Solemnidad de Pentecostés, Ciclo C

Juan 20, 19-23

Autor: Padre Carmén Mele O.P

 

 

El mundo es un lugar peligroso,” dijo el hombre al joven. ¿Es la verdad? En el mundo – eso es, toda la tierra menos la casa y, tal vez, la parroquia -- sacamos una vivir adecuado. Si pasáramos toda la vida con nuestros padres, no tendríamos ni asociados, ni trabajos, ni nuestras propias familias. Sin embargo, encontramos trampas en el mundo. Ladrones nos robarán la plata. Pornógrafos nos sacarán la inocencia. Embusteros nos quitarán la verdad.

Por eso, nos hace falta un guía para acompañarnos por el mundo. En la niñez, los padres nos sirven como protectores. En la juventud, los maestros nos indican la vía. Y sobre todo, a través de toda la trayectoria existe un acompañante que nos aconseja. En el evangelio hoy, Jesús nombra esta ayuda. Es el Espíritu Santo.

El Evangelio según San Juan a menudo utiliza la palabra “paráclito” para denotar el Espíritu Santo. En primer lugar, el término significa “el que está al lado,” particularmente el que asiste al otro en el tribunal legal. El Espíritu Santo no sirve como abogado sino como el fiscal que acusa al mundo de maldad. Nos indica el crimen del aborto y el daño de mentiras que supuestamente “no perturban la paz del otro.”

También, el Evangelio de Juan nos dice que el paráclito nos viene como consolador. Él sustituye a Jesús que ya está con el Padre. Como consolador el Espíritu Santo nos enseña cómo distinguir la sabiduría de Dios de los señuelos del mundo. Por ejemplo, con el Espíritu Consolador la Iglesia determina el uso apropiado de imágenes del abuso idolatro.

En este mismo Evangelio según San Juan Jesús dice que es mejor que se vaya él para que nos mande al Espíritu Santo. Nos parece extraño. ¿Qué podría ser más valioso que tener al Señor Jesús en medio de nosotros? Sin embargo, es la verdad. Con su Espíritu Santo operando invisiblemente a nuestro lado, todos los hijos de Dios en todas partes no tenemos que caber el miedo. Podemos salir al mundo para vivir sin entramparnos por sus señuelos.