V Domingo de Cuaresma, Ciclo B

Juan 12:20-33

Autor: Padre Carmén Mele O.P

 

 

(Jeremías 31:31-34; Hebreos 5:7-9; John 12:20-33)

Ningún evento en la historia contemporánea define el bien y el mal más que el holocausto de los judíos por los Nazis. Cada uno tiene que enfrentar la evidencia de esta atrocidad. Si uno la niega, la defiende, o le imita las tácticas, se le acusa a él con justicia como malévolo.

El Evangelio según San Juan hace un reclamo similar acerca de la crucifixión de Jesús. Muestra a Jesús como el Hijo de Dios que viene al mundo para salvarlo del pecado. No obstante, en su relato, una conjuración hecha del mal, los celos, y la estupidez surge para tener a Jesús ejecutado. El evangelio llama a todos para hacer una decisión acerca esta injusticia. Si uno confiese la complicidad y se arrepiente del pecado, se salva. Pero si considera su involucramiento como de no significancia, se pierde.

El pasaje del evangelio hoy muestra a Jesús profetizando que el momento del juicio ha llegado. Dice que cuando sea levantado de la tierra, él va a traer a todos hacía sí mismo. En el Calvario los judíos, los romanos, aún su madre y su discípulo amado se congregarán alrededor de Jesús. Entonces cada uno tiene que decidirse. ¿Conoce su participación en el crimen y se arrepiente de ella? Por haber escuchado este relato nosotros también estamos allí. Nosotros también tenemos que decidir.