XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Juan 6,24-35: El señor Obama está echando chispas contra México porque le ganaron a su equipo.

Autor: Padre Alberto Ramírez Mozqueda 

 

 

¿Qué buscaba Cristo en su vida? ¿Fama, prestigio, poder, dominio de las masas? Tal parece que todas esas pulgas no brincaban en su petate, porque aquel día en que aprovechando el obsequio de un joven que le brindó sus alimentos, pudo dar de comer de la forma más sencilla y sobrecogedora a miles de gentes, cuando quisieron tomarlo para elegirlo rey, simplemente se les escapó de las manos y se fue a la montaña él solo, a orar a su Padre como lo hacía habitualmente. Parece que las gentes se alejaron, pero no le quitaron la vista de encima, pues lo fueron a buscar hasta Cafarnaúm donde se hospedaba. No iban a dejar escapar la oportunidad de volver a tener gratis otra vez el pan para sus estómagos vacíos, y si las cosas salían bien y lograban halagar a Jesús, pues ya tendrían asegurada la papa para el resto de su vida. En cuanto los tuvo delante, Jesús  se dio cuenta de sus intenciones, querían otra vez el pan que él les había dado el día anterior, y comenzó  con ellos un proceso para elevarles a otro pan especial, que saciaría para siempre su hambre y su sed. Parece que Cristo fracasó en su intento, pues ese día las gentes se fueron decepcionadas y no entendieron o no quisieron entender que Cristo mismo era el pan del cielo y el pan por el que los israelitas suspiraban en el desierto para no morir eternamente. Ayer mismo les había demostrado, con la facilidad con que alimentó a las gentes, que él verdaderamente era el enviado y que ahora él era el verdadero “pan de vida”.

Pero como en otras épocas quedó acuñada aquella frase de “pan y circo”, en la nuestra, y en concreto en nuestra patria, México seguimos pensando únicamente en pan y “fut” y nos imaginamos que cuando México le ha ganado al equipo de los Estados Unidos, las cosas irán maravillosamente para todos los mexicanos, todo porque  que tuvimos  el atrevimiento de ganarle al país más poderoso de la tierra. Pero seguimos siendo un país subdesarrollado, en donde la mitad de la población sigue siendo pobre y con dificultades para alimentar a muchos de nuestros compatriotas. No podemos vivir a pan y circo o futbol. Tenemos que volver a buscar el verdadero “pan de vida” que alimente nuestro caminar, haciéndonos más cercanos los unos a los otros y haga que la violencia que se ha desatado como reguero de pólvora desaparezca para siempre. Ese pan de vida nos puede conquistar el Amor que necesitamos para una convivencia fraterna. Pero me temo que como las gentes que interrogaban a Cristo,  no lo aceptaron, también nosotros los cristianos no vivimos ni vibramos ni deseamos encontrarnos los domingos con Cristo el Pan de Vida en nuestras Eucaristías. Si de hecho, apenas un diez o un quince por ciento de los que se dicen católicos asisten regularmente a Misa, apenas otro diez o quince por ciento de entre éstos recibe el verdadero pan de vida. ¿El resto no cree, y piensa que no le hace falta? Y en ese afán de aquilatar en lo que vale Cristo Pan de Vida  entre nosotros, quiero compartir con ustedes unos cuántos renglones de la carta que el Papa Benedicto XVI nos  ha dirigido a todos los sacerdotes: “Del santo cura de Arz, aprendían los fieles a orar, acudiendo con gusto al sagrario para hacer una visita a Jesús Eucaristía. “No hay necesidad de hablar mucho para orar bien”, les enseñaba, “sabemos que Jesús está en el Sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración”. Y les persuadía: “Vengan a comulgar, hijos míos, vengan donde Jesús. Venid a vivir DE Él para poder vivir CON Él…”. “Es verdad que no sois dignos, pero lo necesitáis. Creía en la presencia eucarística, en Cristo pan de vida, pues  cuando lo veían celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, decían que no se podría encontrar una figura que expresase mejor la adoración…contemplaba la hostia con amor”. Les decía: “todas las obras buenas juntas no son comparables al Sacrificio de la Misa, porque son obras de hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios”. Que podamos vivir cada día un mejor encuentro con Cristo Pan de Vida para que seamos luz que brille e ilumine el mundo de los hombres entre los cuales nos encontramos nosotros. Es lo que les deseo a todos mis lectores