Solemnidad de la Santísima Trinidad, Ciclo C

Juan 16, 12-15

Autor: Padre Carmén Mele O.P

 

 

Oye el timbre. Cuando va a la puerta, dos personas están en el porche. Cada una lleva la Biblia en mano. Piden unos minutos de su tiempo. Le preguntan, “¿Usted es salvado?” Contesta, “Soy católico.” Entonces siguen cuestionándole, “¿Por qué ustedes católicos dan culto a imágenes?” Responde, “No damos culto a ninguna imagen. Los retratos y las estatuas solamente nos recuerdan de los santos en cielo. Damos culto sólo a Dios.”

Tal vez en veinte años la visita sea diferente. Los visitantes en su puerta no estarán llevando la Biblia sino el Corán. No le preguntan acerca del culto de imágenes sino acerca de múltiples dioses. Querrán saber si no es la verdad que nosotros cristianos reconozcamos ambos a Jesucristo y al Padre como Dios. Entonces, dirán que no tenemos a un solo Dios sino a dos dioses. ¿Cómo deberíamos contestarlos?

La cuestión no es nueva. Desde el principio otras religiones monoteistitas nos han preguntado, “¿Cómo puede ser un Dios si ven tanto al Hijo como el Padre como Dios?” Realmente el asunto es más complicado todavía desde que reconozcamos también el Espíritu Santo como Dios. Tenemos la fiesta de la Santísima Trinidad hoy para meditar sobre esta base de fe.

No podemos comprender la Santísima Trinidad. Es misterio. Sin embargo, podemos decir algunas cosas sobre ella. Primero, lo que la Trinidad no es. La Trinidad no es como tres miembros de la misma familia – un padre y dos hijos. No, las tres personas de la Santísima Trinidad tienen una unidad mucho más íntima que los miembros de una familia. Tampoco la Trinidad es como los lados de un triángulo. No, las tres personas son más distintas que diferentes aspectos de una sola cosa. San Agustín comparaba la Trinidad con los procesos de la mente: el Padre es como la mente recordando a Dios; el Hijo es como la mente sabiendo a Dios; y el Espíritu Santo es como la mente amando a Dios.

Tal vez la comparación de San Agustín nos ayude entender a Dios mejor. Sin embargo, falla a explicarlo adecuadamente. Lo importante para nosotros cristianos es que siempre conservemos tres creencias básicas. Querremos decirlas a los que toquen nuestra puerta. 1) Dios Padre planeó en el amor a hacernos Sus hijos desde el principio; 2) en tiempo Dios nos ha revelado el plan de amor por Su Hijo unigénito a quien nos conformemos; y 3) Dios nos realiza el plan en Su Espíritu Santo. La Santísima Trinidad es Dios expresándose Su naturaleza de amor a nosotros.