XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 6,30-34:
¿Eran modestitos los shorts de Cristo en sus vacaciones?

Autor: Padre Alberto Ramírez Mozqueda 

 

 

Hoy Cristo nos sorprende yéndose de vacaciones con sus discípulos. ¡Cristo en vacaciones! ¿Podéis imaginarlo? El asunto parte del día en que los apóstoles llegaron de una de sus primeras correrías apostólicas, a las que Cristo les enviaba, anunciando el Reino de Dios, curando a los enfermos y dándoles la posibilidad de echar fuera a los demonios. Podemos imaginarnos a Cristo sentado en la orilla del lago de Galilea, escuchándoles, escuchándoles con una agradable sonrisa que denotaba interés por todo lo que le contaban y una profunda alegría por que el Reino de Dios se iba implantando en el mundo. Cuando acabaron de contarle emocionados las maravillas que Dios había realizado por sus manos, Cristo les invitó a ir a un lugar solitario, para que pudieran descansar un poco, sintiéndose cercanos al Creador que descansó después de la creación del mundo. Así inauguraba Cristo una faceta y una vena desconocida: su afán de hacer turismo con los suyos, con su familia, con su equipo, igual que hoy lo hacen tantos y tantos millones de hombres y mujeres, de jóvenes y de ancianos, de familias enteras, desplazándose de sus lugares de origen para dar lugar a ese movimiento mundial que se ha convertido hoy en uno de los negocios más productivos y que han acercado a los pueblos y a muchos hombres que se desplazan movidos por su afán de conocer otras regiones u otros países, otras culturas y otro folclore, otras lenguas, otros hombres y otras costumbres El descanso y el turismo de Cristo en verdad resultaron fallidos, pues habiéndoles invitado a que se embarcaran para ir a algún lugar de descanso, las gentes que hacía poco había despedido, al ver el rumbo que tomaba la barca, fueron corriendo por la orilla del lago y cuando desembarcaron los ilustres viajeros, ya les estaban esperando. Era una numerosa multitud la que esperaba su palabra, y Cristo dejando a un lado el merecido descanso de los suyos se puso a enseñarles, porque los miraba como ovejas sin pastor.

Para nosotros, y para todos los que se aprestan a vivir un período vacacional surgen muchas preguntas: ¿a dónde iremos, cuántos podremos ir, tenemos suficiente dinero, el clima será propicio, las condiciones de seguridad propician un viaje de toda la familia? La situación laboral y social ha permitido que muchas gentes tengan más oportunidad hoy que en los años pasados, los jóvenes viajan por competencias deportivas o para mega concentraciones musicales o artísticas, los adultos a veces combinando los negocios con el turismo, los que ya han terminado su período laboral y ya están jubilados lograr deseos largamente acariciados de visitar museos, de asistir a espectáculos musicales e incluso tomar una carrera universitaria para gentes de tercera edad, dando rienda suelta a su alegría en viajes caracterizados por una “incesante acción de gracias y por un sentido de confiado abandono en las manos de Dios” ¿Y la familia? La familia también viaja entera hoy y no resisto el deseo de transmitirles un párrafo de la Santa Sede sobre turismo: “el turismo familiar ofrece a los padres una ocasión preciosa para cumplir su papel de catequistas de sus hijos con su ejemplo y con el diálogo. Hacer turismo en familia es una excepcional oportunidad para enriquecimiento de la persona en cultura de la vida, en el respeto de los valores morales y culturales y en la salvaguardia de la Creación”. Y ya entrados en esta línea del turismo, no está por demás recordar que aquellas parroquias de ciudades donde confluyen muchos turistas, pueden convertirse inmejorablemente en una encantadora escuela de hospitalidad: “Ella se abre para acoger a cuantos a ella llegan de paso y prepara a sus miembros para el viaje que desean emprender. En ella encuentran apoyo y ánimo cuantos se proponen vivir el testimonio sincero de su fe en mundo del turismo”. Hoy nos sentimos cercanos con todos los que viajan y oramos también por todos los que aún en las condiciones actuales no pueden disponer de unos días de vacaciones.