para bucear, las compras de última hora, cambiar el aceite al coche, y ya estamos, el coche va cargado al tope, no cabe nada más, nosotros mismos con dificultad logramos colocarnos en nuestros asientos. Pero falta algo, la Biblia, mis hijos me han prometido que cada día haremos un momento aparte para vivir la semana santa.  Roberto, de 17 me mira con indiferencia, casi con frialdad, Nancy  de 15 no se da por enterada, y Gael, de 9 piensa que será una buena experiencia sentados en la playa viendo el ir y venir de las olas, o a lo mejor de noche, iluminando el texto sagrado con la linterna de mano. Mi mujer tampoco está muy convencida y piensa que lo mejor sería dejar la Biblia y leerla en otra ocasión, cuando los chicos estén más dispuestos…los apóstoles trajeron la burra que Jesús les había indicado, pusieron sobre ella sus mantos y Jesús se sentó encima.  La gente también extendía sus mantos por el camino, otros cortaban ramas de los árboles y las tendían al paso de Jesús, y mucha gente aclamaba con fuertes gritos: Hosanna, Viva el Hijo de David, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en el cielo… toda la ciudad de Jerusalén se conmovió… ¿cómo pudiste Jesús, entrar sentado en una burra y no en un brioso corcel o en un escurridizo camello o en un majestuoso elefante? ¿Porqué tanta sencillez si tú estabas hecho para grandes cosas? ¿Realmente te dejaste convencer por esos gritos y esas alabanzas de gente que sólo te conocía de oídas? ¿Te llegaron a entusiasmar las aclamaciones de la multitud en aquella ciudad que siempre te mostró su rechazo? ¿no hubieras preferido verte rodeado de las gentes de Galilea, tus propias gentes, las gentes sencillas, humildes, cercanas al lago de Genezaret donde desarrollaste gran parte de tu vida pública?... qué suave, papi, que podemos salir de vacaciones, dijo Gael, “cuando le dije a mi amigo Eliud que salíamos a la playa, me miró con tristeza, porque su familia es pobre y no han planeado sino ir un día a pie hasta la presa que surte de agua a nuestra población, y tenderse bajo alguno de los árboles comiendo las tortas que prepararán en casa”. Todos estaban animados en el coche, como que las primeras bocanadas de aire caliente y húmedo que llegó de la playa, tuvo un efecto benéfico en el ánimo de todos.  

CRUCIFÍCALE 

Sin embargo, no todo era vida y dulzura, pues desde que salimos de casa, todo fue hacer cola tras cola, la gasolinera, la caseta de cobro, los sanitarios, los "self-servis" colocados al borde de la carretera, los restoranes de comida rápida y pensábamos que todo terminaría cuando aterrizáramos en el hotel, pero ahí nos esperaban más  sorpresas, no teníamos reservación, y aunque mostré el talón de reservación, tuvimos que esperar como tres horas para que nos resolvieran. Al fin, nos enviaron a un hotel de menor categoría, sin playa propia. Pero no había de otra. Nos instalamos, pero otra sorpresa, no había aire acondicionado, se había  fundido el día anterior. Bajamos a la playa y la encontramos sucia, atestada de turistas y bañistas, con exceso de bebida, con música estruendosa de los stereos que cada grupo de chavos traía, además de que nos arrimaron varios pelotazos que nos llenaron de arena el pelo y los ojos. Muchas parejas recostadas en la playa, tomaban posiciones de tal manera provocativas, que hubiera preferido que mis hijos no hubieran estado ahí.  Roberto se escabulló sin saber a qué hora, porque quería entrar a una disco o a algún antro, pero llegó desconsolado porque en unos lugares le negaron la entrada, y en otros era tal la cantidad de chavos, y con tanto alcohol y drogas, que imposible de poder entrar…Señor, ¿porqué hemos sido condenados a venir a vacaciones todo mundo precisamente en esta semana? ¿Porqué todo mundo trata de abusar de nosotros? ¿Por qué hemos encontrado todo tan caro, hasta pensar que lo mejor hubiera sido quedarnos en casa y ver algunas buenas películas? ¿Por qué nos han distinguido haciéndonos esperar en nuestra propia tierra nomás porque somos prietitos y no traíamos dólares? ¿Verdad que tenías razón al desconfiar de aquellos gritos del domingo de Ramos? ¿Cómo fue que llegaste a sentir tal desolación en aquél huerto amargo de los olivos? ¿Qué espíritu se metió en uno de tus apóstoles al grado de traicionarte y mandarte a la cruz? ¿No pudo ser tu amor tan grande como para convencer a Judas y hacerlo desistir de su intento? ¿Cómo pudiste sufrir tanto en aquella inhóspita cruz hasta dejar tu vida embarrada en ella? ¿Cómo sufrir ahora otros gritos que te pedían que mostraras que eras el Hijo de Dios bajando espectacularmente de la cruz? ¿Cómo resistirte ser enterrado en una tumba prestada cuando tú lo habías dado todo para que los hombres se vieran como hermanos e hijos de Dios? ¿Y porqué tuviste que llegar hasta ese extremo de amor de darlo todo, precisamente tu propia vida, y devolver a la humanidad a un Dios que tenían cautivo los sumos sacerdotes, los poderosos y los ricos, para que fuera patrimonio de los pobres y desposeídos?  

ALELUYA, CRISTO HA RESUCITADO 

Se llegó el momento del regreso y todos dimos gracias y lo que más queríamos era llegar a nuestra propia casa y disfrutar en paz de las pocas horas que nos quedaban de vacaciones. Estábamos cansados, rendidos, asoleados, quemados de la piel, sin querer que nadie nos rozara o se acercara a nosotros a pesar de que íbamos tan cerca unos de otros en el coche. Fue un verdadero descanso regresar para encontrarnos en nuestra acogedora casa de la que no deberíamos habernos separado. No sé porqué extraña razón mis hijos y mi mujer estuvieron de acuerdo en acudir a la celebración de la Vigilia Pascual en nuestra parroquia. ¿Cómo fue Jesús tu resurrección? ¿Porqué nadie pudo contemplar aquél momento? ¿Y la primera vez que lograste encontrarte con tus apóstoles, una vez resucitado, qué cara  pusieron al verte? ¿Cómo fue que nunca te entendieron cuando les decías que ciertamente ibas a morir, pero que el Padre te tomaría en sus brazos y te resucitaría? ¿Y porqué los hombres nos mostramos tan insensibles que queremos vivir como si tú nunca hubieras existido y como si tú no nos hubieras dado ya la salvación? ¿Porqué nuestras cruces han perdido su sentido y nos sirven de adorno, aún en las telenovelas cuando los actores, en pareja se entregan a los placeres de una sexualidad a todas luces delirante? ¿Porqué no queremos pasar por el sacrificio de la cruz para llegar a contemplarte nuevamente radiante, cerca del buen Padre Dios? ¿Porqué tenemos tanta reverencia a tus imágenes de crucificado y tan poco afecto por tu luminosa figura del que volvió a la vida para quedarse para siempre con nosotros y vive cerca del Padre esperando nuestro regreso?